Para enfrentar el covid-19 que es una enfermedad infecciosa causada por un virus corona que no tiene vacuna conocida, nuestro gobierno prohibió salir de su casa y trabajar a la mayoría de la población. Esa desocupación artificialmente creada, lo que es inconcebible en un país en quiebra, resta a la población la posibilidad de alimentarse adecuadamente.
Por ende, reduce las
defensas naturales de su organismo lo que facilitará el ataque de este
morbo y otros. Desde el hambre no se puede enfrentar a ninguna enfermedad.
Además se suprimió virtualmente al Poder Judicial, elemento importantísimo para
vencer al desorden económico y social imperante. Nuestra situación
institucional exige tomar prontas e inteligentes medidas para reestablecer la República. -
CUADRO DE SITUACION
El coronavirus puede enfermar a los afectados pero su
grado de letalidad es mínimo con relación al total de la población y aún con el total de los infectados. Muchos
de ellos ni siquiera requieren atención hospitalaria y basta con reposo y
cuidados domiciliarios. Algunos no experimentan síntoma alguno lo cual desde
luego hace ignorar cuál es su número. El porcentaje de gravedad es muy variado
entre quiénes requieren atención médica que pueden llegar desde los cuidados
mencionados, hasta respirar con ayuda de un aparato mecánico, sin el cual
morirían. Otros requieren terapia intensiva.
Se sabe que los enfermos más graves son aquellos que
tienen además de la infección, otras enfermedades como diabetes, cáncer,
obesidad y dolencias varias. No hacen muchos días una alta autoridad sanitaria
de la Provincia de Buenos Aires, dijo que el 40% de los fallecidos en ese ámbito tenía alta presión arterial.
De estos hechos se ha podido inferir que existen personas
que están débiles lo que los hace vulnerables al ataque del virus corona y
otras, cuyo estado de salud, en la medida que las apariencias se correspondan
con la realidad, las hace seguramente inatacables.
En las estadísticas aparecen las edades de los
fallecidos, de lo cual se ha deducido,
sin más examen, que a partir de, digamos, los 70 años, se está en peligro de
contraer la enfermedad.
Médicos de fama mundial se resisten a aceptar la
superficialidad de este análisis y se aferran a la tesis del padre de la
medicina, Hipócrates (470-360 A.C.), quien sostenía que no había enfermedades
sino enfermos. O sea que lo que debe examinarse no es la edad, sino el estado
de cada organismo.
Si se utilizara esta forma de pensar, la inmensa grey de
niños mal nutridos que tenemos en la Argentina o los ancianos no mejor
alimentados o no medicados correctamente y
otros que están débiles por el motivo que fuera, están en máximo peligro
y habría que actuar con la decisión del caso.
No se debe perder más el tiempo encerrando a los sanos
que pueden trabajar y producir, sino salir a buscar los posiblemente condenados
por su estado real y actual de salud deficiente.
Cuando esto se escribe el virus corona ha causado en la
Argentina alrededor de 1.400 muertes
desde que apareció hacen cuatro meses o sea a una tasa anual de unos 4.200 por
año. Para que se tenga una idea de la importancia de este número, entre 1918 y
1919 cuando nuestra Patria tenía 8.000.000 de habitantes, la denominada fiebre
española causó 22.000 decesos. Ahora somos 44.000.000 de manera que para
igualarnos necesitaríamos 121.000 fallecimientos.
EL DECRETAZO-
El decreto de necesidad y urgencia Nro.297/2020 del 20 de
marzo de 2020 hasta el 31 de ese mes obligó a la mayoría de la población a
permanecer en sus casas en una suerte de prisión, con algunos escasos retazos
de libertad: Se les permite adquirir provisiones, medicamentos y artículos de
limpieza, ``haciendo desplazamientos mínimos e indispensables.''
Entre otras limitaciones inconcebibles, aún en las peores
dictaduras, se les prohibió trabajar (art.2) o sea poner en funcionamiento
aquello que San Gregorio Magno sostenía que era el instrumento redentor de la
dignidad del hombre.
El plazo de este confinamiento brutal inicialmente se lo fijó hasta el 31 de marzo de 2020 pero
seguirá hasta el 17 de julio de 2020 en cuya oportunidad seguramente será nuevamente prorrogado, si el
pueblo no atina a defenderse y se niega
a aceptar medidas que lo conducen al hambre.
Estas medidas, amén de la difusión insensata del miedo
entre la gente de manera que cada persona debe ser mirada como portadora del
mal, están destruyendo los sentimientos
más puros del hombre que consideran a
la otra persona tan hija de Dios como
él.
Están demoliendo también las relaciones familiares como
las de los hijos con los padres y los abuelos con los nietos. Se induce a
pensar que todos son enemigos de todos y por ende, mejor aislarlos y que dejen
de ser miembros de la comunidad humana.
El artículo 6to. del decretazo establece en 24 artículos
una extensa nómina de personas a quiénes se los excluye del "aislamiento
social, preventivo y obligatorio... por tratarse de servicios esenciales''. Se
menciona a las autoridades del gobierno nacional de manera que los legisladores
y jueces nacionales, que son integrantes del Poder Legislativo y del Poder
Judicial están excluidos del aislamiento social, preventivo y obligatorio, como
lo están los gobiernos de provincia en sus tres poderes y lo mismo los
gobiernos municipales.
A estas personas, ya que pueden circular libremente e ir
adonde les venga en gana, se les debería
haber realizado una revisación adecuada
en los más de 100 días que llevamos de cuarentena para saber si pueden o
no estar infectados o si tienen sus defensas bajas o por alguna situación
personal pueden ser vulnerables a quedar infectados y luego transmitir el
coronavirus a cualquier particular. Esa precaución no se tomó.
Es evidente que nuestro decretazo le prohibió también al
coronavirus interesarse por funcionarios
públicos importantes.. quiénes no solo son impunes sino, al parecer, también
inmunes.
http://www.laprensa.com.ar/490970-Desde-el-hambre-no-se-puede-enfrentar-ninguna-enfermedad-I-Parte.note.aspx