Los servicios de inteligencia de Estados Unidos acusan a Teherán del ataque a las refinerías saudíes.
Ni los rebeldes proiraníes de Yemen, que lo han
reivindicado, ni las milicias chiítas en Irak de las que primero se sospechó.
El devastador ataque al corazón de la industria petrolera de Arabia Saudí,
perpetrado el sábado, se lanzó desde Irán, según los servicios de inteligencia
de Estados Unidos, que ya han transmitido sus conclusiones a Arabia Saudí,
publicaron ayer varios medios estadounidenses.
“Eso es lo que parece realmente ahora mismo. En cuanto lo
sepamos definitivamente lo comunicaremos”, dijo ayer el presidente Donald
Trump, preguntado por estas informaciones. La tensión aumenta mientras
Washington y Riad valoran una respuesta conjunta a la operación, que afectó a
las dos principales refinerías saudíes y ha provocado la mayor subida de los
precios del petróleo desde 1991. El repunte se ha visto aliviado por la
decisión de EE.UU. y otros países de liberar parte de sus reservas.
Investigación: El ataque se lanzó desde Irán, según los
servicios de inteligencia de EE.UU.
“Tenemos razones para creer que sabemos quién es el culpable
[del ataque] y estamos listos y cargados” para responder y ayudar a nuestros
aliados, tuiteó Trump el domingo por la noche utilizando una expresión que en
los ambientes militares se usa para decir que un arma está cargada. “Estamos a
la espera de unas verificaciones” y de hablar con Riad para ver “quién -creen
ellos que es el responsable” y decidir así “cómo vamos a proceder”, aseguró
tras una reunión del Consejo de Seguridad Nacional.
Sin embargo, el lunes por la tarde, Trump aflojó el tono
y aseguró que no quiere ir a la guerra con Irán, aunque advirtió de que Estados
Unidos está “mejor preparado” en caso de que surja un conflicto entre ambos
países. ”No quiero guerra con nadie (...) Ciertamente nos gustaría evitarlo”,
dijo Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca.
En caso de producirse un conflicto, el mandatario
consideró que Estados Unidos está “mejor preparado” que Irán, ya que tiene “los
mejores sistemas armamentísticos del mundo”, y repasó el actual arsenal militar
estadounidense, del que destacó varios tipos de misiles, tanques y aviones.
”Tenemos un nivel muy alto de munición. Estábamos a un nivel muy bajo cuando
llegué”, presumió.
La sofisticación del ataque, que golpeó 19 objetivos, fue
uno de los motivos que llevaron a cuestionar desde el primer momento la
reivindicación realizada por las milicias hutíes de Yemen. Además de una decena
de drones, se lanzaron varios misiles de crucero, según los servicios de
inteligencia estadounidenses, que no creen capaces a los rebeldes yemeníes de
organizar una operación de tal amplitud y precisión. La dirección del ataque
también indica que no llegó del sur sino del norte, bien de Irak o de Irán.
EE.UU. ha difundido una fotografía tomada por satélite en la que, según The New
York Times, se basaría en gran medida su teoría de que la lluvia de proyectiles
se lanzó desde el norte o el noroeste. El primer ministro de Irak, Adil
Abdul-Mahdi, garantizó ayer al Gobierno estadounidense que el misterioso ataque
no se había lanzado desde su territorio, donde operan varias milicias chiíes
respaldadas por Irán.
Responsabilidades: Riad calla, pero la coalición militar
árabe dice que se usaron “armas iraníes”
El Reino del Desierto no ha hecho públicas por el momento
las conclusiones de su investigación, pero la coalición militar de estados
árabes ha dicho que sus pesquisas indican que se utilizaron “armas iraníes”.
“La investigación continúa y todos los indicios apuntan a que las armas usadas
en ambos ataques procedían de Irán”, aunque -todavía no tienen claro desde
dónde se lanzaron, dijo ayer el portavoz de la coalición liderada por Riad que
apoya al Gobierno yemení, el coronel Turki al Malk.
