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27/03/2020 | La libertad y la salud en la era del coronavirus

Olga Agüero

Una frase de una amiga me ha hecho meditar sobre nuestra inimaginable situación. Comentó que en Estados Unidos no se puede forzar a la gente a hacer cosas, porque vivimos en un país libre. Por ejemplo, que Ron DeSantis, el gobernador de la Florida, no le puede prohibir la entrada de habitantes de Nueva York a nuestro estado.

 

La libertad es lo primero que uno saborea al llegar a este país, especialmente si uno huye de un lugar donde se han suspendido los derechos humanos.

Pero todavía no nos damos cuenta de que en estos momentos no estamos libres, ni en Estados Unidos ni en el resto del globo terráqueo. Como en una película de horror tenemos un enemigo invisible. Si viéramos el coronavirus como un grupo de monitos luchando por entrar en nuestro cuerpo, al punto de que lo rasgan e invaden de modo incomprensible, si los pudiéramos ver sobre la piel asaltándonos hasta el pulmón, nos daríamos cuenta de la situación real, que al parecer se nos escapa a veces.

Y los americanos tienen una frase popular en la que el mono simboliza una peste: “get the monkey off my back”.

Pero esta imagen de los monos surge de una experiencia de niña. En la finca de Frank Steinhart en San Francisco de Paula, La Habana, que quedaba al lado de la Finca Vigía de Ernest Hemingway, había orquídeas, palomares, jaurías, y también macacos. Un día vi a uno de los monos lanzarse furioso sobre alguien que prestaba atención a otro mono.

Perder la libertad para justificar la justicia social como han tratado de explicar los comunistas en el mundo, no es el ideal en una sociedad democrática representativa. Aquí se respetan los dos bienes, la libertad y la justicia social. Pero perder algunas libertades temporalmente para conseguir frenar la invasión de estos invisibles atacantes, y obtener la salud de un pueblo entero es una necesidad en la era del coronavirus.

Los reglamentos se pueden copiar de la estructura de los semáforos. Rojo para la prohibición total del traspaso, verde para la apertura, y amarillo para dar un compás de espera con pasos a veces aceptada, y a veces no.

El Presidente de Estados Unidos, el Congreso, incluyendo la Cámara y el Senado, y los gobernadores de todos los estados son los líderes que en estos momentos están haciendo historia al tomar decisiones que podrían ser correctas o desastrosas. Hay un paro forzado en muchos sitios para las gestiones económicas que no sean las de dar comida y salud, y construir hospitales y fabricar todo lo que haga falta para sobrevivir. Hasta se están cerrando las oficinas de algunos bancos, pero no las ventanillas y solamente dando citas específicas.

Pero también debiera hacerse una moratoria financiera general siguiendo los consejos de economistas. Y una sentencia que encamine a la gente a seguir las coordenadas de distanciamiento que protegen la salud hasta que pueda haber más atención médica personalizada. “Recuperar la economía es más fácil que resucitar a la gente”, dijo Bill Gates recientemente.

Es una vergüenza que tan pronto como se dio la voz de alarma en China –en diciembre–, las autoridades no se hayan apertrechado enseguida de los equipos necesarios para la protección y la evasión.

Las precauciones actuales detienen el tiempo. Pero ya no regresaremos al pasado. Nuestras vidas cambiarán para siempre. Al aprender a trabajar y estudiar de modo virtual. Al aprender a no besarse entre amigos, sino saludarse. Al aprender modos de limpieza más efectivos en cada hogar y oficina. A prescindir, en última instancia, de salir de la casa.

Tenemos un sistema bipartidista al estilo del que fundaron los ingleses, aunque ellos siguen teniendo un monarca hereditario muy apaciguado. Nosotros elegimos siempre un “monarca” muy colmado de poderes, pero por pocos años. Al igual que el monarca inglés, quien está obligado a aceptar consejos y decisiones de su primer ministro, aquí esperamos de la Casa Blanca que acepte los consejos de los expertos en la economía y en la salud. El doctor Anthony Fauci, director del Instituto de Alergia y Enfermedades Infecciosas, miembro del Coronavirus Task Force de la Casa Blanca, le ha dicho a los periodistas que en asuntos importantes Donald Trump presta atención a lo que él dice, a pesar de lo que habla frente a las cámaras de la televisión.

La Casa Blanca y el Congreso deben considerar no canjear muertos por riquezas, o por ganancias electorales. No queremos volver a la Edad Media, cuando la Plaga destruyó a más de la mitad de la población europea. Sería como jugar otra vez a la “Danza de la Muerte”.

Escritora cubana. Correo:

olconnor@bellsouth.net.

Miami Herald (Estados Unidos)

 



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