Se activan en México las sociedades secretas: se trata de grupos marginales incluso dentro de las derechas mexicanas, que no alcanzan a concretar un proyecto de país ni tienen eco en los sectores populares. Pero son ligas fanatizadas y están frustradas, consideran expertos. Latente, riesgo de atentados y otros actos violentos.
La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la
Presidencia de la República reactivó las células de las sociedades secretas de
la ultraderecha mexicana. Son grupos sin respaldo en los sectores populares y
están casi solos, pero son peligrosos porque están frustrados y podrían
realizar atentados, ataques selectivos y actos violentos de provocación.
En la reflexión coinciden, por separado, dos de los
mayores especialistas en el estudio de la derecha mexicana y sus sociedades
secretas: Fernando Manuel González González y Édgar González Ruiz.
Explican que estas organizaciones nunca se desarticularon
del todo, ni siquiera porque algunas se convirtieron en gobierno al enquistarse
en las estructuras de los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón. Pero ahora
se reorganizan contra lo que consideran la “instauración del comunismo” en
México.
No importa que el gobierno mexicano no tenga intención
alguna de instaurar algún tipo de socialismo o comunismo y que, en realidad,
sea afín a la libre empresa, al libre mercado y apenas busque defender ciertos
intereses nacionales y combatir la corrupción para que el capitalismo funcione
eficientemente.
Fernando Manuel González González, doctor en ciencias de
la educación por la Universidad de la Sorbona (París, Francia) e investigador
del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), explica que los razonamientos poco importan a estos grupos
cuando tienen un “principio organizador”. En este caso, es AMLO (Andrés Manuel
López Obrador). El propio presidente es el que los aglutina, es su razón de
ser.
Para estos grupos el actual presidente de la República
nunca debió llegar a la titularidad del Poder Ejecutivo y consideran que sólo
lo logró gracias a un complot internacional judeo-masónico comunista. Abrevan
de visiones de tiempos de la Guerra Fría e, incluso, de anteriores.
No sólo se trata de sociedades como la Organización
Nacional El Yunque o los Tecos, con raíces de hace 1 siglo. Hay otras de las
que no se conocen sus nombres pero están sueltas y podrían generar violencia.
Fernando González tiene líneas de investigación en
actores y procesos sociales y es uno de los mayores especialistas en el estudio
de las sociedades secretas católicas y de otros sectores de la derecha
mexicana. Resalta que López Obrador llegó al poder con un amplio respaldo
popular que, en gran medida, se mantiene.
Resulta paradójico que eso puede ser peligroso, toda vez
que –explica el investigador– más de un fanático frustrado o uno de los grupos
de esta ultraderecha puede decidir pasar a la acción.
Como no pueden generar ni organizar una masa inconforme
ni, mucho menos, una rebelión, pueden realizar un atentado o provocar hechos
violentos
Se explica: como no pueden generar y organizar una masa
inconforme ni, mucho menos, una rebelión, pueden realizar algún atentado o
provocar hechos violentos.
Edgar González Ruiz, maestro en filosofía y autor –entre
otros libros– de Cruces y sombras. Perfiles del conservadurismo en América
Latina (2006), El MURO. Memorias y testimonios (BUAP, 2003) y El clero en
armas. Militarismo católico en América Latina (FIM, 2007), explica que los
movimientos ultracatólicos hoy están acotados por la propia secularización de
la sociedad.
Y otros, de corte nazi o neonazi “nunca prosperaron; hubo
brotes”. No tienen la capacidad de convencer a otras personas, pero son tan
fanáticos que sí pueden cometer actos violentos. “Eso sí, se pueden organizar
tres o cuatro y hacer lo que quieran; pero de ahí a que se constituyan en un
movimiento, no”.
Quienes sí podrían ver aumentar sus simpatizantes en el
mediano plazo son las derechas abiertas, aquellas que actúan de manera pública
y cuya lucha principal es por medio del sistema político-electoral. Como
ejemplo están el propio Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Encuentro
Solidario (PES) o la organización de Felipe Calderón, México Libre.
