La organización Liga de Defensa Negra Africana (LDNA) ha organizado varias manifestaciones de protesta contra las violencias policiales.
La pandemia del coronavirus ha agravado todos los muy
diversos racismos franceses, a los que el movimiento internacional Black Lives
Matter (BLM) ha dado una visibilidad dramática inesperada, relanzando
movimientos locales muy duros cuya «vocación» anti policial no siempre oculta
sus flecos agresivamente racistas.
La organización Liga de Defensa Negra Africana (LDNA),
auto proclamada «anti racista», ha organizado varias manifestaciones de
protesta contra las violencias policiales de carácter racista (contra negros de
nacionalidad francesa), pero también ha «invitado» a sus militantes y
simpatizantes a multiplicar sus «acciones» contra los franceses de familia
asiática, propietarios o trabajadores en comercios «étnicos» (asiáticos).
Desde mediados de abril, durante lo más alto de la crisis
sanitaria nacional, la LDNA ha multiplicado sus acciones enarbolando esta
proclama racista contra los franceses de origen chino o los chinos instalados
en Francia: «#ChinaGoHome».
Por el coronavirus
Los estallidos de racismo anti chino y anti asiático
comenzaron en Francia entre febrero y marzo pasado, cuando un influyente diario
de provincias, La Courrier Picard, editado en Amiens, la ciudad natal de
Emmanuel Macron, publicó en su portada este titular: «Alerta amarilla». Ese
titular se transformó en «grito de guerra» contra las comunidades asiáticas, en
París y varias capitales de provincias.
Tras el comienzo del desconfinamiento, en curso, las
manifestaciones estrictamente francesas, contra las violencias policiales, han
sido muy mayoritariamente «multiculturales» (negros y blancos) y han tenido
flecos de racismo velado, con llamamientos apenas velados a la violencia
callejera: «¡No habrá paz mientras haya injusticia!».
La aparición del movimiento «Chalecos negros» subraya la
dimensión étnica de una organización consagrada a la defensa de los inmigrantes
en situación irregular. Organización «solo» para inmigrantes negros:
inmigrantes musulmanes (sirios, magrebíes), laicos o católicos (Europa del
Este) no tienen cabida en sus acciones.
La aparición de un racismo negro, en Francia (anti
chinos, anti musulmanes, anti blancos), coincide con un incremento espectacular
de las tensiones racistas de todo tipo. Según las cifras oficiales del
ministerio del Interior, durante el 2019 se produjo un incremento del 132 % de
las acciones racistas, de este tipo: manifestaciones de odio racista, acciones
racistas, antisemitas, anti cristianas y anti musulmanas. Incremento que
incluye desde la proliferación de insultos callejeros a la profanación de
cementerios (cristianos, judíos y musulmanes).
Los datos
En esa estela, la aparición de un racismo anti chino,
anti asiático, «consecuencia» de la propagación del Covid-19, es una novedad
significativa, emergente, en una Francia cuyos racismos tienen profundas raíces
históricas.
Según el último informe del Comité Nacional Consultivo de
los Derechos del Hombre (CNCDH), el 35 % de los franceses se dicen ellos mismos
racistas, un 29 % se consideran «un poco» racistas y otro 9 % «más bien
racistas». El 87 % de los franceses estiman que los gitanos son «un grupo
étnico» aparte. Musulmanes, magrebíes, asiáticos, judíos y negros (de
nacionalidad francesa, todos) son «gente aparte» para una mayoría o una minoría
significativa de franceses, del 23 al 56 %.