El ocio provoca algunas actitudes en la gente. Por ejemplo, dice Netflix que ha aumentado la cantidad de suscriptores en 16 millones, y ahora está cerca de los 187 millones. La gente está pegada al televisor y algo quiere ver.
Quizá, digo yo, el ocio también aumenta el consumo de
droga en quienes tienen ese hábito que, como sabemos, está prohibido desde la
Ley Harrison de 1914 en Estados Unidos y convertido en acuerdo de la ONU en
1971.
Por lo tanto, así como Netflix necesita mantener o
mejorar el caos de su oferta, los narcos necesitan garantizar la provisión de
la droga a sus consumidores cautivos. Estos sí que son cautivos: los tienen
agarrados por las narices.
La actividad de producir droga no ha cesado en el Chapare
ni siquiera por la cuarentena. Dirán los narcos: si no respetamos las leyes,
cómo aspiran a que respetemos las cuarentenas, por favor.
“Si nos encapsulan nos van a asfixiar, sería un acto
criminal”, dijo Leonardo Loza cuando Arturo Murillo mencionó la posibilidad de
decretar ese encierro estricto para el Chapare.
Y otro dirigente, más imaginativo, dijo que, por ejemplo,
necesitan mayores volúmenes de gasolina en el Chapare para mover las bombas de
oxigenación de las lagunas donde se crían los alevinos de pacú llegados de
Brasil, no se sabe cómo en medio de esta cuarentena. El gobierno vendría a ser
responsable de la muerte de los peces, sugiere este dirigente. Un gobierno
derechista matapeces.
Muy cerca de allí, unos chinos que usan mercurio para
extraer el oro de la arena de los ríos del Amazonas están matando millones de
peces, porque fueron autorizados por el gobierno del cocalero Morales, pero eso
no tiene importancia. Lo que importa es que haya gasolina suficiente en el
Chapare.
El Chapare es la provincia boliviana que más gasolina per
cápita consume porque, claro, hay que oxigenar las lagunas donde se crían los
pacús, que luego son tan ricos a la parrilla.
De paso, si sobrara un poco de gasolina, se la usaría
para los motorizados de la zona, como el único Lamborghini o el Bentley-Rolls
Royce exclusivo.
YPFB tiene que considerar que esos autos, y los otros que
usan los cocaleros, necesitan circular, porque no hay peor cosa que dejar un
auto parado; se deteriora más que circulando. Es casi un derecho humano para un
masista que se respeta. Ser reelecto y conducir sus autos de alta gama.
De paso, las gotitas que sobraran, sería para las lagunas
de maceración de las hojas de coca y luego para que funcionen los motores que
hacen mover las lavadoras y el secado. No es cuestión de soplar y hacer
botellas esto de fabricar droga. Por favor.
Siglo21bolivia.com