La idea no es nueva pero llevarla a cabo sí lo es en un mundo que sabe que la reducción del dióxido de carbono, CO2, de la atmósfera se hace cada vez más necesaria en parte porque las emisiones industriales del ese gas aumentan sobre todo en el mundo desarrollado, y porque regiones de foresta amazónica, para nombrar solo una, no solamente de Brasil, continúan siendo deforestadas por razones de lucro agrícola-ganadero en detrimento de la humanidad.
El reto es mantener el aumento del promedio anual de la
temperatura de la Tierra en 2 grados centígrados lo que no es fácil… aunque hay
un método que puede ayudar. Según A. Rathi, Bloomberg News, se trata de
“enhenced rock weathering,” (ERW) o “aclimatación ampliada de rocas” que consta
en moler basalto para esparcirlo en grandes extensiones de tierra a fin de que
absorba CO2 de la atmósfera. La cuestión por el momento es el costo.
D. Beerling, director del Centro Leverhulme de Mitigación
del Cambio Climático, U. de Shieffield, Reino Unido, dice en Nature, comienzos
de julio, citado por Bloomberg News, que en condiciones bien trabajadas, el
cometido ERW tiene que surtir efecto sobre todo si se hace en escala… ya que
puede llegar a absorber entre quinientas y dos mil millones de toneladas
métricas de CO2 a un costo de US$80 a $180 por tonelada métrica lo que concuaza
con el precio del carbón de las décadas venideras… según las estimaciones del
Banco Mundial y, en línea con las metas del acuerdo climático de París.
El basalto es una roca común volcánica (como la piedra
pómez y la obsidiana) de color negro-verdoso compuesta generalmente de
silicona, hierro, calcio, magnesio y aluminio. El proceso funciona ¡ojo!
granulando basalto algo menos que la sal de cocina… para luego esparcirlo en el
campo; la tierra absorbe esos minerales que luego decantan en las capas
acuíferas restándoles acidez lo que hace, según los entendidos, que absorban
CO2 del aire que luego es consumido por microorganismos marítimos conocidos como
fitoplanctones… que ingieren el CO2 y que, al morir, se dice que descienden al
fondo del mar y con ellos el CO2 que consumieron. Además, se puntualiza que los
beneficios se extienden a la agricultura ya que la silicona y el hierro nutren
la tierra lo que se estima mejora los cultivos que de por sí también absorben
CO2 mientras que dizque las sales de calcio, magnesio y aluminio reducen nada
menos que la acidez del campo. Se puntualiza que la acidez es un problema que
aqueja hasta el 40% de la superficie cultivable del mundo. El estudio no aborda
echar el basalto molido en barbechos que si bien reduciría el CO2, se estima
que no ayudaría al cultivo.
Se puntualiza que experimentos de ERW en escala se llevan
a cabo en Australia, Malasia, EEUU y, aunque los resultados tardarán unos años,
los hay preliminares que son alentadores. Ahora bien, los costos de ERW son
iguales e incluso más baratos que los de enterrar CO2 capturado de plantas de
generación de electricidad con biomasa, o los de filtros industriales de
purificación de aire. De todas maneras en costos, es difícil competir con la
habilidad de forestas en absorber CO2; de ahí que la reforestación y la
regeneración agrícola sean importantísimas. Y desde luego importante también es
pedir que los países amazónicos tomen más conciencia de su obligación de
preservar y hasta ampliar la foresta amazónica no solamente por razones
atmosféricas y biocientíficas, sino para que nuestros hijos y nietos tengan
aire puro que respirar.