Dentro de la UE hay un número muy relevante de países regidos por monarquías. Con el abandono hoy del Reino Unido, se quedarán en seis. Hasta ahora, los partidos socialistas de la UE, inscritos sin matices dentro de la socialdemocracia, habían convivido sin reticencia alguna con la institución monárquica. La monarquía constitucional es un sistema que garantiza el respeto de la voluntad de la mayoría y favorece un equilibrio en el que hay un contrapeso al gobernante de turno. La Reina Isabel II sólo ha asistido al entierro de dos de sus ocho primeros ministros fallecidos, los que más poder han tenido y que, casualmente, le han sido más leales: Winston Churchill y Margaret Thatcher.

En los últimos días vemos un ataque a los miembros de otra familia real europea. Ataques promovidos desde un gobierno socialista. Se trata de Luxemburgo, un país encabezado por la dinastía de Nassau, con unos Grandes Duques de firmes convicciones católicas y que resultan muy inconvenientes para el primer ministro Xavier Bettel y su «marido», Gauthier Destenay. Los Soberanos se han limitado a guardarse sus creencias en privado, pero el primer ministro ha puesto en marcha una acción de propaganda destinada a provocar su debilitación. Debilidad que sólo puede tener un fin: su derrocamiento. En esta hora han convertido en su objetivo a la Gran Duquesa María Teresa, nacida María Teresa Mestre Batista. Una mujer de origen cubano, que tras la revolución pasó parte de su infancia en la casa de sus mayores en Anero, hoy Cantabria. En la Universidad en Suiza conoció al Gran Duque heredero, Enrique, y han formado un matrimonio ejemplar. Deseosos de crear un problema donde no lo hay, el primer ministro Bettel ha hecho correr la especie de que es una tirana con el personal de la corte luxemburguesa, lo que probaría con el dato de que ha despedido a una treintena de empleados de la Real Casa. Así escriben la historia estos socialistas. La realidad es que, tras la muerte en 2005 de la Gran Duquesa Josefina Carlota, suegra de María Teresa, con tranquilidad y generosas compensaciones, se fue despidiendo al personal que la atendía. Como ocurre en cualquier firma cuando se cambia de consejero delegado, se renueva el equipo. Pero Bettel ha montado una campaña con algunos leales de la difunta Gran Duquesa, despechados por su despido, para hacer un informe contra la familia Gran Ducal, que se conocerá en los próximos días. Si los gobiernos socialistas empiezan a hacer informes así, cuerpo a tierra. Es la revolución.