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03/02/2020 | EE.UU . - Primarias Demócratas, Iowa: El auge de Sanders y el estancamiento de Biden inquietan al ¨establishment¨ demócrata

Beatriz Navarro

Iowa da el pistoletazo de salida a las primarias a la Casa Blanca. A por la movilización: Sanders: “Si la participación es baja, perderemos; pero si es alta, ¡vamos a ganar!” Republicano “con principios”:“Voy a hacer todo lo posible para que Trump se vaya”, dice un votante conservador.

 

En el pulso final por el alma del Partido Demócrata, el gigantesco aparcamiento de la Iglesia de la Eternidad, un faro de neón evangelista entre la nieve, fue la salvación para los seguidores de Bernie Sanders que la noche del viernes acudieron a escucharle en un acto en Clive (Iowa).

“Estoy emocionada”, confiaba una veinteañera al encontrarse con sus amigos en la puerta. Si sabía o no que el senador socialista no iba a estar presente –el juicio del impeachment a Donald Trump le obligó a quedarse esa noche en el Senado– no importa. La devoción casi religiosa que le profesan sus seguidores compensó su ausencia física y explica también por qué Sanders, para desesperación del establishment del partido, cuatro años después de disputar por sorpresa a Hillary Clinton la nominación, sigue ahí y con posibilidades de ganar en Iowa, New Hampshire y más allá.

“Amigos, si la participación es baja el lunes, vamos a perder esta elección; pero si es alta, ¡vamos a ganar!”, aseguró Sanders a sus embelesados seguidores mediante conexión telefónica desde Washington. “Ahora depende de vosotros”, ha insistido en cada parada de su intensa campaña para los caucus de Iowa. Mediante estas originales asambleas vecinales, el pequeño estado del Medio Oeste dará a las siete de la tarde (dos de la madrugada en la península) el pistoletazo de salida a las primarias demócratas y republicanas (estas, en cambio, sin emoción).

“Esta vez [Sanders] realmente tiene una buena oportunidad para ganar la nominación. Estoy seguro de que harán todo lo que puedan para pararle, como la última vez. Pero si tiene suficientes apoyos, no podrán con él. Hay un límite a lo que el Partido Demócrata puede hacer para frenarle”, confía Josh S., un activista que representó a la campaña del senador en uno de los condados en los que se acusó al partido de favoritismo hacia Clinton en el 2016 y que confía en la fuerza de la calle para que este año ocurra con Sanders lo mismo que con Donald Trump entonces.

“Se puso por delante de los otros candidatos y el Partido Republicano no sabía qué hacer. Pensaron que se hundiría, pero no fue así”. Ganó, afirma, “porque la gente está cansada de políticos vendidos a los intereses corporativos y pensaron que sería diferente. Ahora está viendo que no es así”, asegura. Por eso y porque cree que más gente ahora está madura para las ideas de Sanders, sostiene que podría ganar unas elecciones nacionales. “Fácilmente” incluso, insiste.

Aunque no precisamente por la edad de algunos de sus protagonistas, hay algo de choque generacional en estas primarias. El senador de Vermont, de 78 años, es el favorito entre los votantes de menos de 29 años. Lo apoya el 32% de esta franja de la población, pero sólo el 13% de los votantes entre 54 y 72 años, la generación del baby boom . En sus electrificantes actos de campaña salta a la vista. “Boomers , haced un favor a vuestros hijos y nietos y votad pensando en su futuro, votad a Sanders”, ha pedido con su apasionamiento habitual el cineasta y activista Michael Moore en los mítines del socialista.

Mucho más sosegado y nostálgico es el ambiente en los mítines de Joe Biden, de 77 años, favorito entre los séniors y el ala centrista del partido. Hace campaña con él el ex secretario de Estado John Kerry, una elección sorprendente tratándose de un fallido aspirante a la Casa Blanca. ¿Un problema, la edad de Joe? “¡Los 70 son los nuevos 50!”, proclamó Kerry en un acto en Cedar Rapids del que se tuvo que evacuar a un simpatizante por una aparente crisis cardiaca.

En el campo centrista, la energía está con Pete Buttigieg, de 38 años, con un potente currículum y ecos de Obama en su discurso, que trufa con su experiencia como gay y cristiano para reivindicar su capacidad de recuperar votos republicanos. Buttigieg, exalcalde de Indiana, ha visitado sobre todo los condados de Iowa que después de votar en dos ocasiones por Obama se pasaron a Trump en el 2016.

