Los 26 centros de cuarentena para los emigrantes que han regresado desde el inicio de la pandemia de coronavirus acumulan un largo historial de abusos y condiciones insalubres.
En Venezuela a los Puntos de Atención Social Integral
(PASI) los comparan con campos de concentración. Y tienen buenas razones para
hacerlo. Los 26 centros de cuarentena "acondicionados" para albergar
de forma forzosa a los 130.000 emigrantes que han regresado a su país desde el
inicio de la pandemia acumulan un largo historial de abusos, hacinamiento,
condiciones insalubres y falta de asistencia médica rematado con un acceso muy
limitado a alimentos y agua, según la última investigación realizada por Human
Rights Watch (HRW) y dos centros de la Universidad John Hopkins, el de Salud
Pública y Derechos Humanos y el de Salud Humanitaria. De los 29, 19 están
situados en estados fronterizos.
"Enviar a los retornados a centros de cuarentena
insalubres y superpoblados, donde es imposible cumplir con las medidas de
distanciamiento social, es una fórmula perfecta para propagar el
Covid-19", advierte la doctora Kathleen Page. Además, ambas organizaciones
han detectado las amenazas contra los retornados y la prolongación de las dos
semanas iniciales ante el retardo general de los test de diagnóstico.
"Exigirles quedarse más allá del plazo establecido
no hace más que agravar el riesgo de que se contagie y no contribuye a ningún
propósito razonable de salud pública", sentencia Page. Además, "esto
equivale en la práctica a una retención arbitraria", advierte José Miguel
Vivanco, director para las Américas de HRW.
El gobierno de Caracas improvisó los PASI en sitios como
escuelas, hoteles, centros deportivos y terminales de autobús. Un trabajador
humanitario confirmó a HRW que en Zulia han llegado a alojar a 700 personas en
un centro para sólo 200 personas, incumpliendo todas las normas contra la
pandemia.
Rafael P. vivió en primera persona el suplicio en la
terminal de autobuses de San Antonio, fronterizo con la colombiana Cúcuta, en
donde permaneció más de 100 días, según relató a EL MUNDO. "Las
condiciones fueron deplorables, el agua no es potable. Dormíamos en colchonetas
de cinco centímetros de grosor. Lo peor es que estuvimos un centenar de
personas retenidos en contra de nuestra voluntad. Quemamos cauchos (neumáticos)
y nos enfrentamos. Hasta la guerrilla colombiana y los colectivos chavistas
participaban en nuestra vigilancia", se queja el joven.
Desde el poder bolivariano se lanzaron improperios y
amenazas contra los supuestos "bioterroristas" que según el discurso
revolucionario estaban contaminando Venezuela con coronavirus llegado desde
Colombia.
Las quejas se acumulan en el informe de las tres
instituciones. "Llegaban camiones de agua, pero era agua sucia y no
potable. Retornados en Apure y Táchira manifestaron que no había cocinas ni gas
para hervir y para desinfectar el agua. Los centros no proporcionaban jabón,
desinfectante y otros consumos de higiene, como toallas femeninas (compresas),
pañales o papel higiénico", recoge la investigación.
La comida de los PASI se parece demasiado a la del propio
país: insuficiente. "Las porciones eran muy pequeñas y/o no aportaban una
nutrición equilibrada. Las comidas podían consistir sólo en una arepa,
sardinas, pequeñas raciones de arroz y frijoles, pasta o algunas cucharadas de
pollo picado. En algunos casos, los retornados dijeron que les servían
alimentos podridos o congelados. Algunos afirmaron que comían una vez al día o
que se habían enfermado a causa del estado de los alimentos. La Oficina de la
ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha identificado casos de
desnutrición en los centros PASI", advierte el informe.
HRW y la Universidad John Hopkins incluyen
recomendaciones finales a los cancilleres latinoamericanos de cara a la reunión
prevista para el 19 de octubre, que forma parte del llamado Proceso de Quito.
Entre ellas el acceso a los PASI de organismos humanitarios y la intensificación
de la presión internacional para conseguir "acceso irrestricto del
Programa Mundial de Alimentos", la organización de la ONU premiada la
semana pasada con el Nobel de la Paz.