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08/10/2019 | Transparencia - ¿Reduce la corrupción la elección de más mujeres políticas?

Chandan Kumar Jha y Sudipta Sarangi

Varios estudios muestran que las mujeres son más altruistas y cooperativas , más reacias al riesgo y menos confiadas, e implican menos corrupción si ocupan los parlamentos. Cuando acceden a cargos de poder, sus políticas invierten más recursos en salud y educación.

 

“El hombre, como buen simio, es animal social y en él priva el amiguismo, el nepotismo, el chanchullo y el comadreo como pauta intrínseca de conducta ética”, argumentaba.

Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento

El mundo ha recorrido un largo camino desde el movimiento sufragista: hoy las mujeres no sólo votan, sino que ocupan posiciones de poder en muchas partes del mundo. Varios países están dirigidos por mujeres: Sheikh Hasina en Bangladesh, Angela Merkel en Alemania, Saara Kuugongelwa en Namibia y Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, por nombrar unas pocas.

Se trata de un cambio bienvenido, pero queda mucho para alcanzar la igualdad de género en los gobiernos nacionales de todo el mundo. En el 2019, menos de un tercio de todas las parlamentarias del mundo son mujeres. Solo tres de 193 países (Ruanda, Cuba y Bolivia) tienen al menos un 50% de mujeres en el Parlamento. España (más de un 40%) ocupa el décimo tercer lugar en esa lista.

¿Son los hombres y las mujeres tan diferentes?

Charles Darwin, en su libro El origen del hombre, no sólo observa que los dos géneros son diferentes, sino que elogia a las mujeres por ser menos egoístas que los hombres: “La mujer parece diferir del hombre en cuanto a disposición mental, principalmente en su gran ternura y su menor egoísmo (...), el hombre (...) se deleita en la competencia, y esto lo conduce a la ambición, la cual se convierte fácilmente en egoísmo”. A menudo se saca a colación la naturaleza acogedora de las mujeres y se habla de solicitud maternal.

Sea cierto o no ese rasgo, un importante número de investigaciones proporcionan pruebas científicas de que las mujeres se comportan de modo diferente a los hombres en muchos entornos socioeconómicos. Por ejemplo, una serie de estudios ha documentado que las mujeres son más altruistas y cooperativas, menos competitivas y más oportunistas, más reacias al riesgo y menos confiadas. Según sostiene el gran éxito de ventas de John Gray Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, la mayor parte de los problemas de las relaciones interpersonales surgen porque hombres y mujeres tienen diferentes disposiciones psicológicas.

Sin embargo, la pregunta es si esa diferencia es lo bastante grande como para que veamos un cambio en lo que respecta a la corrupción de un país cuando ponemos a las mujeres en el poder. Al fin y al cabo, como observa Ruiz Zafón, la corrupción es parte intrínseca de nuestra conducta ética. En octubre del 2018, el primer ministro etíope Abiy Ahmed anunció que la mitad de su Gabinete estaría formado por mujeres porque “las mujeres son menos corruptas que los hombres”. El Gobierno peruano, convencido de ello, empezó en el 2000 a reclutar mujeres para la policía encargada del tráfico. Un estudio realizado al cabo de diez años proporcionó algunas pruebas de que la medida funcionaba; los entrevistados respondieron que consideraban a las mujeres menos corruptas que a los hombres y que las agentes habían reducido realmente la corrupción. De modo interesante, algunas de las agentes de policía respondieron que aceptar un soborno equivalía a un acto de prostitución y que nunca lo harían.

No hay ningún país del mundo libre de corrupción. Nueva Zelanda y Noruega son los menos corruptos; y Guinea Ecuatorial y Somalia, los más corruptos

El estudio también puso de manifiesto que las promociones y los ascensos seguían siendo difíciles para las agentes. Esto ha conducido a algunos estudiosos a sostener que semejante estrategia quizá no funcione a largo plazo. Por ejemplo, Anne Goetz escribe: “las mujeres no se amoldarán pasivamente a las nociones idealizadas de una mayor naturaleza moral cuando tengan familias que alimentar y puedan ganar dinero con cargos públicos”. Además, ¿no podemos nombrar todos a unas cuantas políticas corruptas de todo el mundo cuyos nombres han aparecido en la prensa? Con todo, lo probable es que también sea cierto que por cada una de esas políticas corruptas seamos capaces de nombrar a varios varones. No es nuestro objetivo dejar la pregunta sin responder, ofreceremos nuestro veredicto, pero antes necesitamos hablar de qué es la corrupción y de cómo medir-la.

El problema con la corrupción

En realidad, la corrupción definida como el “abuso del poder público para beneficio privado” no es fácil de medir. Resulta difícil conseguir datos significativos sobre cualquier tipo de actividad delictiva, ya sea tráfico de drogas, inmigración ilegal, robos o corrupción. Si se le pregunta a un delincuente, no es probable que admita que está involucrado en ese tipo de actividades. En consecuencia, es muy posible que, al analizar las estadísticas de diferentes países, un país con una mayor aplicación de las leyes y mejores servicios de información acabe mostrando más delitos o más corrupción que un país donde los hábitos relacionados con el cumplimiento de la ley no sean tan buenos.

Una de las mejores fuentes de datos sobre corrupción es el Banco Mundial. Todos los años asigna una puntuación a más de 200 países del mundo, el llamado Índice de Control de la Corrupción (ICC). Para establecer esa puntuación el Banco Mundial utiliza datos procedentes de encuestas diseñadas para detectar las percepciones de familias, representantes empresariales, organizaciones no gubernamentales y organismos del sector público en relación con la prevalencia de la corrupción en diferentes sectores del país, como la política, la judicatura, la policía, diversas oficinas gubernamentales, las aduanas y los impuestos, y otros ámbitos más. Algunas de las preguntas utilizadas para confeccionar ese índice son: “¿Está generalizada la corrupción del Gobierno?” o “¿Cuántos jueces y magistrados considera que están implicados en casos de corrupción?”.

 

La Vanguardia (España)

 



 
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