En el espectro político-ideológico, la derecha es menos
diversa que la izquierda. Sin embargo también hay ciertas corrientes
irreconciliables que, por ello, se debe hablar de “derechas” más que de una
sola posición monolítica, explica Fernando Manuel González.
A este respecto, Édgar González Ruiz señala que las
posiciones de derecha se encuentran, en mayor o menor medida, en todas las
opciones del sistema político-electoral. Señala que, incluso, participa en el
actual gobierno federal. Destaca el caso del PES, aliado del presidente, y de
la incrustación de personajes como Manuel Espino, integrante de la sociedad
secreta de El Yunque, colocado al frente del Servicio de Protección Federal que
se encarga de la seguridad de las instalaciones estratégicas del país.
Es decir, la derecha radical, confesional, no sólo está
en la oposición. También es gobierno. Los personajes de las sociedades secretas
se encuentran enquistados en movimientos como el Frente Nacional anti AMLO
(Frenaaa) pero, sobre todo, en otras instituciones con vida orgánica de otro
tipo, como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el
PAN, instituciones educativas privadas y públicas, gobiernos estatales e,
incluso, el gobierno federal. Lo anterior no quiere decir que al interior de
estas instancias se sepa siquiera de la existencia de tales organizaciones o
que estén de acuerdo con ellas.
—¿Cómo se explica la presencia de Manuel Espino en el
gobierno de Andrés Manuel López Obrador? Se trata de un personaje militante de
sociedades secretas como del Yunque y el DHIAC (Desarrollo Humano Integral) –se
le pregunta a Fernando Manuel González.
—Se explica porque Morena [Movimiento Regeneración
Nacional, el partido del presidente], en gran medida, es un conglomerado de
chapulines, de gentes “conversas”, oportunistas. La ficción es creer que Morena
es un grupo de izquierda homogéneo. Su líder juega, mínimo, en cuatro niveles:
por un lado es una especie de pastor protestante que moraliza; por otro lado es
jefe de una facción; por otro lado es presidente de la República y por otro
lado es un líder que pretende aglutinar a los personajes más heterogéneos como
los ligados incluso directamente a la derecha más ultra.
Sobre el mismo hecho, González Ruiz considera que esos
personajes caben en el actual gobierno porque también tiene una vertiente
conservadora, prohibitiva. Las geografías políticas de izquierda-derecha se
trastocaron en México y en el mundo. Ahora en algunas formaciones de derecha se
renuncia a defender elementos religiosos, por ejemplo. Y algunas formaciones de
izquierda se centran en la justicia social pero adoptan valores propios de la derecha
como el rechazo al aborto, también como ejemplo.
Por otra parte, desde la derecha que está en la oposición
frontal hay grupos de presión que buscan aglutinar un movimiento. Es el caso
del Frenaaa, cuyo liderazgo formal y visible recae en Gilberto Lozano, un
ejecutivo de empresas regiomontano con pleito jurado contra todo lo que le
huela a izquierda desde la muerte del empresario Eugenio Garza Sada a manos de
integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre en 1973. Él, entonces con 20
años de edad, asistió a las exequias y presenció cuando la elite empresarial
enfrentó al presidente Luis Echeverría, los culpó del asesinato y lo corrió del
panteón.
En Frenaaa “caben todos”
La más reciente manifestación del Frenaaa tuvo lugar el
sábado 21 de noviembre, cuando reunió un contingente que no pudo desbordar la
glorieta del Ángel de la Independencia pero que su principal dirigente formal,
Gilberto Lozano, estimó en 450 mil asistentes. Contra toda evidencia, en cada
acción reporta hasta 10 veces más de asistentes que los estimados por las
autoridades. Hace una semana decidió levantar el plantón que mantenía en el
Zócalo y, entre burlas, debió aceptar que no podría hacer renunciar al presidente
antes del 30 de noviembre, como había prometido.
