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17/09/2019 | Opinion - ¿Se pueden fabricar los huracanes?

Benjamin F DeYurre

Actualmente la tecnología es tan avanzada que abarca todos los ámbitos que acontecen en el planeta. ¿Sería posible que el ser humano controlara fenómenos naturales como tornados, huracanes, maremotos y terremotos? Veamos.

 

En 1915 el famoso genio de origen serbio radicado en EEUU, Nikola Tesla, concedió una publicitada entrevista a The New York Times donde afirmó que al alterar la ionosfera, variando las frecuencias utilizadas en un tiempo determinado, se podrían obtener estos increíbles pero posibles resultados, entre otros: 1) generar terremotos, huracanes y tormentas; 2) afectar drásticamente el tiempo; 3) interferir con las ondas cerebrales de los seres humanos y animales.

A principios de los 90, la Defense Advanced Research Project Agency (DARPA), en conjunto con la Fuerza Aérea y la Marina de EEUU, así como también la Universidad de Alaska (UAF), desarrollaron un proyecto conocido como “Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia” (HAARP). El proyecto se instaló en un área remota de Alaska, donde se erigieron 180 antenas en fase con una altura de 21 metros, esparcidas en 13 hectáreas, equivalentes a 13 campos de football.

Aunque podría ser de carácter especulativo, teóricamente se conoce que los millones de ondas que generan estas antenas pueden ser apuntadas a diferentes partes de la atmósfera, “calentando” zonas elegidas de la ionosfera e irradiando emisiones a sus partes correspondientes en la tierra. Simplemente así, al crear zonas de baja presión, pueden darle ruta y dirección a tornados, huracanes y tormentas.

Realmente no es un secreto que el hombre desde hace décadas ha tratado de dominar el clima. Por ejemplo, en los 60 intentó “sembrar” nubes para provocar lluvias.

Un documental de History Channel comentó que existen armas electromagnéticas que al lanzar una cantidad masiva de energía a la ionosfera, terminan por producir un rayo más potente que un relámpago, que puede derribar a misiles enemigos, cegar a soldados en un campo de batalla y quemar la piel del cuerpo humano.

El periódico líder en Nueva Zelanda, The New Zealand Herald, reveló un documento desclasificado conocido como el Project Seal, donde se dá a conocer un experimento de guerra que se llevó a cabo en la costa de Auckland, en el cual se “fabricó” un maremoto, o sea un tsunami.

Ante tantas evidencias y comentarios sobre el tema, el ex gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, estando en ejercicio de su cargo, hizo una petición oficial para visitar las instalaciones de HAARP, la cual fue negada. Esto no hizo sino aumentar las especulaciones.

A todas estas, Patrick Roddie, un químico y activista de geoingeniería, afirma haber descubierto “pautas sospechosas” en la trayectoria de los huracanes. Roddie alertó sobre “elementos plumosos, bruma y patrones de ola”, los cuales son típicos en “las estelas de agentes químicos pulverizados”. Finalizó destacando que el origen dudoso de los huracanes debe estimular a la gente a “investigar el posible papel de la geoingeniería en ellos”.

Por su parte el Dr. Minoru Freund, físico y ex director en la NASA, admitió públicamente que existe relación entre ciertos terremotos y perturbaciones eléctricas en la ionosfera. A tal efecto, la BBC publicó: “La BBC entiende que los científicos observaron una perturbación enorme en la ionosfera antes del terremoto de China de magnitud 7.8, ocurrido el 12 de mayo de 2008”.

Con el transcurrir de los años, el gobierno de Estados Unidos vendió las instalaciones de HAARP a la Universidad de Alaska, quién con prontitud procedió a celebrar jornadas de puertas abiertas a partir del 27 de agosto de 2016, a fin de desmentir todos los rumores conspirativos que existían. Sin embargo, el mismo gobierno no se quedó de brazos cruzados, sino que se tecnificó aún más. En efecto, construyó una plataforma semisumergible llamada “la Plataforma Armamentista Tesla o SBX-1”. También conocida como la “Bola de Golf”, esta especie de radar ambulante se puede desplazar 4,000 km por mar alojando 45,000 módulos de transmisión/recepción. Es decir, ahora la SBX-1 sería un HAARP con movilidad.

Desde luego, en el desarrollo de estas “armas meteorológicas” también intervienen otros países con proyectos similares. El ruso se conoce como proyecto “SURA”, el chino como “MERIDIAN” y el nórdico como “EISCAT”.

Si llegase a ser verdad la teoría sobre los desastres dirigidos, habría que preguntarse cuál sería la finalidad. Se sabe que después de una guerra viene un proceso de reconstrucción que estimula todas las variables económicas. ¿Acaso esta es la razón para deteriorar ciertas áreas? Y los fallecidos, ¿Serían daños colaterales?

En todo caso, el progreso tecnológico es tan amplio que sería ilógico negar su participación en el plano militar. Y sin duda, el clima y los fenómenos naturales serían unos aliados formidables para cualquier ejército.

***Economista y periodista. Twitter: @DeYURRE.

Miami Herald (Estados Unidos)

 



 
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