Un día después de reprochar a EE.UU. un ensayo con un cohete de medio alcance.
A la espera de hallar una respuesta «simétrica» a la
prueba realizada por EE.UU. el pasado 18 de agosto en California de un misil de
alcance medio prohibido por el recién abandonado Tratado de Fuerzas Nucleares
Intermedias (INF según sus siglas en inglés), Rusia efectuó ayer por la mañana
un ensayo con dos misiles balísticos de largo alcance. No es exactamente la
respuesta con la que amenazó el viernes a los americanos el presidente Vladímir
Putin, pero sí contribuye a echar más leña al fuego de la confrontación.
De acuerdo con las informaciones facilitadas por el
Ministerio de Defensa ruso, los submarinos atómicos «Tula» y «Yuri Dolgoruki»
dispararon ayer sendos misiles intercontinentales, RSM-54 «Sineva» (Skiff
SSN-23 según la clasificación de la OTAN) y R-30»Bulava» (SS-NX-30 en la
nomenclatura de la Alianza) respectivamente, desde el mar de Bárents y el
Océano Glacial Ártico. Ambos cohetes, capaces de portar hasta 10 cabezas
nucleares y con alcances en torno a los 8.000 kilómetros, destruyeron con éxito
sus objetivos, el primero en el polígono de Chizha, en la región rusa de
Arjánguelsk, y el segundo en Kurá, en la remota península de Kamchatka.
Los misiles estratégicos o de largo alcance están
sometidos a ensayos casi permanentes en Rusia. Cada año se efectúan de cinco a
diez lanzamientos, bien desde submarinos, como ayer, desde aviones o desde
lanzaderas emplazadas en tierra. En octubre de 2017, Putin asistió al centro de
mando de las pruebas de cuatro misiles y apretó el botón de disparo.
Un cohete balístico de emplazamiento terrestre, «Tópol»,
fue lanzado entonces desde el cosmódromo de Plesetsk, situado en el noroeste de
Rusia, e impactó en el polígono de Kurá. Otros dos misiles fueron disparados
desde un submarino situado en el mar de Ojotsk y alcanzaron sus blancos en el
polígono de Chizha. El cuarto cohete intercontinental lo lanzó un submarino
desde aguas del mar de Bárents contra un objetivo situado en el polígono de
Kurá.
Durante una reunión con los miembros de su Consejo de
Seguridad, Putin arremetió el viernes contra Washington por la prueba efectuada
con un misil de crucero el 18 de agosto en California, 16 días después de que
dejase de existir el INF. El máximo dirigente ruso ordenó la «preparación de
una respuesta simétrica» y un análisis del nivel de amenaza que para Rusia
suponen estas acciones de EEUU tras abandonar el INF.
Temor de Putin
Putin expresó el temor de que, bajo el pretexto de
desplegar elementos del escudo antimisiles en Polonia y Rumanía, los americanos
emplacen cohetes ofensivos de alcance suficiente para atacar Rusia. Al jefe del
Kremlin no le ha gustado que en el ensayo del misil de crucero estadounidense
se utilizara una rampa de lanzamiento vertical MK-41, las mismas que en Polonia
y Rumanía se emplearán para los cohetes interceptores que forman parte del
«paraguas» antimisiles que EE.UU. está instalando.