El factor de la elegibilidad del candidato, su capacidad para ganar no las primarias sino a Trump, está en todos los cálculos de los votantes. A Randy, de 68 años, le gusta Buttigieg y todos los demás, pero ha llegado a la conclusión de que Biden es el que más posibilidades tiene de derrotar a Trump. “Toda la vida he votado con el corazón en lugar de con la cabeza. En el último ciclo electoral apoyé a Sanders. Sigo pensando que lo que defiende son aspiraciones maravillosas, pero no creo que podamos llegar allí de un solo paso. Lo primero que hay que hacer es ganar”, argumenta.

Reed, un estudiante de teología de 25 años, está de acuerdo. Es republicano “con principios” y ha conducido 14 horas desde Atlanta para hacer campaña por el exvicepresidente. “Trump está haciendo trizas la Constitución e hiriendo al país sembrando tanta división. Voy a votar y hacer todo lo posible para que se vaya”, explica mientras espera ver a Biden en un pequeño acto en North Liberty. “Quiero asegurarme de que hago algo por enderezar el rumbo del país para cuando mis hijos y nietos me pregunten qué hice durante la era Trump”, añade. Apoyará al candidato demócrata que sea. “Sanders sería más duro de tragar”, admite sin descartarlo.

Para una parte del electorado progresista, la senadora Elizabeth Warren es una alternativa más segura. Las encuestas la sitúan por detrás de Sanders, pero en Iowa nada es seguro hasta el último minuto y en las horas previas a los caucus han seguido visitando diferentes rincones del estado y lanzado llamamientos a la movilización. A diferencia de su rival más directo, ella se declara “capitalista hasta la médula”. No hay que acabar con el sistema sino reformarlo “para que funcione para la gente, no para las grandes corporaciones”. “¡Grandes cambios estructurales, eso es lo que necesita este país!”, insistió en la Universidad de Cedar Rapids con un enérgico discurso en el que mezcló sus orígenes en una familia de clase media de Oklahoma con sus grandes propuestas como la creación de un impuesto sobre la riqueza para pagar una sanidad universal y gratuita.

Warren, de 70 años, derrocha vitalidad sobre el escenario. Warren, 70 años, derrocha vitalidad sobre el escenario. Acepta preguntas del público e insiste en saludar a sus interlocutores por su nombre, un gesto que contribuye a dar una imagen de cordialidad con la que quiere contrarrestar la fama de elitista que le han puesto por haber sido profesora de Harvard y proceder de Massachusetts. “Espero que ganes a Trump y seas la primera mujer presidenta de EE.UU.”, le deseó una niña de nombre Sophie.

El mayor rival de todos los candidatos a las primarias son las expectativas. Si Sanders no está a la altura hoy en Iowa y la semana próxima en New Hampshire, donde ganó en el 2016, podría dar margen a sus rivales centristas para defender que son la mejor opción para ganar a Trump en noviembre. Lo mismo con Biden: si no está a la altura en la cascada de primarias de este mes y llega con fuerza a Carolina del Sur, donde espera recibir la mayor parte del voto negro, los electores y el establishment del Partido Demócrata empezarán a buscar alternativas.

Anoche, Kerry que haya pensado en presentarse, como la NBC dedujo tras escuchar una conversación telefónica mantenida en un restaurante de Des Moines. Su razón sería el temor a que Sanders “hunda el Partido Democrático”, le oyeron decir, repasando la lista de trabajos a los que debería renunciar para poderse presentar (su puesto en el consejo de administración de Bank of America, sus discursos pagados...). “Eso es una malinterpretación absoluta basado en oír por encima sólo un lado de la conversación”, replicó a la cadena televisiva.

Hay otras alternativas sobre la mesa. La decisión, anunciada el viernes, de eliminar los requisitos de donaciones individuales para participar en los debates televisivos ha sido interpretada como una alfombra roja para el multimillonario Michael Bloomberg, que saltará a la carrera dentro de un mes, en el supermartes , cuando podría presentarse como el caballero blanco del partido para frenar a Trump. Warren le ha acusado de querer “comprar” las elecciones. Hay que destacar que Bloomberg autofinancia su campaña.

En la recta final de los caucus de Iowa, los candidatos han redoblado los llamamientos a la unidad para, gane quien gane las primarias, estar de su lado para conseguir su objetivo primordial, sacar a Trump de la Casa Blanca. En el campo de Sanders hay desconfianza hacia lo que puede ocurrir. “Le apoyaré si gana de forma justa”, matiza Josh S. “Si lo deciden a través de los superdelegados, perderán las elecciones y probablemente el partido, porque iríamos a una fractura”.

La Vanguardia (España)

 



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