Hay la convicción de que, luego de la pandemia del coronavirus, habrá cambios importantes en el mundo, tanto en política internacional como en economía. Y, ante eso, se conocen muchas opiniones. En este sentido, Leonardo Morales, en su columna “¿Surgirá un nuevo orden mundial tras el covid-19?” publicada en el Diario Las Américas el 16 de marzo pasado, se ocupa de este tema.
Ser parte de una realidad distinta a la paz concertada al
fin de la guerra fría y de la disolución de la Unión Soviética. Pero ahora –se
dice en la columna–: “Ni Rusia ni China son aliados de Washington”. “Detrás de
los ‘románticos’ vínculos en la era moderna, subsiste un pasado imborrable e
inevitable que se impone muchas veces a los designios de buena voluntad y a los
grandes intereses económicos comunes de estas tres potencias”. Sobre esta
visión hay opiniones diversas. Algunos temen que signifique el advenimiento de
una dictadura, con vínculos universales, al estilo de la distopia “1984” de
George Orwell. Por supuesto que también hay visiones menos tremendas: habrá
cambios pero no necesariamente para mal.
Predecir el futuro de un nuevo orden mundial es tarea
difícil. Pero se pueden señalar posibilidades y tendencias. Ahora, lo que está
a la vista, es que las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China, son
el preludio de un cambio, en el que ciertamente jugarán papeles importantes
otros países como Alemania, Rusia, Francia, el Reino Unido y Japón, y la
creciente influencia hindú.
L. Morales, se refiere a analistas que afirman que no se
conformará tal Nuevo Orden Mundial. “Solo habrá una agudización de los
conflictos y problemas que se desarrollaban en todo el planeta antes de
propagarse el virus”. En este sentido, se pronuncia “Richard Haass en un
artículo a finales de abril de este año titulado “The Pandemic Will Accelerate
History Rather Than Reshape It” (Más que remodelarla, la pandemia acelerará la
historia).
Por su parte, “el Secretario británico de Relaciones
Exteriores Dominic Raab, dijo que, después del SARS-COV-2, los negocios con
China no deberían seguir como siempre. Y el presidente francés Macron, estimó
que “sobre la pandemia, había claramente cosas que han sucedido y que no
sabemos”.
La reacción más directa contra China –se dice–, fue la
del Primer Ministro japonés Shinzo, cuyo gobierno destinó 2.000 millones de
dólares para que las empresas japonesas abandonen al gigante asiático y se
establezcan en Japón, y 200 millones adicionales “a disposición de las que
decidan radicarse en otro país”. Esto –se afirma– “sienta un precedente y una
posible alianza con Estados Unidos y la India”.
Habrá cambios, sin duda, pero no se sabe, a ciencia cierta,
cuáles y en qué dirección. Por ello, se impone en nuestro país la necesidad de
incentivar el análisis político-internacional de lo que sucede y sus posibles
consecuencias.