La senadora por Massachusetts asume los decepcionantes resultados del ‘supermartes’ y se retira de la carrera presidencial.
Se acabó. La senadora Elizabeth Warren se dispone a poner
fin a su campaña presidencial, según han adelantado fuentes de su equipo. Los
decepcionantes resultados del supermartes han sido el remate de una carrera
presidencial que suscitó enorme interés durante el periodo de las primarias
invisibles pero pronto se desinfló, víctima de la pugna por el voto de centro.
Warren, senadora por Massachusetts, aspiraba a atraer el
voto del ala más progresista del partido pero este, mayoritariamente, se alineó
con el senador Bernie Sanders. Aseguraba que el supermartes, cuando votaran 14
estados, un electorado más diverso y plural que el que se había expresado hasta
esta semana, su candidatura remontaría. No fue así. Warren nunca logró pasar de
la tercera posición, ni siquiera en Massachusetts ni en Oklahoma, donde nació y
vivió los primeros años de su vida.
Sanders y Biden: Las primarias demócratas: un duelo a dos
Las primarias demócratas pasan así a ser un duelo a dos
entre Sanders y el exvicepresidente Joe Biden, sin otros aspirantes con muchas
menos posibilidades de hacer con la nominación presidencial demócrata
absorbiendo parte de los delegados en juego, lo que podría impedir que uno de
los dos se impusiera con claridad. Michael Bloombreg también tiró la toalla
ayer. Pero, aun con todo, ese riesgo sigue ahí. Quedan por repartirse el 60% de
los compromisarios pero el duelo entre Biden y Sanders se presenta muy
apretado. La duda ahora es si Warren avalará públicamente a alguno de ellos. En
las últimas horas, ha hablado tanto con Biden como con Sanders, quien más
necesita su ayuda en estos momentos para volver a dar impulso a su candidatura.
Sanders y Biden: ¿Una mujer candidata? ‘Yo estoy listo,
pero mi país... no’
No es la última mujer en la carrera (formalmente, Tulsi
Gabbard sigue ahí, con cero posibilidades pero sonriente aún en los gigantes
anuncios electorales contratados en varios estados) pero su salida aleja el
sueño de muchos estadounidenses de que una mujer sacara a Donald Trump de la
Casa Blanca. Muchos votantes compartían sus ideas y admiraban sus propuestas
para llevar “un gran cambio estructural” a Estados Unidos con una agenda
netamente progresista que incluía un impuesto sobre la riqueza, la creación por
fases de un sistema público de salud, educación universitaria gratuita, medidas
contra la corrupción... Pero, a la hora de la verdad, la mayoría se alineó con
otros candidatos, a veces por temor de que su país no estuviera listo para
tener una mujer presidenta. Según una encuesta de Ipsos del 2019, el 53% de los
estadounidenses asegura que está preparado o muy preparado para tener una mujer
presidenta, pero sólo el 16% cree que su vecino se sienta así. Diversos
estudios indican que si los votantes piensan que EE.UU. no está listo para una
mujer, son menos proclives a votar por una candidata.