El pasado sábado 28 de noviembre, Gilberto Lozano grabó
un video en el que dijo haber creado un fideicomiso para asesinar al presidente
y su familia. Dijo que en caso de que a él le pasara “algo más que un rasguño”,
actuaría de manera automática un grupo de elite “bien pagado” para acabar con
“todos los que tuviera que acabar”. Y que ya tenía detectadas las casas de
todos los que rodean al presidente.
Jaime Sandoval es uno de los voceros de Frenaaa. Es uno
de los tres autorizados para hablar a nombre del movimiento, junto con el
propio Lozano y José Gerardo Villarreal. Dice que en el movimiento tienen sí
cabida los movimientos neonazis y que, incluso, son bienvenidos. Sólo que se
deben apegar a tres principios. El primero de ellos es el rechazo a la
violencia. “Somos ciento por ciento pacíficos”, asegura. Los otros dos son el
actuar conforme a la Constitución y “respetar todas las ideologías”.
Enfatiza que en Frenaaa no quieren hacerle daño a nadie.
Ni al presidente. Sólo quieren “que se vaya”. De hecho, se trata la única
demanda. No logran a articular un programa político ni un proyecto de nación.
“Todo confluye en exigir la renuncia de López, pero hay
muchos grupos que tienen sus demandas particulares. Finalmente todo confluye en
el responsable de todo esto, que es López Obrador, porque no ha sabido
gobernar. Es como si no tuviéramos presidente. Todo se ha hecho al vapor,
decisiones que han venido a perjudicar a la sociedad en general. Frenaaa exige
la renuncia del presidente por su ineptitud.”
“Todo confluye en exigir la renuncia de López porque no
ha sabido gobernar. Es como si no tuviéramos presidente. Frenaaa exige la
renuncia del presidente por su ineptitud”
—El actual gobierno federal no cumple aún 2 años. ¿Piden
su renuncia cuando el país padeció 5 sexenios sin crecimiento económico y con
altos niveles de violencia? ¿Por qué precisamente se oponen a este gobierno y
no a los anteriores? –se le pregunta.
—Por qué tan tajante la renuncia del presidente Andrés
Manuel López Obrador, pues porque todo el mundo debe de saber que fuimos
engañados como pueblo. Jamás mencionó en toda su campaña que, sin contar los 18
años que lleva persiguiendo la Presidencia, la Cuarta Transformación consistía
en convertirnos en un país socialista.
—Pero garantiza la propiedad privada, continúan los
megaproyectos que favorecen al capital, no hay nacionalizaciones… ¿en dónde
está el socialismo?
—Ellos están adscritos al Foro de Sao Paulo y si ustedes
revisan su agenda y los puntos a seguir, pues te darás cuenta que todo lo que
está haciendo López Obrador va avanzadísimo, convirtiendo a nuestro país en un
país chavista. Todos los lineamientos de ese foro van en el mismo sentido:
Guardia Nacional, eliminar el cuerpo militar, tener un solo mando, ideología de
género, desbaratar instituciones… La verdad es que no hace falta más que
voltear a ver a otros países y ver cómo están destrozados. En su momento
quitaron a Hugo Chávez [en Venezuela], pero cometieron el error de no haber
hecho los ajustes necesarios en la ley y tuvo la oportunidad de regresar y
nunca más lo volvieron a quitar, se mantuvo en el poder hasta su muerte que es
cuando lo sustituye [Nicolás] Maduro. Bolivia tardó 19 años en quitar su
dictadura y fueron movimientos de este tipo los que lograron hacer presión.
Las imágenes religiosas acompañan todas las
manifestaciones de Frenaaa. Reivindican consignas de la época de los cristeros
y de la Guerra Fría. En López Obrador ven a Plutarco Elías Calles, la Unión
Soviética, Fidel Castro y Hugo Chávez. Todos en uno.
El Frenaaa ve en López Obrador a Plutarco Elías Calles,
la Unión Soviética, Fidel Castro y Hugo Chávez. Todos en uno
El Frenaaa se apresta a decir que López Obrador es un
dictador, “lo cual no es el caso; es un tipo muy autoritario pero no es un
dictador”, explica Fernando González, autor, entre otros libros, de Marcial
Maciel. Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos (Tusquets,
2010). Además, “sería muy grave” que estas derechas pudieran derrocar a un
presidente que llegó por medio de elecciones democráticas.
