Quito - Nicolás Maduro aspira a ganar aliados en las próximas elecciones de Argentina, Bolivia y Uruguay para volver a fortalecer el eje bolivariano tras el giro a la derecha de 2015 en el subcontinente.
"El cuadro de América Latina hoy día es muy
difícil", reconocieron esta semana al unísono los presidentes Sebastián
Piñera (Chile) y Martín Vizcarra (Perú). Incertidumbre, polarización, debilidad
institucional, corrupción y economías a la baja, como resumieron los dos
mandatarios. Una confesión pública que también aireaba la situación dramática
de su aliado Lenín Moreno en Ecuador, obligado ante las protestas y los
disturbios a declarar el estado de excepción y el toque de queda parcial por
las noches después de trasladar la sede de su gobierno desde Quito a Guayaquil.
A la vez, el diagnóstico de Piñera y Vizcarra, líderes
del Grupo de Lima que combate duramente a Maduro, también escondía de cierta
manera cuáles son sus pronósticos de cara al 'rally' electoral de octubre: tres
elecciones en la subregión antes de que acabe el mes. Y en la tres parten como
favoritos los candidatos de la izquierda.
El giro a la derecha comenzado en 2015 no se ha
completado y hoy depende de lo que ocurra en los cuatro países señalados. Un
giro ideológicamente tan heterodoxo como el anterior, que sumaba líderes
populistas y revolucionarios pero también genuinamente progresistas, como
Michelle Bachelet en Chile o José Mujica en Uruguay.
En Ecuador, el ex presidente Rafael Correa libra hoy una
batalla por recuperar el poder, para la que cuenta con su aliado venezolano.
Así lo denuncian desde el Gobierno de Quito, que responsabiliza directamente al
tándem revolucionario de desestabilizar a su país. Una influencia
revolucionaria que también "se puede observar en los agitadores de oficio
a través de las redes sociales", sostiene Antonio de la Cruz, presidente
de Inter American Trends. En las últimas horas la etiqueta #fueraMoreno era
tendencia en Venezuela.
El regreso de Correa pasaría por una convocatoria
electoral adelantada que seguiría a la caída de Lenín Moreno. Una convulsión
social y política que además ayudaría a la victoria electoral, según el plan
revolucionario. En la actualidad, las encuestas sólo otorgan el 15% de apoyo al
líder de Revolución Ciudadana, unos números casi parejos a los de Moreno, que
ya ha dejado saber a su círculo más íntimo que no se presentaría a una
reelección.
"Los líderes de la derecha, (el socialcristiano)
Jaime Nebot y (el conservador) Guillermo Lasso empiezan a tener una mayoría
porque los ciudadanos están hartos de que les afecten en el bolsillo y les
suban los impuestos", asegura a EL MUNDO Antonio Sola, uno de los asesores
electorales más prestigiosos del continente, de nacionalidad española.
Responsable de triunfos como el de Juan Manuel Santos en
Colombia o de Felipe Calderón en México, Sola asegura muy convencido "que
de ninguna manera Correa volverá. La debilidad económica va a terminar echando
al Gobierno que sea".
Venezuela, la excepción
La gran excepción, de momento, es Venezuela, la peor
economía del planeta. Maduro se mantiene en el poder apelando a su fuerza
militar y con el apoyo de sus aliados, sin importarle el monumental derrumbe
económico. Sólo dos detalles: el salario mínimo de Ecuador está establecido en
394 dólares mientras en Venezuela ronda los 2 dólares; la inflación acumulada
en Venezuela en lo que va de año es de 3.326%, mientras Argentina teme que
cerrará 2019 con una desastrosa subida de los precios del 50%.
La catástrofe económica, en la que también ha colaborado
Correa en los últimos meses como gran asesor presidencial, no amedrenta a
Nicolás Maduro, quien además se atreve a dar lecciones en la materia ("En
Ecuador se está dando la primera insurrección popular contra el Fondo Monetario
Internacional").
"Todo va a depender de la economía internacional, en
particular del precio del petróleo", matiza el politólogo argentino Andrés
Malamud. "Un conflicto en Oriente Próximo subiría los precios beneficiando
a los petroexportadores y perjudicando a los importadores; un acuerdo
EEUU-China tendría el efecto contrario. Los gobiernos latinoamericanos pueden
exacerbar o moderar tendencias, pero no crearlas", concluye.
"Los gobiernos en curso se están encontrando ante
muchas dificultades económicas, como pasó hace unos años que los gobiernos de
izquierda. Ahora está ocurriendo otra vez, léase Mauricio Macri con los
Fernández (el ticket electoral peronista compuesto por Alberto Fernández y
Cristina Kirchner en Argentina). El componente económico, y en algunos casos de
seguridad, están hoy por encima del componente ideológico. Pero además el mundo
entero sufre hoy una crisis de la política que es del siglo pasado y los nuevos
presidentes serán de una transición limitada ante la irrupción de la democracia
digital directa y la reformulación de la política tradicional", avizora
Sola.
