Ciudad de Guatemala: La política, que obtuvo casi el 42% de los votos en los últimos comicios presidenciales, deberá responder a señalamientos de financiamiento electoral no reportado y asociación ilícita.
Con las primeras luces del día y en cumplimiento de una
orden de captura en su contra librada el viernes pasado por la jueza Claudette
Domínguez, titular del Juzgado A de Mayor Riesgo, la excandidata a la
presidencia de Guatemala, Sandra Torres Casanova, de 63 años, fue detenida la
mañana de este lunes en su residencia de una zona exclusiva de esta capital.
Sobre ella pesan señalamientos de financiamiento electoral no reportado y
asociación ilícita, delitos por los que su partido político, la Unidad Nacional
de la Esperanza (UNE) podría ser cancelado.
Tras notificarle a Torres de los delitos por los que fue
capturada, la jueza Claudette Domínguez, fijó el viernes como la fecha de la
audiencia oral de primera declaración para la acusada. En tanto, Torres
guardará prisión provisional en el Mariscal Zavala, el cuartel-cárcel VIP donde
son resguardados los políticos sentenciados por delitos relacionados con la
corrupción. En un último intento por evitar su encarcelamiento, los abogados de
la política elevaron acciones legales que ya han sido rechazadas por la
juzgadora, por lo que todo indica que Torres dormirá en prisión esta noche.
En las elecciones generales de junio, la UNE logró 52
diputados, el grupo mayoritario en un Congreso (legislativo, unicameral) de 160
escaños. Y en la segunda vuelta de las presidenciales, ya en agosto, Torres
obtuvo casi el 42% de los sufragios frente al 58% de su rival y, a la postre,
presidente electo, Alejandro Giammattei.
Torres abandonó su residencia bajo una importante
custodia policial, que impidió a los periodistas acercarse a la excandidata
para lograr algún comentario, precaución inútil dado el hermetismo de Torres
que se limitó a decir “es un acto de persecución política”, mientras que en un
comunicado de su partido se señala su detención y traslado a los tribunales
como desproporcionada. “rechazamos esa medida innecesaria y desproporcionada”,
se lee en el tuit de la página oficial de la UNE.
Nada más llegar a la sede de los tribunales, Torres fue
llevada a la zona donde la policía realiza el fichaje de los encartados,
mientras fue visible la llegada de sanitarios para evaluar el estado de salud
de la detenida. La hospitalización, para evitar el encarcelamiento, ha sido un
recurso manido de varios arrestados en el país centroamericano.
Una fuente del organismo judicial informó de que para
este lunes solo se tiene programada una audiencia para notificar a la política
de las razones por las que se libró la orden de captura en su contra y deberá
esperar, en un centro de detención todavía no establecido, a que se fije una
fecha para escuchar su primera declaración.
Poder ilimitado
Durante la presidencia de su exmarido, Álvaro Colom
(2008-2012), Sandra Torres ejerció un poder ilimitado, hasta el punto de
manejar virtualmente el poder. “Incidía en que se despidiera a funcionarios sin
contemplaciones, en ocasiones justificadamente y en otras basándose en un torpe
criterio de fidelidad política”, escribe el exministro de Economía de la época,
Juan Alberto Fuentes Knight, en su libro Rendición de cuentas.
Desde su posición de privilegio –“el presidente, el
vicepresidente y la primera dama presidían la sesión”, cuenta Fuentes en el
libro citado–, Torres aprovechó para implementar ‘programas sociales’ con el
propósito nada disimulado de formar una sólida base de votantes para su futura
candidatura, basada en ayudas económicas y en alimentos para grandes sectores
desfavorecidos. Aunque logró una base importante de incondicionales, no le fue
suficiente. En las dos últimas elecciones llegó a disputar el balotaje, pero
fue derrotada por Jimmy Morales en las elecciones generales de 2015, y por
Alejando Giammattei en agosto pasado. El antivoto, conquistado por su carácter
autoritario y la sospecha de tener vínculos con regímenes izquierdistas como
Daniel Ortega, en Nicaragua, o Nicolás Maduro, en Venezuela, pesaron más en la
conservadora sociedad guatemalteca.
Queda pendiente la evolución del proceso en los
tribunales, extremo que despierta alguna desconfianza merced a la indudable
influencia de Sandra Torres en los poderes Legislativo y Judicial