Un país, tantos temas, pero sólo un protagonista. Sus calles se han vuelto a incendiar. De nuevo un caso de abuso policial movió a quienes no se habían tomado ni un descanso por lo ocurrido a George Floyd. Ahora es el nombre de Jacob Blake el que provocó, incluso, que se paralizaran actividades deportivas. Siete disparos durante un arresto, ahora dicen las autoridades que el joven de 29 años se encontraba armado, que había un cuchillo en su auto.
La agresión frente a sus hijos provocó que perdiera
movilidad de la cintura para abajo, aun así, Blake se encuentra esposado a una
cama de hospital. Durante la Convención Nacional Republicana, donde Donald
Trump se convirtió oficialmente en el candidato a la reelección, este caso,
como todo lo relacionado con la pandemia que en EEUU ha cobrado la vida de más
de 180 mil personas, se usó como activo para la captación de votos. Nada pasa
sin que el presidente sea el centro: sólo él puede proteger a los ciudadanos de
la violencia policial, sólo él puede llevar a su país la vacuna contra la
covid-19, sólo él.
Otro país, tantos temas, pero sólo un protagonista. Jair
Bolsonaro, a pesar de su contagio, los de su esposa y su hijo mayor, así como
de los más de 117 mil muertos, no ha parado sus actividades, todas
incendiarias. Hace unos días le dijo a un reportero: “Qué ganas de reventarte
la boca a golpes…”, luego de ser cuestionado por supuestos pagos ilícitos
hechos a la primera dama. Lejos de estrategias efectivas, el mandatario
brasileño no sale de la línea de otros presidentes a quienes, a falta de
resultados, no les queda otra que las promesas de campaña. “Quizás en diciembre
o enero exista la posibilidad de la vacuna y luego este problema se superará
unas semanas después…”, aseguró hace un par de semanas en medio de la expectativa
que existe respecto de los proyectos de inmunización que se desarrollan en
varias partes del mundo. Como si de él, y no de los científicos a los que ha
desdeñado tanto, dependiera que se halle la vacuna contra el SARS-CoV-2.
Un país más, tantos temas, pero sólo un protagonista.
Vladimir Putin endosó en la figura de su hija la confianza de una vacuna que ya
se produce, se aplica y se tiene en lista de espera, sin que ésta haya
terminado sus fases de prueba. Incluso, ayer anunció que en breve llegará una
inmunización más. Ni la Sputnik V ni la que está por presentar habrían llegado
sin él. Y estos anuncios se dan al tiempo en que su principal opositor es
atendido por médicos alemanes bajo la sospecha de envenenamiento. En Rusia nada
ocurre, desde hace al menos dos décadas, sin que la figura de Putin aparezca en
la narrativa. Tal como sucede cerca de ahí, en Bielorrusia, con Alexander
Lukashenko.
Y aquí, otro país, tantos temas, pero sólo un
protagonista. Caída económica, inseguridad, falta de medicamentos, corrupción
de gobiernos previos e indicios, varios, del actual; también agresiones a
periodistas, que no paran, negación de la violencia de género, conflicto con
gobiernos estatales. Y 62 mil 594 muertos por la pandemia que hoy, nos dicen,
es más responsabilidad de los hábitos de las víctimas. Aun así, al reflector
político no lo apartan de la figura de Andrés Manuel López Obrador, la
conferencia diaria que anunció como un ejercicio de transparencia, se convirtió
en el espectáculo diario, al que responden seguidores y opositores.
¿Qué esperamos de un mundo donde la política dejó de ser
camino para la organización de sociedades y se hizo ejercicio del poder
unipersonal?.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/yuriria-sierra/politica-unipersonal/1402447