Advierte que estos grupos que podrían pasar a la acción
son “demasiado marginales” incluso en las organizaciones de la ultraderecha.
Pero existen. Cita los casos de aparición de grupos neonazis en 2015 entre las
filas del PAN en Jalisco, Guanajuato y el Estado de México.
“En Guadalajara fueron rápidamente neutralizados y
pidieron disculpas por su filiación nazi. En el Estado de México quedó el
asunto mucho más ambiguo, al igual que en León [Guanajuato], que es uno de los
territorios del Yunque. Entonces, hay derivas filonazis panistas, pero son
marginales.”
Explica que ahora en el conglomerado de Frenaaa confluyen
grupos de la ultraderecha con una parte del sector empresarial. Mientras que
unos abogan por un golpe de Estado, lo otros apuestan a ganar las elecciones
intermedias del próximo año.
Estos últimos apoyan las protestas de Frenaaa, pero en
realidad su mirada está puesta en ganar 200 de los 300 distritos electorales
que estarán en disputa en 2021.
Para Édgar González Ruiz, Frenaaa es una expresión del
sector empresarial mexicano, en disputa con el presidente López Obrador.
Considera que la disputa ideológica no es el fondo, aunque sea estridente. Es
una lucha de poder que libra un grupo de empresarios, además, para no perder
privilegios que considera en riesgo.
Hoy todas las derechas están actuando. No sólo la ultra
ni la que concluye en sociedades secretas, explica Fernando Manuel González. En
el propio PAN, que tiene una derecha de tradición democrática, también mantiene
los cuadros autoritarios que se infiltraron desde El Yunque y de la
ultraderecha de la democracia cristiana. “El panorama es extraordinariamente
complicado que sólo nos dejaría hablar de las derechas”.
—¿Hay posibilidades que todas las derechas se aglutinen
en un solo frente en México? –se le pregunta.
—Hay alguien que es un aglutinador fundamental y que se
ha dedicado a cultivar eso y que es el presidente de la República. En el
momento en que él los aglutina en conservadores, fifís, mis enemigos, etcétera…
todo un conglomerado de gentes que tienen diferentes posiciones, pues qué mejor
aglutinador que López Obrador.
Explica que el presidente ha logrado personalizar el
debate político. Las personas terminan definiéndose frente a él y no frente a
proyectos. El discurso de Frenaaa es por ello muy básico. Se centra en que si
López Obrador está loco, por ejemplo.
Y no pueden ver que López Obrador no tiene un proyecto
socialista. En una evidente distorsión de la realidad lo ubican como parte una
conspiración del comunismo internacional que, además, es judeo-masónica.
“Hay una larga tradición de ideas que quedan como en
flotación”. Desde la década de 1920 –explica Fernando González– el gobierno de
Plutarco Elías Calles fue visto por los católicos como satélite del socialismo
ruso. “Lo acusan de estar dirigido directamente desde la Plaza Roja”.
Para la década de 1930 Carlos Cuesta Gallardo, el Güero,
líder de los Tecos, impuso en el imaginario de estos grupos secretos la idea
del gran complot judeo-masónico comunista. Lo retomó de un libro sobre la
Revolución y los jacobinos del Augustin Barruel publicado 1797 (Memoria para
servir a la historia del Jacobinismo).
De hecho, Fernando González dedica un capítulo al
respecto en su más reciente libro Secretos fracturados. Estampas del
catolicismo conspirativo en México (Herder, 2019). Esta idea pervive. Incluso,
en la década de 1960, algunos de estos grupos acusaron a la cabeza de la
Iglesia Católica, entonces Pablo VI, de ser parte de este complot, toda vez que
este papa continuó y concluyó los trabajos del Concilio Vaticano II que
impulsaba las relaciones ecuménicas entre las religiones del mundo y ubicó a
los pobres como el centro del Evangelio.