La confusión y escepticismo son generales en América
Latina y van más allá de las siglas. El desacelerón económico, incluso
recesión, sigue a una década de crecimiento sostenido y el fortalecimiento de
una clase media que según los expertos ya supone más del 30% de la población.
El sueño chavista
Ajeno a los terremotos económicos, el sueño del líder
chavista pasa ahora por alcanzar en la región sudamericana un equilibrio entre
bloques de derecha y izquierda: Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador y la
propia Venezuela por un lado y Chile, Perú, Colombia, Brasil y Paraguay por el
otro. Bloques con muchos matices ideológicos pero unidos precisamente por su
posición ante la tragedia venezolana. El Grupo de Lima, conformado por los
enemigos del 'hijo de Chávez', perdería mucha de su contundencia con el empate
a cinco planeado por la revolución.
La cuenta atrás ha empezado en Quito. Tras la decepción
brasileña, con el triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro, y la alegría
mexicana gracias a Andrés Manuel López Obrador, Caracas cuenta también los días
que faltan de octubre para la victoria de sus aliados.
El rally electoral sudamericano comienza dentro de una
semana con la primera vuelta electoral en Bolivia, a la que Evo Morales llega
como gran favorito tras vulnerar la Constitución e ignorar el resultado del
referéndum en el que los bolivianos, de forma mayoritaria, le dijeron no a una
nueva reelección tras 12 años en lo más alto del poder, a imagen y semejanza de
Hugo Chávez. La desunión de la oposición, todo un clásico, ha debilitado la
candidatura del ex presidente Carlos Mesa.
La última encuesta sitúa al líder indígena con el 36,2%,
frente al 26,9% del candidato de Comunidad Ciudadana, muy lejos todavía del 63%
alcanzado en el primer round de 2014. Muchas cosas han pasado desde entonces
para el Movimiento al Socialismo (MAS). "Morales no lo tiene tan claro
como antes. Habrá segunda vuelta salvo que logre una estirada final, que lo
está intentando", desvela Sola.
Casi nadie cree en la remontada de Mauricio Macri en
Argentina frente a la dupla Alberto Fernández y Cristina Kirchner y así lo
confirman las encuestas, muy criticadas también tras su fracaso en las
primarias del verano. El último sondeo de Clivajes eleva la diferencia a 20
puntos al calor de la crisis económica, un colchón tan grueso que confirmaría
la victoria peronista en la primera vuelta del 27 de octubre.
La tercera elección, prevista para ese mismo día,
adelanta una pugna reñida en Uruguay entre Daniel Martínez, el elegido por el
Frente Amplio para continuar en el poder, y Luis Lacalle Pou. Opción
Consultores otorga 33% al primero y 25% al segundo, lo que adelanta una segunda
vuelta reñida.
Para sorpresa del continente, Montevideo mantiene su
apoyo a Caracas, basado en una extraña equidistancia y en los antiguos favores
económicos. En cambio, la contundencia del informe de Michelle Bachelet sobre
las violaciones a los derechos humanos (ejecuciones, torturas, violaciones
sexuales, presos políticos, persecución...) obligó al propio Martínez a
declarar, a regañadientes, que "se trata de una dictadura".
Tres procesos electorales que son fundamentales para
redefinir cómo será el dibujo del mapa geoestratégico en una región crispada
socialmente y que muestra su malestar creciente ante la política. "Al
poder se llega por derecha o por izquierda, pero sólo se gobierna por la
izquierda cuando hay plata (dinero). En condiciones internacionales
desventajosas, o se es moderado o se termina como la República Zimbabuana de
Venezuela", sentencia Malamud.
Perú también vota
A las tres elecciones del último trimestre se la ha unido
una inesperada para principios de año en Perú. La disolución del Parlamento
dispuesta por el presidente Vizcarra aboca al país andino a un adelanto
electoral, programado para el 26 de enero. El Consejo Permanente del Congreso
mantiene su rechazo a la disolución y busca que el Tribunal Constitucional
paralice el proceso. Pese a la resistencia de los partidos mayoritarios en el
Parlamento, los aparatos políticos ya ajustan sus cronograma y perfilan
alianzas contra el reloj. A ninguno de ellos se les escapa que la corrupción
sobrevolará en una campaña a la que el oficialismo llega con un 80% de
aprobación gracias a la lucha contra un Parlamento que el pueblo considera
corrompido. Keiko Fujimori, líder opositora, estudia desde la cárcel
presentarse al frente de Fuerza Popular. También entre rejas se mantienen tres
ex presidentes, señalados por el escándalo Odebrecht, el "cáncer" que
desde Brasil se extendió por toda la región. / D. L.
***DANIEL LOZANO
@danilozanomadri
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