En el gobierno de Jeanine Áñez ha surgido la idea de pedir que alguna organización o empresa del exterior haga el trabajo de revisar las cifras sobre el Producto Interno Bruto (PIB) que manejó el régimen encabezado por el cocalero.
No habrá que confiar en las cifras que lanza el
exvicepresidente, quien acaba de decir en México que cuando el MAS llegó al
gobierno el PIB era de 9.000 millones de dólares y que luego se multiplicó por
3, dando como resultado un PIB de 42.000 millones!!
El licenciado en matemáticas volvió a cometer errores
matemáticos, pero esta vez en el exterior y hablando ante una cadena
internacional de televisión. El periodista que lo entrevistaba no podía creer
que la exautoridad boliviana cometiera un error tan grosero.
Quizá haya que proponerse hacer una auditoría general, no
solamente de las estadísticas oficiales, sino también de las inversiones hechas
por el gobierno saliente.
El ministro de Economía, José Luis Parada, acaba de decir
que la planta de urea instalada en Bulo Bulo por el gobierno del cocalero fue
una pésima decisión porque llegó a costar 1.500 millones de dólares, mientras
que si se la instalaba en la frontera con Brasil sólo hubiera costado 150
millones.
Observó que con esa decisión, la fábrica que debía
producir urea para el mercado brasileño quedó a 800 kilómetros de distancia de
la frontera con ese país.
En esa materia habrá que preguntar también la
conveniencia de haber instalado la planta separadora en Yacuiba, con una
inversión de 700 millones de dólares, para que ahora esté usando solamente 20%
de su capacidad instalada.
La lista de las inversiones mal hechas, todas mediante
adjudicación por invitación, y sin licitación, es muy larga. Fueron varios
miles de millones de dólares que se fueron en ese juego, que resultó parte de
una gran corrupción.
En suma, el ministro dijo que el gobierno del MAS tuvo
5,5 veces más recursos en catorce años que los gobiernos que se sucedieron en
el país en los catorce años previos. Pero que por las malas decisiones, el
gobierno del cocalero no logró que aumentara el ritmo de crecimiento del PIB,
que se mantiene sin variantes desde 1986.
No hubo 5,5 veces más salud, o 5,5 veces más educación,
sólo 5,5 veces más despilfarro.
El país está esperando, con ansiedad, que el gobierno
transitorio comience a revelar las cifras encontradas en los meandros de la
corrupción masista.
A los periodistas nos interesa saber cuántos
beneficiarios tuvo el festín de la propaganda oficial, en que el gobierno del
cocalero invirtió 4.000 millones de dólares desde 2006 hasta 2018, una cifra
que es el doble de la que destinó a la salud o a la educación.
Algunos medios audiovisuales quedaron sin dirección desde
que huyó el cocalero. El gobierno de la señora Áñez ha comenzado a aplicar
criterios de austeridad, y los medios de propiedad de los masistas están
perdiendo jugosos ingresos.
Cuando se conozcan las cifras del festín y de la
corrupción deberán aplicarse las sanciones. Esto no puede quedar en la
impunidad.
****Siglo21bolivia.com