También en la década de 1930 se afianzó la idea de la
educación comunista cuando el presidente Lázaro Cárdenas del Río impulsó la
educación socialista. Vinieron las décadas de 1950 y 1960 y, con ellas, la
Revolución Cubana y otras revoluciones en el mundo. Y la ultraderecha mexicana
acusó a gobernantes como López Mateos de ser parte de la conjura comunista,
aunque era evidente para todo el mundo que estos gobernantes acabaron con la
guerrilla, esa sí de filiación socialista o comunista.
Se recicla el mismo discurso antimasón, antijudío y
anticomunista, con nuevos actores. Antes Cuba, ahora Venezuela
Así que es natural que estos grupos sostengan hoy que
López Obrador avanza hacia el comunismo aunque no haya evidencia alguna. “Se
recicla [el discurso] ahora con una novedad: Venezuela. Cuba está detrás de
Venezuela y ésta es el modelo de un tal Andrés Manuel López Obrador. Estamos
ante un comunista castrista y un comunista chavista. Desde la década de 1920 se
ve todo este proceso de reciclamiento ideológico”.
—Pero es una lectura muy alejada de la realidad. López
Obrador no lleva al comunismo. Por el contrario, está haciendo viable el
capitalismo –se le provoca.
—No importa. El problema de los complots es tener un solo
principio organizador de la complejidad de lo real. Una vez que uno decide cuál
es el principio organizador la complejidad de lo real se simplifica al máximo.
Así el “gran complot judeo-masónico comunista a nivel mundial” organiza la
complejidad de lo real de estos grupos. No importa la seriedad del análisis. Lo
que importa es que se crean el análisis y que actúen en consecuencia, que organicen
sociedades secretas y que manden a sus huestes a infiltrar a esa sociedad que
está contaminada de socialismo, comunismo o masonería. El complot no soporta la
incertidumbre.
—¿Y eso alcanza para formular un proyecto de país?
—Para nada. Tienen una parte del proyecto que es el
económico, sobre todo los de la Coparmex: [Gustavo] De Hoyos y compañía. Ellos
pueden aportar, tienen un punto polémico con respecto del proyecto económico de
Morena; pero los otros no tienen proyecto, casi su único proyecto es que se
salga este tipo, lo cual me parece peligroso como ideología.
Manuel González señala que ahora la derecha religiosa en
México no sólo es de confesión católica. Algunas de las iglesias protestantes
han ingresado con fuerza en América Latina. Es “clarísimo” que se han instalado
en el espectro político-ideológico mexicano.
Se refiere al caso del PES, con el pastor Hugo Éric
Flores y, sobre todo, con el pastor Arturo Farela, amigo del presidente. Es
decir, sí es una novedad que la derecha en México ya no se asocia
exclusivamente con la confesión católica, sino también ahora evangelista
cristiana.
Nuevos ropajes de la derecha
González Ruiz explica que se actualmente se vive un
proceso en dos vertientes. Por un lado las sociedades son más laicas y están
menos dispuestas a acatar las recomendaciones religiosas. Pero, por otro lado,
sí adoptan posiciones ideológicas que se le imponen desde el poder público.
Ejemplifica con lo sucedido durante los 2 sexenios
panistas (Vicente Fox: 2000-2006, y Felipe Calderón: 2006-2012), que impulsaron
una agenda opositora al Estado laico, “al grado de que todavía no se puede
despenalizar el aborto en nuestra sociedad por la inconformidad y la presión de
grupos religiosos; ahí está la fuerza de las ideas conservadoras. Y no siempre
del conservadurismo católico, que para mí siempre ha sido la expresión de la
derecha y del conservadurismo, sino también de grupos evangelistas que también
se oponen al aborto y a las libertades sexuales.
—El otro componente histórico de la derecha es el sector
empresarial. ¿Sigue siendo lo mismo?
