Según han destapado medios alemanes y austriacos, la Alianza está llevando a cabo maniobras secretas en suelo alemán y holandés.
Europa vive pendiente del Brexit. Como mucho, los
gobiernos alzan la mirada hacia el próximo tramo presupuestario de la Unión o
divisan los disturbios en Barcelona como nuevo agente desestabilizador, pero
nadie habla en Bruselas de una guerra nuclear en territorio europeo. La OTAN,
sin embargo, sí trabaja con ese escenario. Según han destapado medios alemanes
y austriacos, la Alianza está llevando a cabo maniobras secretas en suelo
alemán y holandés, un entrenamiento de los protocolos a seguir en el momento en
que estalle un conflicto nuclear en el que participa el ejército alemán con los
Tornado del escuadrón táctico 33 de la Fuerza Aérea germana. Los aviones de
combate están estacionados en la base aérea de Buchel, en la región de Eifel,
donde según información oficial no confirmada se almacenan armas nucleares
tácticas estadounidenses tales como bombas B61 Estos aviones, practican el
transporte seguro de armas nucleares desde las reservas subterráneas hasta los
dispositivos de lanzamiento de los aviones, así como el alcance de objetivos en
los tiempos estipulados en unos ejercicios que llevan por nombre «Steadfast
Noon» («Mediodía constante»). En los vuelos de práctica, sin embargo, han
volado sin bombas. Además de los bombarderos alemanes, participan en las
maniobras aviones italianos que parten de la base aérea militar de Volkel, en
los Países Bajos.
El experto en armas nucleares Hans Kristensen confirma
que la maniobra se lleva a cabo poco después de la llegada de los bombarderos
estadounidenses B-52 a Inglaterra, lo que no se considera una coincidencia, al
menos por parte de Rusia, y recuerda que el peligro de un enfrentamiento
nuclear es más alto ahora que en las últimas tres décadas, desde que EE.UU.
rescindió el acuerdo INF sobre el abandono de los sistemas de mediano alcance
con base en tierra y con capacidad nuclear, alegando que Rusia lo había estado
violando durante años con un sistema de rango medio llamado 9M729 (código de la
OTAN: SSC-8).
Casi 100 millones de muertos
Un equipo de científicos de la Universidad de Princeton,
en Estados Unidos, basándose en el armamento con el que cuentan EE.UU. y Rusia,
ha simulado las brutales consecuencias de una guerra nuclear en Europa, nada
menos que 91,5 millones de víctimas en las primeras cinco horas.
La OTAN no ha dado a conocer ninguna información oficial
sobre este ejercicio y ni siquiera ha confirmado si había o no armas nucleares
estadounidenses en la Base Aérea de Büchel. El sitio, sin embargo, estaba entre
los incluidos en un informe de la OTAN publicado en julio por el periódico
belga «De Morgen». Otra fue la Base Incirlik en Turquía, algo que se ha vuelto
controvertido debido a las relaciones recientemente tensas entre Washington y
Ankara, especialmente por la compra por parte de esta última del S-400 ruso y
su invasión del norte de Siria. Cuando se le preguntó sobre la seguridad en
Turquía de hasta 50 bombas B-61, el presidente Donald Trump dijo el miércoles
que «estamos seguros, y tenemos una gran base aérea allí, una base aérea muy
poderosa».
Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin acaba
de concluir su propio ejercicio denominado «Trueno 2019», en el que
participaron unos 12.000 soldados, cinco submarinos nucleares, 105 aviones y
213 lanzamisiles. La exhibición transcontinental de tres días que concluyó el
jueves incluyó el lanzamiento de misiles balísticos y de crucero con capacidad
nuclear contra la República Rusa de Komi, la provincia de Arkhangelsk y el
extremo oriental de la Península de Kamchatka.
El ejército ruso probó el misil balístico
intercontinental RS-24 Yars (ICBM), el misil de crucero 3M-54 Kalibr, el misil
balístico Sineva y el sistema de misiles de crucero móvil de corto alcance
Iskander-K, todos ellos capaces de ser equipados con armas nucleares. También
se probó el avanzado sistema de misiles tierra-aire S-400.