Las Fuerzas Democráticas Sirias dicen que han vengado las matanzas de Kobane y contra los yazidíes. Los kurdos defienden que han aceptado el regreso de Damasco para evitar que Turquía se cobre más muertos.
Ayer (27 de octubre) fue un día de sentimientos encontrados para
las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y también para parte de la población del
nordeste de Siria. Al tiempo que destacaban el apoyo que habían dado a los
estadounidenses en el proceso de búsqueda y ubicación de Abu Bakr al Bagdadi,
también anunciaban que sus fuerzas empezaban a retirarse de los 30 kilómetros
al sur de la frontera siria-turca, como establece el acuerdo entre el
presidente ruso, Vladímir Putin, y el turco, Recep Tayyip Erdogan. El plazo de
150 horas acordado la semana pasada en la ciudad rusa de Sochi vence este
martes por la noche.
“Consideramos que la operación (para eliminar a Al
Bagdadi) ha sido una venganza por las masacres cometidas en Kobane, en
Sinyar... y por las mujeres kurdas yazidíes en particular. Una revancha por la
humanidad y todas las víctimas de los crímenes del Estado Islámico (EI)
alrededor del mundo”, decía el comunicado de las FDS, que ayer dieron una rueda
de prensa en la ciudad de Hasaka. Aseguraron que se logró dar con el paradero
del fundador del EI como resultado de cinco meses de cooperación a nivel de
inteligencia en el terreno. Temen también que las células durmientes del EI
traten de vengarse por la muerte de su líder.
De acuerdo con las FDS, que no dieron mayores detalles
sobre cómo habrían llegado a descubrir el paradero de Al Bagdadi, el trabajo
conjunto entre ambos servicios de inteligencia se viene llevando a cabo desde
hace tiempo. Esto se refleja especialmente en 347 allanamientos y 467 arrestos
que se llevaron a cabo en el norte y el este de Siria en lo que va de año.
Estas declaraciones llegaban el mismo día en que las FDS
por fin se pronunciaban sobre el acuerdo ruso-turco para el futuro del norte de
Siria, sobre el que habían mostrado sus reservas. “Después de discusiones
extensas con la Federación Rusa sobre nuestras objeciones a algunos términos
del acuerdo, acordamos implementarlo para detener las agresiones turcas”, decía
un escueto comunicado en el que se informaba de que ya habían empezado a
retirarse de la frontera y de que sus tropas serían reemplazadas por guardias
fronterizos del Gobierno central sirio.
“Lo hacemos para detener el derramamiento de sangre y
proteger a los habitantes”, añadía el texto. El acuerdo determina que, con
excepción de los 125 kilómetros entre las poblaciones de Serekaniye y Tal
Abyad, que quedarán bajo control de Turquía, el resto de esta franja quedará
bajo la vigilancia de las fuerzas sirias, y además tendrá patrullas constantes
entre Turquía y Rusia.
Todavía quedan muchos puntos por resolver sobre cómo será
la administración de las ciudades y si poco a poco Damasco irá ganando terreno.
Hasta ahora se ha dicho que los comités locales seguirán con la administración,
pero muchos se preguntan cuánto tiempo tardará el régimen de El Asad en retomar
el control total.
Días después de que EE.UU. retirará sus puestos de
observación en la frontera y Turquía diera inicio a la operación contra la
presencia de las fuerzas kurdas del YPG en el nordeste de Siria, las FDS
llegaron a un entendimiento con Damasco para que ellos protegieran las
fronteras. Primero lo hicieron en Manbish y Kobane, pero con los días han ido
extendiendo su presencia a las cercanías de Serekaniye, donde las milicias
aliadas turcas intentan avanzar.
“Estoy triste y alegre al mismo tiempo”, decía ayer Shirin,
una mujer que paseaba por el bazar de Qamishli con sus dos hijas. “Por un lado
se van a salvar vidas, a las FDS no les quedaba otra opción, pero al mismo
tiempo es triste porque ellos nos han protegido durante ocho años y nos daban
mucha seguridad”, decía.