Un grupo de poder dentro del Ejército mexicano se movilizó para presionar al presidente Andrés Manuel López Obrador para que girara instrucciones de traer a casa, sano y salvo, al exsecretario de la Defensa Nacional. Era eso o enfrentar una rebelión en la tropa.
EMEEQUIS.– Ni el canciller Marcelo Ebrard ni el fiscal
general del país Alejandro Gertz Manero fueron los que consiguieron el boleto
de regreso a México para el general Salvador Cienfuegos.
Los verdaderos responsables de que el exsecretario de la
Defensa Nacional vuelva al país como un hombre libre, en un avión privado y
custodiado por alguaciles estadounidenses, es una cofradía dentro del Ejército
mexicano que se hace llamar “El Sindicato”.
A este grupo pertenecen los militares de más alto rango
del país, algunos retirados y otros en activo, quienes mueven los hilos de las
Fuerzas Armadas. Son, en su mayoría, generales de cuatro estrellas doradas que
inmediatamente se movilizaron en bloque cuando se enteraron que su amigo
Salvador Cienfuegos Zepeda estaba detenido en Estados Unidos por una orden de
aprehensión con cuatro cargos criminales que lo ligaban al clan de los
Beltrán-Leyva.
Fuentes del Ejército mexicano relataron a EMEEQUIS que
apenas habían pasado unas horas desde la sorpresiva noticia de aquel 15 de
octubre, cuando un representante del “Sindicato” tocó la puerta del despacho
del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.
UN RECADO PARA EL PRESIDENTE
El personero fue un conocido general de brigada con
experiencia en el combate a los cárteles en el norte del país, quien dejó
detrás de la puerta las consideraciones de una larga amistad con el secretario
Luis Cresencio Sandoval y, con frialdad, le hizo llegar el mensaje de la alta
jerarquía del Ejército mexicano.
“El mensaje fue, en líneas generales, que los altos
mandos del Ejército no iban a quedarse de brazos cruzados, mientras un gobierno
extranjero hacía trizas su credibilidad.
“Y que pasara el recado al presidente, porque tampoco les
parecía que su propio gobierno no defendiera a uno de los suyos”, dijo la
fuente consultada.
Aquella advertencia se transformó rápidamente en una
callada inconformidad entre tenientes, coroneles y generales, quienes
comenzaron a quejarse de que el mandatario Andrés Manuel López Obrador, el
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de México, parecía más aliado de la
agencia antidrogas estadounidense DEA que del poderoso “Sindicato”, que mueve
los hilos en temas cruciales para el gobierno federal, como la Guardia Nacional
o la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía o la refinería en Dos
Bocas, Tabasco.
Entre las filas militares –narra la fuente consultada– se
comenzó a gestar una franca inconformidad con el presidente, a quien veían poco
contundente frente a la falta de diplomacia del gobierno de Estados Unidos por
arrestar al general Salvador Cienfuegos sin aviso ni cortesías binacionales.
“EL SINDICATO” SUBE LA PRESIÓN
Pero hasta los más pacientes en la Secretaría de la
Defensa Nacional –los que pedían darle tiempo al presidente– perdieron el
temple cuando el general Salvador Cienfuegos dejó California y la DEA lo llevó
hasta Nueva York, donde su destino parecía ser una celda por el resto de sus
días por presuntamente proteger por 14 meses al capo Juan Francisco Patrón
Sánchez, “El H-2”, a cambio de millonarios sobornos.
Entonces, “El Sindicato” elevó la presión. Varios más
tocaron la puerta y llamaron al teléfono del secretario Luis Cresencio
Sandoval, quien debió comunicar al presidente que había un riesgo posible de
que la rebelión en la tropa causara problemas al interior del gobierno.
Lo demás es una historia que ya conocen periodistas de
Estados Unidos: desde Palacio Nacional se ordenó al canciller Marcelo Ebrard
endurecer el tono de reclamo por el arresto del exsecretario de la Defensa
Nacional e insistir en la exigencia de que, si los delitos del militar habían
sido cometidos en México, debía ser regresado a su país para ser juzgado según
las leyes nacionales.
Para darle fuerza al reclamo, la Secretaría de Relaciones
Exteriores y la Fiscalía General de la República anunciaron al gobierno de
Estados Unidos que, si el general Salvador Cienfuegos no era devuelto a su
país, México “evaluaría” sus planes de colaboración con la DEA.
Ese “evaluar” es un eufemismo para dar a entender que el
gobierno mexicano dejaría de compartir con Estados Unidos información sensible
sobre las actividades de los cárteles de las drogas que repercuten en la
seguridad pública del otro lado del Río Bravo.
Y aunque algunos analistas han especulado que otra carta
de negociación habría estado relacionada con los resultados de las elecciones
en Estados Unidos, la fuente consultada por EMEEQUIS, ni este medio, han podido
corroborar que esto sea cierto hasta el momento de publicación de este texto.
EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO
“Lo que se puso en la mesa fue la colaboración con la
DEA, algo que le duele mucho a las agencias de Estados Unidos. Al final,
tuvieron que ceder porque para ellos es más importante esa relación binacional
que atrapar a un solo individuo por más alto rango que tenga”, señaló la
fuente.
Tras el amago mexicano, el gobierno de Estados Unidos
aceptó regresar al general Salvador Cienfuegos a su país en las condiciones que
propuso “El Sindicato”: con los cargos criminales retirados y sin que se le
decomisaran sus bienes ni se le congelaran cuentas bancarias.
Además, la cofradía militar logró que el retorno del
general en retiro no estuviera condicionado a que la Fiscalía General de la
República lo mantuviera en prisión preventiva o libre bajo fianza. Es decir,
Salvador Cienfuegos volverá a México como un hombre libre.
La única mancha en el plan perfecto del “Sindicato” es
que el gobierno de Estados Unidos compartió con la Fiscalía General de la
República las evidencias que tiene contra el exsecretario de la Defensa
Nacional, un caso que el propio Departamento de Justicia calificó como “sólido”
en el mismo documento en el que pidió a la jueza Carol B. Amon el levantamiento
de cargos contra el condecorado militar. Sin embargo, tampoco es una condición
de su retorno que la justicia mexicana lo procese por algún delito.
Fuera de eso, todo ha sido celebración en lo alto del
Ejército mexicano. “El Sindicato” dobló a la DEA y consiguió un boleto de avión
de regreso para el general Salvador Cienfuegos en una maniobra impensable y en
tiempo récord.
El hijo pródigo vuelve al cuartel.
@emeequis
https://www.m-x.com.mx/secretos/la-cofradia-secreta-de-cienfuegos-doblo-a-la-dea-la-llaman-el-sindicato