Justo mientras se llevaba a cabo la endulzada y antagónica reunión entre los presidentes López Obrador y Trump, terminé de leer la obra cumbre de Ayn Rand, la importante filósofa y literata norteamericana nacida en Rusia, extrema objetivista y capitalista a ultranza, enemiga de los postulados de izquierda que se anteponen a los valores capitalistas y de libre desarrollo individual y de mercado del vecino del norte y de la gran mayoría de los empresarios.
Fue curioso ver, en el país más capitalista del mundo,
cómo el político mexicano de izquierda setentera adulaba al ícono del
capitalismo mundial. Y cómo el presidente norteamericano, no muy amigo de los
derechos ni de la democracia, echaba flores al liderazgo de quien representa
todo cuanto combate y denuncia. La gira fue exitosa por tersa, pero no se
acercaron a los temas de urgencia que tensan la cuerda en el medio de las
fronteras: drogas, armas, Covid, y sobre todo: muro, inmigrantes y dreamers.
Ambos mandatarios tienen la oposición férrea de partes
muy considerables de su sociedad. Ambos han gestionado con pésimos resultados
la crisis de la pandemia y a ninguno importan las críticas sobre ello, sobre
violación de derechos y sobre oportunidades para sus poblaciones. Trump por ir
contra derechos e igualdad; López por la ineficacia de sus políticas, la
ralentización de la economía y sus políticas retrógradas contra empresarios.
La Rebelión de Atlas (Atlas Shrugged) es una novela de
mediados del siglo pasado que relata la rebelión de los grandes empresarios
contra el gobierno de EEUU (hasta paralizarlo) por la decadencia de sus
postulados y el excesivo intervencionismo del gobierno. Hoy que ambos países
tienen movimientos ciudadanos y partidistas contra sus líderes de cara a los
próximos comicios; y que con frecuencia se presenta la respuesta agresiva de
los presidentes, no parece lejano advertir lo que medidas extremistas e
irreflexivas pueden arrojar, como la basura de iniciativa contra la propiedad
inmobiliaria, la cancelación del aeropuerto o la construcción del muro
fronterizo.
La novela divide a la sociedad en “saqueadores”,
representados por la clase política que piensa que toda actividad económica
debe estar regulada y sometida a una fuerte imposición fiscal; y en “no
saqueadores”, emprendedores, capitanes de empresa e intelectuales que piensan
en la solución contraria. Los líderes se marchan a un lugar secreto y la
sociedad echa de menos sus grandes contribuciones. Entonces el gobierno se
percata de cuánto los necesita para sobrevivir.
Atlas es el titán de la mitología que sostiene al mundo.
A veces los políticos parecen olvidarlo; pero es la producción y el comercio lo
que hace todo posible. Por ello preocupa tanto la fuga de capitales, las
inversiones que no se llevan a cabo y los derechos que se violan
sistemáticamente; lo que contrapone a ciudadanos y aparato público, lo mismo en
México, Estados Unidos o en la novela de Ayn Rand.
En su ficción, Ayn Rand intenta mostrar que EEUU no
podría subsistir sin la razón y la creatividad individual, expresada en
términos materiales con el ejercicio del comercio libre. Aquí pareciera que el
presidente cree que sí.
Dejo aquí algunas frases de Ayn Rand que retratan nuestro
tiempo, nuestro país y nuestro gobierno. Juzgue usted. La pregunta sería si se
queda con el extremo de Rand o el de Luis Echeverría; perdón, el de algunas
políticas y expresiones contemporáneas:
El argumento de la intimidación es una confesión de
impotencia intelectual. Cuando las personas no comprenden lo que sucede,
responden con violencia.
El negarse a pensar es el primer paso de la ignorancia.
El comunismo propone esclavizar al hombre mediante la
fuerza, el socialismo mediante el voto.
Piedad por el culpable es traición al inocente.
Los derechos individuales no están sujetos al voto
público.
¿Investigación científica libre? El segundo adjetivo es
redundante.
Si mantienes a los demás, nunca querrán hacer algo por su
cuenta.
Cuando digo “capitalismo”, quiero decir capitalismo
completo, puro, incontrolado, no regulado, Laissez Faire. Con una completa
separación del Estado y de la economía del mismo modo y por las mismas razones
por las que existe separación entre el Estado y la Iglesia.
Vivimos en un capitalismo falso donde el gobierno se
aprovecha de la economía y la manipula.
Cuando adviertas que para producir necesitas obtener
autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye
hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que
muchos se hacen ricos por el soborno y por influencia más que por su trabajo, y
que las leyes no te protegen contra ellos, sino por el contrario, son ellos los
que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es
recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás
afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-nava-gomar/la-rebelion-de-atlas