Coronavirus, confinamiento, crisis, rescate, gasto. A esa lista de palabras habría que agregar una más: deuda.
Gobiernos y empresas, como también muchas familias, se
han endeudado para hacer frente a la peor crisis económica global de las
últimas décadas.
Algunos lo han hecho porque la situación es apremiante.
Pero otros, están aprovechando esta época de "dinero barato" gracias
a las bajas tasas de interés que hay a nivel global y los ríos de dólares que
corren por todas partes.
Los gobiernos -a través de la emisión de bonos soberanos-
se han endeudado para solventar el gigantesco gasto fiscal provocado por la pandemia,
mientras que algunas de las mayores empresas que operan en el mundo se han
visto beneficiadas con la racha de dinero fácil.
En la jerga económica se habla de "emitir
deuda", cuando sales a los mercados a conseguir financiamiento. Y lo que
hacen los grandes inversores internacionales es comprarte esa deuda.
A diferencia de los países ricos, América Latina se ha
vuelto atractiva para los grandes fondos de inversión porque ofrece intereses
más altos en relación al resto del mundo.
Esa es la razón fundamental que explica el constante
flujo de capital privado hacia la región en medio de la crisis. Y la mayor
parte de ese flujo proviene de inversores en Wall Street.
Entre comprar deuda en América Latina y comprar deuda en
Estados Unidos (como los bonos del Tesoro, por ejemplo), es mejor negocio en
este momento para los inversores comprar deuda en la región, aunque el riesgo
sea mayor.
"Fiebre de deuda"
Elijah Oliveros-Rosen, economista senior de la división
Latin America Global Economics & Research, de la consultora S&P Global
Ratings, explica que actualmente "hay una fiebre global de emisión de
deuda".
Esta fiebre tiene dos causas principales, dice
Oliveros-Rosen en diálogo con BBC Mundo.
La primera tiene relación con los paquetes fiscales de
estímulo que implementaron todos los países para contrarrestar el impacto
económico de la pandemia.
En países emergentes ese gasto estuvo alrededor del 4%
del Producto Interno Bruto (PIB).
La segunda razón es que las tasas de interés,
principalmente en las economías más ricas, están en sus niveles más bajos de la
historia.
Es por eso que a muchos países y empresas les conviene
endeudarse. Y esa deuda no solo es para cubrir un mayor nivel de gastos, sino
también para refinanciar deudas anteriores.
"Es lo mismo que cuando vas a refinanciar la
hipoteca de tu casa. Si consigues una tasa de interés más baja, te conviene
renegociar el crédito", explica el economista.
En 2020 América Latina emitió bonos de deuda
gubernamental y corporativa por un valor cercano a los US$157.000 millones en
mercados internacionales señala Emre Tiftik, director de Investigación sobre
Sostenibilidad en el Instituto de Finanzas Internacionales de Estados Unidos
(IIF, por sus siglas en inglés).
Esa cifra global no incluye las deudas emitidas por
Argentina y Ecuador en 2020, por su escaso acceso a los mercados de deuda
internacional.
"Hemos visto una mayor emisión de bonos
corporativos, aunque el aumento de la emisión de bonos soberanos fue notable,
alcanzando máximos históricos", le dice a BBC Mundo.
"Estamos en un mejor ambiente económico"
Alberto Ramos, director de Investigación Económica de
América Latina del banco de inversión multinacional Goldman Sachs, señala que
el crecimiento económico está comenzando a volver a Latinoamérica y eso
despierta el interés de los inversores.
"Estamos en un mejor ambiente económico en la región
que hace seis o nueves meses atrás", apunta.
Y el otro factor que influye en el interés de Wall Street
por financiar a la región, son las bajas tasas de interés a nivel global. Eso
provoca "un gran apetito por comprar deuda en países emergentes", no
solo en Latinoamérica.
"Hay billones de dólares con tasas negativas"
dando vueltas en el mundo en un ambiente de alta liquidez, explica, algo que
beneficia a Latinoamérica.
A eso se suman perspectivas favorables sobre los precios
de las materias primas y un dólar más débil, todas razones que favorecen a las
economías emergentes y aumentan el apetito por invertir en ellas.
¿Fuga de capitales?
