Nasrala había advertido con una represalia por el último ataque israelí en Libano y Siria contra efectivos de Hizbulá y la Fuerza Quds iraní.
Poco después de las cuatro de la tarde de este domingo,
la calma de la pastoral zona de Avivim, en el norte de Israel, fue rota por el
impacto de varios misiles disparados desde el sur del Líbano contra tropas
israelíes.
Como respuesta inmediata al ataque del grupo chií
Hizbulá, el ejército israelí atacó varias posiciones en la zona de Maroun al
Ras en el sur del Líbano y ordenó la apertura de los refugios de las
localidades israelíes situadas a cuatro kilómetros de la frontera ante la
posibilidad de una escalada entre dos enemigos que mantuvieron su última guerra
en el 2006.
Al anochecer se volvía a imponer una tensa calma por tres
motivos: Primero, porque las dos partes se podían mostrar satisfechos (Hizbulá
puede presumir de haber cumplido parcialmente su promesa de represalia e Israel
puede decir que no tuvo bajas y que reaccionó con decenas de proyectiles). En
segundo lugar, porque ni Hizbulá ni Israel está interesados ahora en una
guerra. Por último, la mediación de países y organismos que mantienen línea
directa con Israel y el Líbano.
"Un número de misiles antitanques han sido
disparados desde el Líbano contra una base y vehículos militares. Se ha
confirmado el impacto de algunos objetivos", ha informado el ejército en
un comunicado mientras Hizbulá indicaba que uno de sus misiles de tipo Kornet
destruyó un jeep militar israelí provocando bajas.El ejército, sin embargo,
niega que causara muertos o heridos en sus filas. "Hizbulá no ha logrado
su objetivo de matar a soldados", señaló el portavoz Ronen Manelis revelando
que en la represalia atacaron el comando que disparó el misil.
Según medios locales que lo definen como parte de la
guerra psicológica, el ejército israelí simuló una evacuación de
"heridos" al hospital de Haifa con el uso de un helicóptero para dar
a entender a los efectivos de Hizbulá en el terreno que su ataque provocó
bajas. De ahi, que Hizbulá insistiera que su misil contra el blindado israelí
provocó varios muertos y heridos y que el ejército tardara tanto tiempo en
anunciar si hubo bajas. En Israel, temen que Hizbulá y la Guardia
Revolucionaria no han dicho la última palabra.
El ataque del movimiento proiraní contra Israel no ha
sorprendido a nadie en la zona dado que hace exactamente una semana su líder
Hassan Nasrala prometió una respuesta a la muerte de dos efectivos armados
libaneses en Siria y el envío de dos drones al feudo de Hizbulá (uno se
estrelló y otro explotó) sin provocar heridos en Beirut.
Israel confirmó el primer ataque señalando que el
objetivo era una instalación de la Fuerza Quds iraní bajo el argumento que iban
a realizar un atentado con drones explosivos contra civiles y soldados en el
norte israelí. Sobre el segundo y más misterioso incidente en la capital
libanesa, las autoridades israelíes no confirmaron ni desmintieron la denuncia de
Hizbulá y del Gobierno libanés aunque según diversas fuentes citadas por varios
medios locales e internacionales, el dron israelí podría haber alcanzado un
dispositivo vital en el plan de misiles guiados de precisión de Hizbulá e Irán.
"¡Esperad! Un día, dos días, tres, cuatro....,
esperad que llegará (el ataque)", había avisado Nasrala a los soldados
israelíes en su discurso del pasado 25 de agosto horas después de lo que
definió como "primer ataque" de Israel desde el final de la guerra a
mediados de agosto del 2006. Este sábado, el veterano líder de Hizbulá reiteró
su amenaza: "Definitivamente, hemos decidido responder y puede llegar
desde cualquier punto del Líbano. Hay un consenso nacional para condenar lo
sucedido y consideramos que se trata de una agresión contra el Líbano".