—Sí, aunque ya hay sectores empresariales que no
comparten ideas conservadoras. Si tomamos las posturas de liberales y
conservadores en sus términos, los liberales defienden los derechos
individuales, la capacidad de decisión de las personas. Los conservadores se
oponen a eso, defienden prohibiciones contra el aborto, contra las drogas,
contra el ejercicio libre de la sexualidad.
Hoy incluso las ideas conservadoras proviene de sectores
insospechados. Según González Ruiz, se encuentran en movimientos o personas que
se asumen a sí mismas de izquierda o liberales.
Hay quienes dicen que los monumentos y las obras de arte
no importan porque sólo son piedras o yeso. Lo que están diciendo es que la
cultura no importa, el ser humano no importa. Eso es profundamente conservador
“Hay gente que sale a destruir un monumento, una obra de
arte y dice: ‘Eso no importa, son piedras, papel o yeso’. En el fondo, lo que
te está diciendo es que la cultura no importa, el ser humano como tal no
importa, importan sus funciones biológicas como las tienen los animales al
igual que las plantas. En esa medida es como conciben al ser humano, que me
parece terrible y profundamente conservador.”
—¿Consideras que hoy México tiene un gobierno liberal o
conservador?
—No sabemos. Hay aspectos contrastantes. No sólo en el
gobierno, sino en las diversas fuerzas políticas y en las sociedades. Pienso
que en la Ciudad de México están más arraigados los valores liberales, la
defensa de las libertades. El gobierno federal se ha preocupado por las
políticas sociales o de justicia social, pero hay casos como el aborto donde no
se ha avanzado.
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Frente Nacionalista de México, “herederos del fascismo y
el nazismo”
Sin ambages, se reconocen “herederos” del fascismo y el
nacional-socialismo en México. No pueden llamarse a sí mismos fascistas o nazis
–dicen– porque esos movimientos tenían características específicas para
italianos y alemanes, respectivamente.
Juan Carlos López Lee es el coordinador nacional del
Frente Nacionalista de México (FNM), constituido formalmente con poco más de 5
mil miembros. No es una sociedad secreta. Por el contrario, es una organización
abierta con una propuesta pública y que ha realizado manifestaciones políticas,
que incluyen protestas contra las familias migrantes que atraviesan México con
rumbo a Estados Unidos.
López Lee asegura que el FNM no califica como de derecha
o de izquierda, pues cuenta con “lo mejor” de cada posición política. La
violencia no es viable en estos momentos, explica. Su revolución se encuentra
en una fase pacífica y consiste en colocar a sus miembros en la mayor cantidad
de puestos de dirección tanto en el sector público como privado.
Dice que el FNM representa la tercera vía, distinta a la
dicotomía capitalismo liberal-comunismo materialista.
“Somos un movimiento transversal. Coincidimos con la
derecha en cuestiones como la defensa de los valores morales, la defensa de la
vida, de la identidad. Y, por el contrario, coincidimos con la izquierda en
cuestiones económicas, como la justicia social. No somos liberales, no estamos
de acuerdo con el libre comercio. Somos un movimiento que se opone a la
ideología de la globalización porque ésta es una causa tanto de izquierda como
de derecha. Nosotros queremos un México independiente, soberano. Nos nutrimos
de gente que viene tanto de la izquierda como de la derecha.”
Asume que México se nutre de dos grandes civilizaciones:
“por un lado el mundo prehispánico, que abarca desde los aztecas hasta los
mayas y, por otro lado, lo que es el mundo hispano. Nosotros creemos que la
identidad nacional se basa en esta idea y en eso coincidimos con José
Vasconcelos, en su primera etapa”.
Considera que la primera teoría política fue el
liberalismo de la Revolución Francesa. Buscaba exaltar era al individuo.
Después vino la segunda, el comunismo que reivindica la clase social.
“Después la tercera teoría es el fascismo, el nazismo,
que intenta responder a esto con el tema de la raza. Muchos de los escritos,
por ejemplo de Vasconcelos, se basan en el tema de la raza porque tratan de
responder a ese cuestionamiento que en México siempre ha sido difícil de
abordar, porque no tenemos una raza única. Creemos que estas tres cosas tienen
que superarse y ver a la nación como comunidad.”
