En contra de lo que muchos esperábamos, pareciera que se están ‘alineando las estrellas’ para que el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) pueda ser ratificado por el Congreso norteamericano antes de que termine noviembre.
Permítame darle algunos antecedentes.
El pasado 24 de septiembre la líder de la mayoría
demócrata en la cámara de representantes, Nancy Pelosi, anunció el comienzo de
un juicio político -impeachment- en contra del presidente de Estados Unidos.
Esto parecía significar una imposibilidad absoluta para
la ratificación del TMEC pues en un ambiente caracterizado por la disputa
electoral no se veía posible que los demócratas ratificaran un Tratado que
podría fortalecer las aspiraciones de reelección de Donald Trump.
Sin embargo, en contra de lo esperado, el arranque de
este proceso le dio nuevo aliento a este proceso.
Por esa razón, el pasado 8 de octubre una delegación de
representantes demócratas encabezada por Richard Neal, presidente del Comité de
Medios y Arbitrios de la Cámara (instancia que debe dictaminar el TMEC) estuvo
en México y se reunió con el presidente López Obrador así como con diversos
integrantes del gabinete.
En ese encuentro, los demócratas expresaron al presidente
de la República sus dudas a propósito de la instrumentación de la reforma
laboral, uno de los temas sobre los cuales los demócratas tienen más reservas.
El problema que habían detectado era la falta de recursos
para garantizar la instrumentación efectiva de la reforma.
El día de ayer, en una carta que el presidente López
Obrador envió a Richard Neil y fue entregada por el subsecretario Jesús Seade,
se detalla la asignación de recursos tanto para el próximo año como para los
siguientes. Se indica que en 2020 se asignarán casi 70 millones de dólares a este
propósito; cifra que crecerá a 176 millones en 2021; 324 millones en 2022 y 327
millones en 2023.
Además, se ratificó el objetivo de aumentar los salarios
reales en 20 por ciento a lo largo de este sexenio, lo que implica un alza real
de 3 por ciento por año.
La carta, y la explicación que Seade le ofreció
personalmente a Neal, pretende diluir el temor que existe entre los demócratas
de que la reforma laboral quedara en letra muerta.
Todo esto se dio en medio del enfrentamiento personal
entre el presidente Donald Trump y Nancy Pelosi, que escandalizó la política
norteamericana.
Nuevamente se percibía una circunstancia de alto riesgo
que podría descarrilar de nueva cuenta el proceso de ratificación del Tratado.
Por eso resultó especialmente relevante la declaración
ofrecida ayer por Pelosi restándole importancia al incidente y señalando que
los demócratas harán lo que sea necesario para el beneficio de los
norteamericanos, independientemente de que ello pueda traer ventajas
colaterales para el presidente Trump.
Con ello da una tremenda cachetada con guante blanco al
presidente de Estados Unidos.
Esta circunstancia eleva nuevamente la probabilidad de
que el TMEC pueda ser sometido al Pleno de la Cámara de Representantes en el
curso de las próximas semanas y pueda ser votado antes del Día de Acción de
Gracias.
Lo dicho. Se alinean las estrellas.
Esta noticia es muy relevante para México pues el contar
con un Tratado ratificado puede marcar un cambio en el comportamiento de la
inversión privada, empujándola hacia arriba, así como la cancelación del
proyecto de Texcoco acentuó su tendencia a la baja el año pasado.