Una semana después, Hizbulá afirma "haber cumplido
la palabra de Nasrala". Desde los medios afines al grupo, se elogia la
respuesta (varios misiles antitanque contra objetivos militares) desoyendo los
avisos previos israelíes. El grupo libanés, cuyo 70% del presupuesto procede de
Irán, avisó que a partir de ahora intentará derribar drones israelíes que
suelen ingresar con frecuencia en el espacio aéreo para misiones de espionaje.
En la Inteligencia militar israelí, la pregunta en los
últimos días no era si la milicia actuaría contra Israel sino cuándo y dónde.
Por eso, sus baterías antiaéreas estaban en máxima alerta mientras sus soldados
recibieron consignas de "no exponerse" en sus patrullas de vigilancia
cerca de la frontera ante el temor del ataque desde el sur del Líbano.
Hace unos días, el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, avisó al Gobierno de Beirut con atenerse a las consecuencias
"si permite que el grupo terrorista nos ataque desde su territorio".
"Escuché las palabras de Nasralá y le aconsejo que
se calme. Él sabe muy bien que el Estado de Israel sabe defenderse muy
bien", advirtió Netanyahu que habló sobre la tensa situación con el
secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
"El Gobierno libanés no ha hecho nada para evitar
que Hizbulá e Irán lleven a cabo su plan de misiles guiados de precisión.
Nasrala demuestra una vez que lo que le importa es su patrón iraní y no los
ciudadanos libaneses a los que pone en peligro", afirmaba esta semana el
portavoz militar Jonathan Conricus a EL MUNDO añadiendo que "el comando
terrorista atacado por la Fuerza Aérea en Aqrabeh (Siria) no era de Hizbulá
sino de la Fuerza Quds de Qassem Soleimani".
Irán negó que su unidad perteneciente a la Guardia
Revolucionaria intentara realizar un ataque señalando que fue un "pretexto
de la entidad sionista para una nueva agresión contra Siria".
El primer ministro libanés, Saad Hariri, que denunció los
drones israelíes de hace ocho días como "una grave violación más de la
soberanía del Líbano", ha hecho este domingo un llamamiento a Estados
Unidos y Francia para que el intercambio de golpes no acabe en un
enfrentamiento a gran escala.
El tercer actor internacional que intenta mediar entre
las partes para rebajar las llamas es la ONU. Cabe recordar que más de sus
10.500 efectivos de FINUL (Fuerza Interina de la ONU para el Líbano), entre
ellos alrededor de 600 militares españoles, se encuentran en la zona
fronteriza. "FINUL está siguiendo los lanzamientos de proyectiles sobre la
Línea Azul. El comandante en jefe de la FINUL y jefe de la Misión, el general
Stefano De Col, está en contacto con las partes y pide máxima contención y el
cese de todas las actividades", comunicó el oficial que dialogó con sus
homólogos de Israel y el Líbano.
Guerra en la sombra ente Israel e Irán.
Los acontecimientos del último mes han sacado de la
sombra la guerra entre Israel e Irán que apoya al régimen de Bashar Asad y
posee milicias en Líbano, Siria e Iraq. Un duelo en el que se atribuye a Israel
centenares de ataques contra arsenal iraní en Siria desde el 2014 (en medio de
la caótica guerra interna) con el objetivo declarado de "evitar el
afianzamiento militar iraní en Siria y el envío de armamento sofisticado a
Hizbulá en el Líbano". Según fuentes estadounidenses citadas por el diario
New York Times, Israel está detrás de algunos de los recientes ataques contra
milicias proiraníes 'Hashid Shaabi' en territorio iraquí.
Durante la ceremonia de la apertura de una oficina
comercial con status diplomático de Honduras en Jerusalén, Netanyahu ha
afirmado que su ejército respondió con un centenar de obuses a los misiles de
Hizbulá. "He dado la orden de estar preparados ante cualquier
escenario", ha declarado.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina (17 de
septiembre) y si no hay sorpresas de última hora, la forma y fondo de la
reacción de Netanyahu invita a pensar que lo ocurrido este domingo no acabará
en una escalada bélica en los próximos días.