—¿Se asumen fascistas?
—No, porque el fascismo es un movimiento propio de los
italianos. Es parte de la herencia del Imperio Romano, la exaltación que ellos
hacían de los gloriosos tiempos de Roma. Nosotros no somos italianos, somos
mexicanos. Somos nacionalistas, no fascistas, aunque sí nos adscribimos a las
corrientes que son herederas del fascismo, el nacional-socialismo, que es la
tercera teoría y que fueron una reacción contra el capitalismo salvaje liberal y
contra el comunismo materialista. En ese sentido, nosotros creemos que todavía
tenemos que llenar ese espacio.
—Pero sí comparten principios.
—Sí, porque lo que buscamos todos los nacionalismos es
reencontrar aquel marco en el cual la patria tenía una gloria primigenia y, en
nuestro caso, si hablamos de que tuvimos una primera civilización, en este
caso, fue una civilización prehispánica, luego viene una segunda civilización
que es la de la Colonia. Ahora tenemos que hablar de una tercera. Tenemos que superar
las dos anteriores. Tenemos que tener un país que haya consolidado su
conciencia nacional y que recupere lo mejor de estos dos periodos históricos.
—¿Qué forma de gobierno consideran que debe tener México?
—Dentro de nuestro movimiento hay gente que está de
acuerdo con la monarquía y hay quienes están de acuerdo con la república. No es
lo que importa ahorita, sino un gobierno donde los mejores estén al frente de
la función pública, que tengan suficiente capacidad y talento para estar ahí.
—Finalmente apoyan el totalitarismo, sea bajo una
monarquía o una república.
—Si hablamos del totalitarismo como la dictadura de una
sola persona que hace y decide, nosotros no somos totalitarios. Pero si
hablamos de un Estado totalitario que vemos como un todo orgánico, donde todas
las esferas de la vida nacional están conectadas, ahí podemos decir que nos
adscribimos a una doctrina totalitaria. La patria tiene que vivir en todos sus
componentes. Tanto los trabajadores como los campesinos, los empresarios.
Hombres y mujeres tenemos un lugar en la sociedad y si nosotros desempeñamos
ese lugar correctamente podemos llevar al país a un desarrollo.
“Las leyes que tenemos ahorita están basadas en el
positivismo francés. Debemos sustituirlas por leyes basadas en usos y
costumbres porque el problema que tenemos en México es que la ley es letra
muerta, no se observa ni se practica; no hay autoridad y reina la anarquía en
todas partes.”
—La transformación que proponen sólo podrían hacerla de
manera vertical. Es decir, necesitan tomar el poder.
—La clave es cómo llegar al poder. Y hay varias formas.
Tenemos que combinar varías formas de lucha. Cuando hablamos de la
participación dentro de la política, dentro de los partidos políticos, en
elecciones, lo hacemos porque es una forma de agitación, de concientización. Y
porque si logramos incrustar personas en posiciones clave, gradualmente podemos
ir metiendo algunas de estas ideas dentro de lo que es el sistema político
democrático y dentro de la agenda legislativa de nuestro país. Esa es una
manera. La otra es que se tiene que hacer un trabajo de construcción y
concientización por fuera de la política para ir agrupando a esta minoría
idealista. Al final de cuentas todas las revoluciones las hacen las minorías. Y
en determinado momento poder lanzar una propuesta más directa hacia la toma del
poder. En este momento, los problemas que tenemos en México nos impiden irnos
directamente hacia una propuesta para la toma del poder. También nos impiden
hacer un partido político.
—¿Se han planteado la toma del por medio de la lucha
armada?
