Las incautaciones de drogas sintéticas en Chile han aumentado considerablemente, pasando de 2.304 dosis en 2010 a más de 1,6 millones de dosis en 2019, lo que lleva a preguntarse cómo las autoridades chilenas pueden hacer frente a este peligroso flujo, o incluso si lo están haciendo.
Si bien el consumo de drogas sintéticas está aumentando en otros países de América Latina, como
Argentina y
Costa Rica, la tasa de
crecimiento de la demanda interna en Chile —un aumento de 1.346 por ciento en tres años— es mucho mayor.
En junio de 2019, funcionarios de aduanas del aeropuerto Arturo Merino Benítez
incautaron
9.860 pastillas de MDMA ocultas en las suelas de siete pares de
zapatos, todos pertenecientes a un ciudadano español. Este caso es
similar a otro que se registró en febrero de 2019, en el que otro
pasajero europeo fue aprehendido con 27.122 pastillas de MDMA en el
doble fondo de su maleta. La respuesta de la policía ha consistido en
aumentar la vigilancia en los aeropuertos porque se cree que las drogas
sintéticas entran a Chile provenientes principalmente de Europa y por
vía aérea, como señala La Tercera con base en fuentes policiales.
De hecho, la Unidad Antidrogas de la Fiscalía Nacional de Chile ha identificado tres
nuevas rutas principales para la entrada del éxtasis a Chile: correo
directo desde Europa (a través de los Países Bajos o España), paquetes
procedentes de Colombia, y vehículos con drogas en su interior, que
ingresan a Chile a través de pasos de montaña desde Argentina.
Pero hay otra fuente de drogas sintéticas en Chile, esta vez de carácter interno. El año pasado, InSight Crime informó
sobre un laboratorio en la ciudad portuaria de Antofagasta, que
importaba materia prima de Brasil para sintetizar el fármaco alucinógeno
DMT, también conocido como “molécula espiritual”. En octubre de 2018,
el Ministerio Público había identificado 15 laboratorios de drogas, al
menos tres de los cuales se utilizaban para la producción de drogas sintéticas.
Análisis de InSight Crime
Hay varias razones por las cuales Chile se está convirtiendo en un
mercado codiciado por los traficantes de drogas sintéticas. La clase
media representa más de la mitad de la población del país; además, el poder adquisitivo promedio también está creciendo, y el país tiene
relativamente poco crimen organizado. Todo esto, junto con su
proximidad geográfica, lo ha convertido en un mercado ideal y cercano
para las bandas de narcotraficantes latinoamericanas.
El alarmante aumento de las incautaciones de drogas sintéticas indica
que el gobierno no ha sido capaz de responder rápidamente para contener
este problema, aunque puede que esta situación esté cambiando. En
septiembre de 2019, la policía chilena desmanteló
una red de traficantes de drogas sintéticas, en conjunto con sus
homólogos argentinos, como parte de un acuerdo de cooperación que había
sido firmado casi un año antes. De hecho, Chile se está coordinando con las autoridades de muchas jurisdicciones, entre ellas Bolivia, Italia y España, y está aumentando los niveles de cooperación e intercambio de información al interior de sus propios organismos.
Esta es una estrategia inteligente. Los traficantes de drogas
sintéticas operan con de manera distinta a los traficantes de cocaína o
heroína. Mientras que estos transportan las drogas por rutas bien
establecidas, la cadena de distribución mundial de las drogas sintéticas
es variada. Gran parte del MDMA y el éxtasis del mundo proviene de los Países Bajos y Bélgica, y luego se contrabandea a América Latina.
Una vez aquí, los cargamentos pueden ser fácilmente separados, y las
drogas son modificadas o se les altera su composición química. La “cocaína rosada”, que se encuentra sobre todo en Argentina y Uruguay, o las píldoras de éxtasis con forma
del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, son solo algunos
ejemplos recientes de las diversas formas que pueden asumir estas
drogas.
https://es.insightcrime.org/noticias/noticias-del-dia/chile-no-controla-drogas-sinteticas/