Luego de casi cuatro años de gestión absurdamente ineficiente y casi como corolario grotesco, surgió un agosto deprimente. La economía se sostenía como un inestable castillo de naipes, pero el gobierno rechazó cualquier autocrítica, atribuyendo insólitamente la hecatombe final a la preocupación de los “mercados” por la expectativa de que Alberto Fernández triunfe en octubre.
Mientras, recrudece la inflación, que estimamos en 12/15%
para el bimestre agosto/setiembre y si es así, el 60% para 2019 (el REM
pronosticó recientemente 55%).
La industria y la construcción caen en julio el 1,9% y
1,7% respectivamente (8,4% y 8,3% de caída en 2019, según INDEC). La producción
de automóviles apenas igualará la de 2005. El reducido nivel de consumo
acrecienta el desempleo, la pobreza y el persistente cierre de empresas. El
dólar se incrementó casi 40% en agosto, la caída de reservas alcanzó un récord
de us$ 13.800 millones, la tasa de Leliq superó el 83% (128% efectiva anual).
Las cotizaciones de las acciones de las principales empresas cayeron este
martes 03 a niveles mínimos, presagiando tentadoras utilidades para quienes
inviertan ahora, si accede un gobierno que privilegie el crecimiento.
Desde luego, existieron críticas de la nefasta política
fiscal y monetaria a lo largo de estos años. La diáfana política de Los Andes,
presentando enfoques desde diversos ángulos, en temas importantes, permitió a
sus lectores acceder a diferentes puntos de vista y opiniones sobre la realidad
económica. Ello, a diferencia de buena parte de los medios gráficos y
televisivos del país, que exhiben un impresionante maniqueísmo, tanto
seleccionando sus noticias como en la admisión de colaboraciones, en función de
determinadas posiciones
De esta manera, en “Política monetaria: ¿creando una
tormenta perfecta?” (Los Andes, 11/07/2017), analizábamos las repercusiones
perjudiciales que preveíamos tendría la política monetaria. En “¿Hablan
economistas? ¡Cuidado!” (LA, 13/08/2017) tratamos de desmentir el reiterado
argumento de que “no hay otro camino” y de una única política económica viable.
En “Políticas económicas: pautas para entender lo que pasó y lo que pasará”
(LA, 14/11/2017), analizamos las políticas vinculadas con el neoliberalismo,
los resultados de aplicaciones en otros países y las perspectivas en nuestro
país, que se cumplieron como una trágica hoja de ruta. Volvimos a alertar sobre
la inminencia de la caída de la financiación externa y el cumplimiento de la
predicción de las corridas contra el dólar en “¿Se cierne la tormenta?” (LA
10/05/2018) y nos asombramos de la obcecación en mantener políticas monetarias
y fiscales en “Fundamentalismo ideológico en curso” (LA 22/07/2018). Analizamos
las repercusiones para los jubilados del cambio de la ley de movilidad
previsional: “Jubilados: ¿otra vez el pato de la boda?” (LA, 27/11/2017) y la
insólita política tarifaria: “Precios del gas: ¿Tiempo de desandar absurdos?”
(LA 23/08/2018), y “Precio del gas en boca de pozo: ¿génesis del embrollo? (LA
25/09/2018). En “Políticas MACRI – FMI: ¿Puede 2019 ser aún peor?” (LA,
12/03/19), presagiábamos un inminente agravamiento. Tratamos de esclarecer
perjudiciales eslóganes que dificultan una comprensión racional por parte de la
población en “Elecciones 2019: ¿tiempo de desmitificar eslóganes?” (LA,
02/05/19).
Finalmente nos preguntábamos si solo quedaría de este
2019 un magro resultado en “Economía 2019: ¿Sólo el consuelo del rebote del
gato muerto?” (LA, 23/08/2019).
1.Anuncios del domingo 01/09: Se restableció un
imprescindible control de cambios. Nuestro país no genera (a través de las
exportaciones, las inversiones y turismo extranjeros y los préstamos en
divisas), los dólares suficientes para atender la demanda total existente: las
importaciones, las transferencias de utilidades de las empresas extranjeras,
los ahorristas para dolarizar excedentes, los viajes al exterior, el Estado
para pagar intereses y deuda externa, las fugas de capitales. Esta escasez de
divisas o restricción externa provoca periódicas crisis. Las personas físicas
no podrán comprar más de us$ 10.000 mensuales, límite sumamente generoso. Los
exportadores deben vender las divisas en el mercado cambiario, lo que revierte
una medida absurda, que hemos criticado anteriormente, que les permitía
mantener las divisas indefinidamente en el exterior. Las empresas no podrán
comprar dólares para atesorar. Persisten mecanismos legales de transferencias,
comprando localmente acciones y bonos que se revenden en el exterior.
2. Problemas transferidos al próximo gobierno: Subsidio
transitorio a los hipotecarios UVA, congelamiento de combustibles, traslado a
2020 de aumentos de tarifas de gas, vencimiento de las letras reestructuradas
la semana pasada con pagos en tres y seis meses, todo en un contexto de fuerte
caída de reservas, corrida cambiaria y default selectivo.
3. Qué falta resolver:
a. El problema del endeudamiento de Leliq y su
repercusión en tasas prohibitivas podría resolverse transformando por el BCRA
ese enorme volumen en una deuda ajustable por IPC a diez años, con interés del
3% anual, con vencimientos semestrales a partir del quinto año. Una de las
funciones de los bancos, que puede supervisar y complementar el BCRA es mediar
entre distintos plazos de depósitos y préstamos. Esto disminuiría la tasa de
interés, reactivando la economía.
b. El dólar habría llegado a un nivel razonable, aunque
la crisis lo sobrevaluará. Queda el recurso de desagregar el dólar comercial
del financiero, controlando el primero y dejando libre el segundo.
c. Deben regularse los flujos especulativos de capital,
estableciendo plazos mínimos, encajes u otras herramientas conducentes.
d. La evasión impositiva es un tema persistente,
alcanzando un tercio del IVA. Ello alimenta la demanda cambiaria para fugarse
al exterior. Buena parte de las grandes empresas tienen domicilios en paraísos
fiscales y/o de baja tributación (Suiza, Luxemburgo, etc.). Ello permite
triangular exportaciones e importaciones, inflando nuestros costos y
trasladando utilidades a esos países.
e. Establecer precios razonables de combustibles y tarifas.
f. Si las Leliq requerían pagos diarios de $ 2.500
millones, deberían destinarse diariamente no menos de un quinto de ese importe
a políticas expansivas del consumo.
g. Es necesario implementar un programa de asistencia
alimentaria para comedores colectivos y sectores excluidos, a quienes no llegan
las tibias medidas diseñadas en los últimos días.
h. En el mediano plazo, solucionar la concentración
oligopólica industrial y comercial.
***Néstor Donato Ferrari - Profesor Emérito UNCuyo