Un sábado cualquiera, mientras se preparaban los carros alegóricos con pipas antihuachicol para desfilar, un pequeño grupo rebelde del desgarrado Yemen vino a recordar que la interacción de México con el mundo no se limita a tener feliz, feliz, feliz a Donald Trump.
El 14 de septiembre, un ataque sorpresivo con drones
contra instalaciones de Aramco, la mayor empresa petrolera del mundo, en Arabia
Saudita, sacó del puente patrio a los responsables de la Secretaría de
Hacienda, que tuvieron que ponerse a hacer números de cómo afectará a las
finanzas públicas de México.
De golpe, se derrumbó 5% de la producción total de
petróleo del planeta. Para el lunes, los precios de los crudos de referencia,
el West Texas y el Brent, dieron un brinco de entre 15 y 20 por ciento.
Los rebeldes hutíes, que reciben apoyo de Irán en su
lucha contra la dominación saudita, se adjudicaron el atentado. Donald Trump se
apresuró a culpar a Irán y elevó la retórica amenazante que había ya empleado
semanas atrás por los incidentes con buques británicos en el estrecho de Ormuz.
Las llamas parecían asomarse.
Ya para el martes se movían las fuerzas reales: Aramco
anunció que había restablecido 50% de su capacidad y que en semanas regresará a
la normalidad. Estados Unidos informó que pondría disponibles sus reservas de
crudo, las más altas de todas las naciones, para mantener la estabilidad en el
mercado.
Las principales bolsas del mundo volvieron a la calma
pero los precios no regresaron a donde estaban antes del ataque. La posibilidad
de un conflicto mayor en Medio Oriente indicaría que por ahora seguirá el
nerviosismo.
Para México esto constituye una noticia buena y una mala.
La buena es que al subir el precio del crudo, aumentarán los ingresos
petroleros de Pemex por las ventas de crudo de exportación. La mala es que van
a subir los precios internacionales de la gasolina y el diésel, y como la
promesa del presidente AMLO es que no suban los precios al público de los
combustibles (hasta spot hay sobre eso), tendrán que destinarse más recursos a
subsidiar a los automovilistas mexicanos... o romper la promesa presidencial.
El Gobierno, los legisladores que aprobarán la Ley de
Ingresos para 2020 y los diputados que deberán aprobar el Presupuesto tienen
que arrastrar el lápiz en los próximos días y estar muy atentos a los
acontecimientos en el mundo.
No vaya a ser que un grupo insurgente yemenita al que
nadie estaba tomando en cuenta les descuadre las cifras y terminen de tumbar la
poca confianza en los planes económicos del Gobierno mexicano. Aquí no hay
margen para tener “otros datos”. Lo que sí hay es una lección de por qué México
no puede aislarse del resto del mundo.
***Carlos Loret de Mola estudio en el ITAM, la carrera de
Economía. Estuvo en Acir, en Imer con Rocha, luego en Radio 13, después en W
Radio y ahora también en Televisa. Nació en Mérida, Yucatán, México. Es
licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México(ITAM).
Es conductor del informativo matutino Primero Noticias (1:N) en el canal 2 de
Televisa, y del noticiero vespertino “ Hoy por Hoy” en W Radio. Ha sido
corresponsal de guerra en Afganistán y Haití. En Indonesia cubrió los desastres
que ocasionó el Tsunami. Es autor del libro “ El Negocio . La economía de
México atrapada por el narcotráfico” y coautor de “ Bitácora de Guerra”. Carlos
Loret de Mola trabajaba con Ricardo Rocha como reportero y un día lo llamó Luis
Vázquez, quien es el Productor General de Noticieros de Televisa, y le dijo que
si quería hacer un casting porque estaban por iniciar un nuevo proyecto de
noticieros para Canal 4 y buscaban un conductor. Hizo el casting y antes de que
llegara a su casa ya le habían hablado para decirle que lo habían seleccionado.
Cuando lo contrataron, Leopoldo Gómez, Vicepresidente de Noticieros, le dijo
que tenía total libertad para elegir los contenidos del noticiero. 2004 Carlos
Loret de Mola es desde el 11 de octubre el titular del noticiero matutino del
Canal de las Estrellas, Primero Noticias. Su trayectoria profesional ha sido
reconocida con el Premio Nacional de Periodismo 2005 y con una Mención Especial
en el Premio Nacional de Periodismo 2001; el Premio del Certamen Nacional de
Periodismo durante 2002, 2003 y 2004; el Premio de la Asociación Nacional de
Locutores en 2002 y 2003, el Primer Premio Parlamentario de Periodismo en 1998,
entre varios otros. 2007 Carlos Loret de Mola viaja a Tabasco para dar
cobertura personalmente a la tragedia de las inundaciones en esa región de
México. Una semana después de haber terminado su programa en W Radio (del grupo
Radiópolis), el periodista Carlos Loret de Mola debutó con una nueva emisión en
Radio Fórmula, con el programa Contraportada.