El secretario de Estado, Mike Pompeo sí ha señalado
directamente a Irán, ya durante el fin de semana. “Pedimos a todos los países
que condenen de forma pública e inequívoca los ataques de Irán”, reclamó. “Tras
el fracaso de la máxima presión, el secretario Pompeo da un giro hacia la de
máximo engaño”, respondió por Twitter el ministro iraní de Exteriores, Mohammad
Javad Zarif, que achacó la supuesta maniobra a un intento de tapar “el
desastre” de Yemen.
Las amenazas de agresión vuelan en ambos sentidos. El
responsable de las fuerzas aéreas de la Guardia Revolucionaria ha advertido que
están preparados para responder si Washington les ataca. Sus posibles
objetivos, las bases aéreas estadounidenses en Qatar y los Emiratos Árabes
Unidos, así como los buques desplazados en el golfo Pérsico y el mar de Arabia.
“Estén donde estén, sólo hace falta una chispa y atacaremos sus barcos, sus
bases, sus tropas”, advierte el general de brigada Hajizadeh en un vídeo
distribuido el domingo con subtítulos en inglés.
Un senador republicano propone atacar refinerías de
petróleo en Irán
En Washington, el senador republicano Lindsey Graham ha
abogado por dar una lección a Irán atacando su industria petrolera. “Irán nunca
dejará de portarse mal hasta que no haya consecuencias de verdad, como por
ejemplo un ataque a sus refinerías, lo que quebraría la espina dorsal del
régimen”, argumentó Lindsey Graham, confidente habitual del presidente
estadounidense.Ayer, Trump osciló entre las declaraciones amenazantes (“Fue un
ataque enorme y si quisiéramos podríamos responder con uno aún mayor”) y tranquilizadores
(“no quiero ir a la guerra con nadie”).
La estrategia de máxima presión aplicada por Washington a
Teherán desde que, en mayo del año pasado, abandonó el acuerdo nuclear
negociado en tiempos de Barack Obama por las principales potencias mundiales
deja a la Casa Blanca con escasas herramientas a su disposición para responder
al ataque a los intereses petroleros de Riad. Las sanciones financieras y
diplomáticas se han llevado al máximo, su industria petrolera está asfixiada y
las potencias europeas siguen siendo muy reacias a abandonar el diálogo con
Teherán para sumarse a la estrategia de presión de Washington, como se ha visto
en la lenta y limitada respuesta al llamamiento de Pompeo. El ataque, sin
embargo, hace mucho más difícil cualquier amago de solución diplomática,
incluidos los planes de Francia de suavizar las sanciones o el intento de que
Trump y el presidente iraní, Hasan Ruhani, se reúnan la próxima semana durante
la Asamblea General de Naciones Unidas.
Los demócratas, por su parte, han advertido a Trump
contra la perspectiva de enzarzar a su país en un nuevo conflicto en Oriente
Próximo. “No importa desde donde se lanzó el ataque, no hay ningún beneficio ni
a corto ni largo plazo en que EE.UU. se implique en el creciente pulso regional
entre los saudíes y los iraníes”, advirtió el senador Chris Murphy, que criticó
la “escalada unilateral ciega” y sin salida posible impulsada por Trump, así
como su incapacidad para construir un consenso internacional sobre cómo actuar
con Teherán. “Estados Unidos nunca debería ir a la guerra para proteger el
petróleo saudí”, sentenció en un escueto tuit el senador Tim Kaine. Desde las
filas republicanas también se ha oído alguna objeción a una posible implicación
militar sobre el terreno por parte de EE.UU. “Sería un grave error”, sostiene
el senador Mitt Romney, que ha recordado que EE.UU. no ha dejado de vender
armas a Arabia Saudí y el país “debería ser capaz de defenderse solo”.
Los tajantes desmentidos emitidos desde Teherán no han
calado en Trump, que ayer recordó que el Gobierno iraní nunca renunció a su
“gran mentira” de que el dron estadounidense que derribaron en junio sobre el
estrecho de Ormuz había entrado en su espacio aéreo. “Ahora dicen que no tienen
nada que ver con el ataque a Arabia Saudí, ya lo veremos”, tuiteó. Fue a raíz
de ese incidente que el presidente norteamericano autorizó un ataque militar a
Irán que finalmente abortó en el último minuto.