—Sí hemos hablado de esto, pero cuando hablamos de la
lucha armada tenemos que hablar de quién nos va a dar las armas y quién las
tiene. Todos estos grupos de izquierda y los marxistas vienen con el discurso
de la década de 1960 y el Che Guevara bajo el contexto del mundo bipolar. El
asunto es que ni en México ni en ninguna parte de América, fuera de Estados
Unidos o de Canadá, se producen armas o hay armas accesibles. Es un tema
peligroso porque si hablamos de que queremos una lucha armada, pues aquí los
únicos que tienen armas son los criminales, el crimen organizado. Cualquier
lucha armada se puede contaminar con los intereses del narcotráfico, que es lo
que pasó en Colombia. Debemos que tener mucho cuidado con términos como el de
la lucha armada. En este momento, mientras prevalezca el crimen como está, no
se debe de recurrir a ella.
—¿Qué posición tienen ante el gobierno de Andrés Manuel
López Obrador?
—Es un gobierno democráticamente electo, que emana de una
elección totalmente legal. Ha habido algunas cosas positivas. Pero el país no
lleva buen rumbo, pues lo que busca [el gobierno] es retornar al PRI [Partido
Revolucionario Institucional] de la década de 1970. No se está respondiendo a
las necesidades actuales y además existe toda una serie de grupos que están detrás
y a lado del gobierno de López Obrador que son totalmente nocivos para México,
como todos estos movimientos feministas y de izquierda radical que minan las
bases de la identidad nacional. Hasta ahora el presidente no ha sabido quitarse
esta gente de encima y está permitiendo, al igual que otros partidos políticos,
que todos estos grupos de origen internacional conquisten las instituciones. El
gobierno de López Obrador es una continuidad de los gobiernos que vienen de
Calderón y de Peña Nieto y eso lo podemos ver en la política exterior, en la
creación de la Guardia Nacional, la cual ya se viene cocinando desde tiempos de
Peña Nieto. Igual el tema de la militarización de los puertos que es un proceso
que va a tardar porque el personal de la Secretaría de Marina no está
capacitado para eso, pero a futuro se quiere militarizar ese sector. Todo eso
es una agenda que ya viene de antes. López Obrador está dando continuidad a un
proyecto internacional que lo que busca es ir minando la soberanía nacional.
—El discurso de presidente es que ahora México defiende
su soberanía y no recibe órdenes de autoridades extranjeras…
—Es verdad que dentro del gobierno de Andrés Manuel López
Obrador hay gente que tiene cierto patriotismo, pero si este tipo de agendas
internacionales continúan prosperando aquí en México puede pasar lo que pasó en
tiempos de Felipe Calderón: que los oficiales de la embajada de Estados Unidos
revisaban a los pasajeros extranjeros en los aeropuertos mexicanos y ellos
decidían quién entraba y quién no entraba a México. Gradualmente, nuestro país
está siendo integrado a la agenda de seguridad de Estados Unidos y del proyecto
de la globalización. El gobierno de López Obrador es una continuidad de todo
eso, no es una ruptura. Y hay cosas en las que vamos de mal en peor. Nosotros
somos una oposición al sistema político actual, derivado del liberalismo, de la
modernidad y la globalización, no somos una oposición al gobierno o a una
persona.
—¿Están integrados al Frenaaa?
—No, somos un movimiento diferente. Existimos desde 2008.
Nos llamábamos Organización por la Voluntad Nacional y el nombre Frente
Nacionalista de México lo tenemos desde 2015. Frenaaa es un movimiento creado
para pegarle a López Obrador y a nosotros no nos interesa pegarle a ningún
gobierno, nosotros queremos construir un nuevo orden en México. Cuando AMLO se
vaya, Frenaaa ya no tendrá ningún motivo para luchar. Igual, cuando todos los
grupos que están con Andrés Manuel vean que las cosas quedaron igual, se van a
desencantar y necesariamente van a tener que mirar hacia acá, porque así como
en tiempos de Mussolini y de Hitler había un desgaste, el desgaste cuando
realmente se venga fuerte, ahí vamos a estar nosotros, ya con la suficiente
capacidad para convertirnos en una alternativa para la toma de poder.
https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2020/12/06/mexico-se-activan-las-sociedades-secretas-de-la-ultraderecha/