En Venezuela, el uso de bots, trolls, y otras herramientas digitales ha sido implacable para manipular a la opinión pública en internet.
Las noticias falsas y los provocadores han estado
presentes durante toda la historia humana pero la era digital les dio un poder
que ha sofisticado y amplificado su difusión masiva en internet: el anonimato.
En Venezuela, al igual que en otros países, las clases políticas se han
aprovechado del alcance en las redes sociales para difundir su propaganda
política, desarticular opositores y desviar o confundir la atención de las
masas.
La diferencia entre Venezuela y otros países "es el
rol central de entes de Estado en la difusión de desinformación, su alta
capacidad de coordinación y la sofisticación de sus campañas", explica a
DW la Dra. Iria Puyosa, profesora de la Universidad de Brown en EE.UU. e
investigadora venezolana especializada en el uso de información en las redes
sociales y los conflictos políticos. Puyosa agrega que "el chavismo
comienza a realizar este tipo de operaciones desde 2010, bastante antes de que
se volvieran comunes en todo el mundo". Así que no es sorpresa que en 2019
un estudio de la universidad de Oxford sobre el orden global de la
desinformación ubicara a Venezuela entre 7 países que operan propaganda digital
para influir en políticas extranjeras junto con China, India, Irán, Pakistán,
Rusia y Arabia Saudita.
Las fallas de conectividad junto con más de una década de
censuras por el Estado han debilitado de manera acelerada los medios de
comunicación tradicionales en Venezuela. Puyosa asegura que en Venezuela aún no
se consolida una industria de medios digitales ya que "siguen siendo muy
pequeños". A raíz de los cierres y censuras a medios tradicionales, tanto
periodistas como audiencias en busca de información distinta al mensaje
partidista del gobierno migraron a los foros y redes sociales en internet entre
el 2009 y 2010. "El chavismo lo notó y comenzó a desarrollar estrategias
de monitoreo, propaganda y acoso para minar comunicacionalmente esos espacios
opositores en internet" explica Puyosa.
Diez años después, la artillería comunicacional del
chavismo en Internet es abundante. Pero la difusión de noticias falsas ha
generado una respuesta con el surgir de varios emprendimientos digitales en
Venezuela que monitorean, desmienten y verifican informaciones desde distintos
ángulos. Los portales de noticias con mayor credibilidad tienen un departamento
de fact-checking o hacen alianzas con ONG's que operan proyectos periodísticos
para contrarrestar las noticias falsas que inundan las redes. El trabajo de
estos proyectos ha aumentado junto con el flujo de desinformación global
ocasionado por la pandemia del COVID-19, que abarca desde consejos de salud
hasta teorías conspirativas.
Creer no es saber en la era digital
Uno de los que hace fact-checking en Venezuela es el
Observatorio Venezolano de Fake News (OVFN) que impulsó la organización
Medianalisis. El coordinador del proyecto es León Hernández, quien habló con DW
sobre la influencia de noticias falsas en Venezuela. La atribuye a que no se
respetan derechos como el de acceso a la información pública y la libertad de
expresión. "Todo esto ha minado de trampas el proceso de recepción de
información, al punto de que las fake news penetran sin defensa, en medio de la
opacidad y manipulación de voceros, en el sistema de creencias de los
venezolanos" explica Hernández.
El campo de batalla de la información digital está minado
con informaciones falsas que provienen de múltiples proveedores. Para Hernández
"es un clima enrarecido del cual algunos sectores se aprovechan para dañar
reputaciones e hipertrofiar el poder y alcance de las políticas gubernamentales
hacia el paroxismo social o hacia la desarticulación de acciones ciudadanas. No
podría darte autores, pero hay tendencia a pensar que hay factores aliados de
sectores políticos involucrados".
Bots, troles y otros monstruos cibernéticos El
observatorio venezolano ProBox es uno de los proyectos que monitorea el uso de
bots en la tuitósfera venezolana. En un reciente informe semestral, ProBox
determinó que "desde el @MIPPCI (Ministerio del Poder Popular para la
Comunicación e Información) se generan al menos 33 etiquetas mensuales,
ocupando el primer lugar en las tendencias de Venezuela la mayoría del tiempo, y
estas suman más de 4 millones de tweets mensuales".
No es difícil determinar una cuenta automatizada o bot en
Twitter, más por su comportamiento que por su perfil. La investigadora Iria
Puyosa recomienda usar apps como Botometer, pero agrega que hay pistas para
determinar si un perfil es una cuenta automatizada como: "excesivo uso de
hashtags (más de 70% de sus tweets), excesivo uso de RTs (más de 70% de sus
tweets), poca o ninguna conversación con otros usuarios, patrones de tweets muy
regulares o muy irregulares, contenido idéntico o muy similar al de otras
cuentas, bruscos cambios en temas de interés, enlace constante a fuentes muy
partisanas o a fuentes de noticias escandalosas" señala Puyosa.
Además de saturar las redes con hashtags, tendencias y
propaganda, quienes ejercen el poder en Venezuela utilizan la censura para
silenciar "medios, portales y redes sociales por medio de bloqueos a
través de CANTV, principal proveedor de internet en el país" explica el
informe de ProBox. Los investigadores concluyen que "el oficialismo
utiliza la sobre información y la censura de forma combinada como método para
imponerse en la conversación digital y buscar alterar la percepción de la
realidad en la opinión pública nacional e internacional".
El costo y el gasto
Comprar seguidores, aumentar los likes y otras
estrategias cuestionables del marketing digital son analizadas también en el
contexto político venezolano.
Para Iria Puyosa, mientras los bots son uno de los
fenómenos más visibles, son los "menos importantes de las operaciones de
amplificación de propaganda en línea. Más relevantes son los los trolls, las
cuentas títeres o sock puppets, las brigadas, los ciborgs, las comunidades de
identidad y las personas digitales influyentes". Todo este entramado
digital para manipular las redes resulta ser menos costoso que formas
tradicionales de propaganda.
Según Puyosa, "la publicidad impulsa la visibilidad,
pero las campañas coordinadas de influencia en la opinión pública orientan las
opiniones y tienen efectos en la identidad política".
Sin embargo, el informe de ProBox concluye que a raíz de
la Pandemia del
COVID-19 el entramado digital del gobierno en Twitter se
ha tenido que enfrentar con dos nuevas variables. La primera es que la sociedad
civil organizada ha logrado ganar espacios en la conversación digital. La
segunda variable es la protesta llevada a un marco digital donde gana
aceptación y aumenta en las tendencias.