Bogotá - Un grupo de 2.039 mujeres sin apoyo partidario postula una candidatura colectiva para obtener 7 escaños en el Concejo de la ciudad.
‘Plebitusa’. Así se conoce en Colombia al sentimiento de
despecho y tristeza que enfrentaron muchas personas tras perder el plebiscito
por la paz en noviembre de 2017. Y en Medellín, donde arrasaron los votos
contra los acuerdos de paz entre el gobierno y las Farc, varias mujeres en
estado de plebitusa decidieron que, para salir rápidamente de ella y
recuperarse del miedo y la desazón que les produjo, tenían que ocupar más
espacios de poder de la vida política de la ciudad.
De esa forma nació Estamos Listas, un movimiento de
mujeres que está sacudiendo la política de Medellín porque reúne por primera
vez a 2 mil mujeres que se postulan de forma colectiva para obtener 7 escaños
en el Concejo de la ciudad. La imagen de una búha observadora con las alas
abiertas se ve en camisetas, en las ventanas de casas y en los cuellos de
muchas mujeres que llevan pañuelos con la imagen oficial del movimiento, con
los colores violeta y amarillo, de la lucha de las mujeres y de los árboles de
guayacán que tiene Medellín.
“Antes de salir a lo público estuvimos haciendo un
trabajo interno, pensando la agenda, invitando mujeres. Era muy simpático
porque les decíamos a las amigas: ‘Ve, ¿querés hacer parte de un movimiento
político?. ¿Y quién es la candidata?. Ni idea. Nadie sabe, es colectivo”,
cuenta Dora Saldarriaga, abogada y profesora que hoy es cabeza de lista del
colectivo.
La selección de las candidatas también se hizo de forma
plural y por medio de una votación digital. Cualquiera de las 2.039 mujeres se
podía postular. Lo hicieron 39 de ellas que debían presentar su hoja de vida y
grabar un video, con los mismos parámetros para todas, contándoles a las demás
por qué querían ser parte del Concejo. Esas eran sus únicas herramientas pues
por decisión de la comisión de ética del movimiento no podían hacerse campaña.
Así garantizaban la votación libre y según los votos que obtenía cada una se
establecía el orden de la lista.
En una ciudad conservadora como Medellín, Estamos Listas
resulta un ejercicio de participación política novedoso. “Hemos roto muchos
paradigmas. Primero, el imaginario de que las mujeres no sabemos trabajar
juntas. Hemos demostrado que sí. Otro es que somos movimiento político porque
las mujeres siempre hemos estado en otros espacios; y tercero, el hecho de ser
una candidatura colectiva trastoca el individualismo. No estamos compitiendo
entre nosotras, eso posibilita un mensaje de construcción colectiva y una forma
de transformar la ciudad”, agrega Saldarriaga.
El movimiento descansa sobre la idea de que las mujeres
“somos muchas, hacemos de todo, estamos en todas partes y estamos listas hace
rato, pero ahora nos atrevimos a estar en el mundo político”, asegura Ana
Teresa Vélez, otra de las candidatas. Se fueron uniendo a través de círculos de
confianza, es decir que las mujeres sumaban a otras con las que tienen algún
vínculo; no apoyan ninguna candidatura a la alcaldía de la ciudad porque
quieren mantener su independencia y se financian a través de rifas,
crowdfunding, conciertos, exposiciones y ahorros de las mujeres.
Su agenda política es en realidad un manifiesto de las
preocupaciones de las mujeres en una ciudad donde se producen 8.000 casos de
violencia intrafamiliar hacia las mujeres. Así, las búhas ponen su foco en
combatir la violencia de género; en exigir políticas y presupuestos públicos
que garanticen el derecho a las mujeres a vivir en una ciudad segura; el
desarrollo de una educación sexual y afectiva respetuosa y no sexista: y
políticas públicas de economía de cuidado, con el propósito de redistribuir el
trabajo no remunerado hecho por mujeres.
A Estamos Listas no les preocupa ser enmarcadas como un
movimiento feminista y hablan de la pluralidad del colectivo en el que hay amas
de casa, académicas, empleadas de servicio doméstico, líderes. Y también unos
pocos hombres que son aliados e integran la lista. En Colombia, la ley de
cuotas de género exige que haya mínimo un 30 por ciento de integrantes del otro
género. Estos candidatos, sin embargo, son afines a sus propuestas, aparecen al
final de la lista y no son voceros.
“Hay muchas mujeres que piensan distinto, pero nos une la
lucha por los derechos de la ciudadanía y específicamente por los de las
mujeres que han sido vulnerados y sobre todo esa deuda histórica que hay en
cuanto a la participación en política”, agrega Vélez, para quien el movimiento
se ha convertido en la esperanza de muchas mujeres y también de hombres de la
ciudad.
Colombia va mal en participación política de mujeres:
informe
El Índice de Paridad Política es el instrumento que mide
el estado real de los derechos políticos de las mujeres y las condiciones
mínimas para su ejercicio y desempeño. El de Colombia, que acaba de ser
revelado por ONU Mujeres y el PNUD, indica que el país va mal a pesar de
algunos avances. “Colombia está lejos de tener una igualdad entre mujeres y
hombres en el ámbito de la política”, afirman estas organizaciones en el
informe Atenea Colombia: la hora de la paridad. Según la medición, Colombia
obtuvo 54 de 100 puntos posibles lo que reprueban en cuanto a participación
política de las mujeres. El análisis se hace al evaluar 40 indicadores en 8
dimensiones, donde 100 indica que hay un escenario de democracia plena tanto en
las normas como en la práctica.
La situación más dispar se presenta en el gobierno local.
Hay 965 alcaldes y 134 alcaldesas, es decir, en Colombia apenas el 12.2 % de
los mandatarios locales son mujeres. Lo mismo ocurre en los concejos
municipales. De 9.928 concejales, 82.4 % son hombres y 17.6 %, mujeres. Atenea
reporta que si bien en el Congreso existe una bancada de mujeres, la
corporación no tiene una Unidad Especializada de Transversalización de Género.
Y en la Cámara de Representantes, las mujeres ocupan 32 curules de 171.
"Si bien Colombia destaca en Latinoamérica por su
avanzada legislación, esta no se traduce en escenarios suficientes de
participación para las mujeres. Los principios de paridad, alternancia y
universalidad aún están sin reglamentación y la cuota electoral requiere de una
reforma urgente para lograr una democracia 50/50”, aseguró Jessica Faieta,
Representante Residente del PNUD en Colombia.