Los gobiernos y las empresas requieren financiarse y para
eso, que el capital privado fluya hacia la región, es una ventaja, dicen los
expertos. Es como tener abiertas las puertas del banco.
"Si las empresas de América Latina pueden pedir
prestado con bajos intereses, es algo bueno", dice Ramos.
Como la región tiene bajos niveles de ahorro e inversión
local, es importante que puedan conseguir financiamiento internacional, apunta.
El mayor riesgo en el actual escenario es que suban las
tasas de interés fuera de la región o que los tipos de cambio se deprecien. Con
todo, explica el economista, hay mecanismos financieros para mitigar ese tipo
de riesgos.
El otro riesgo que mencionan los expertos consultados por
BBC Mundo es que se produzca una salida de capitales, es decir, que los grandes
inversores se vayan a otros países en busca de mejores rendimientos.
¿Qué tendría que pasar para que se produzca una fuga de
capitales de la región? Básicamente que otros mercados se vuelvan más
atractivos para invertir.
De hecho, la posible aprobación por parte de Estados
Unidos del nuevo paquete de estímulo de US$1,9 billones para mitigar las
consecuencias económicas de la pandemia ha elevado la rentabilidad de los bonos
estadounidenses a más largo plazo, llegando a máximos de hace casi un año.
La "rabieta" de los mercados
La expectativa de que el paquete de estímulo fiscal en
Estados Unidos impulse el crecimiento económico y genere un aumento de la
inflación, ha provocado el temor a que se produzca un nuevo episodio del
llamado "taper tantrum".
¿Qué fue el "taper tantrum? En 2013 hubo una rabieta
(tantrum, en inglés) de los mercados cuando la Reserva Federal de Estados
Unidos (Fed), equivalente al banco central de ese país, comenzó a preparar el
terreno para un "tapering", o retirada paulatina de los estímulos.
Es decir, una reducción de su programa de compra de
bonos, lo que significaba una disminución de la compra de deuda y de la
liquidez masiva con la que el banco central había inundado la economía en los
años previos.
La retirada de estímulos y la posibilidad de una alza en
las tasas de interés, provocó una oleada de venta de bonos que hundió sus
precios y disparó las rentabilidades.
"Las tasas subieron muy rápidamente en Estados
Unidos", explica Elijah Oliveros-Rosen de la consultora S&P.
"Entonces se volvió menos atractivo invertir en
países emergentes y hubo fuga de capital de la región".
El berrinche de los mercados disparó la volatilidad y
generó un efecto dominó. El dólar se apreció frente a las divisas emergentes y
tanto la deuda como las acciones de esos mercados también cayeron.
¿Puede repetirse un "taper tantrum? Pese a que el
presidente de la Fed, Jerome Powell, no ha dado ninguna señal sobre un alza en
las tasas de interés, ni azón alguna para cambiar la actual política expansiva,
en los pasillos de Wall Street hay ruido de fondo.
El riesgo de la inflación y el aumento de las tasas
Los inversores, analistas de mercado y economistas que
postulan la teoría de una nueva rabieta, señalan que si la inflación aumenta
demasiado rápido, la Fed tendrá que dar marcha atrás y subir las tasas de
interés.
Así, el rendimiento de los bonos estadounidenses subiría
y América Latina se volvería menos atractiva para los inversores.
El riesgo entonces es que se produzca una nueva fuga de
capital de la región, que es básicamente, menos facilidad para conseguir
financiamiento externo.
Tampoco hay que olvidar que más allá del entorno externo,
también puede haber factores domésticos que impulsen una fuga de capitales en
un país específico, como la inestabilidad política y la incertidumbre.
"En este momento lo más importante para la región es
lo que ocurra con las tasas de interés a nivel global", apunta
Oliveros-Rosen .
El riesgo es que si las expectativas de inflación en
EE.UU. aumentan, el rendimiento de los bonos estadounidenses también va a
subir.
Pero eso es algo muy difícil de predecir. En eso coincide
Alberto Ramos, quien no ve un cambio importante en la política monetaria
estadounidense en al menos un par de años.
De todos modos, dice el economista, es bueno que en algún
momento las condiciones cambien. Si no lo hacen, significaría que la economía
sigue enferma.
"A medida que la economía global se recupera y deja atrás
la pandemia, las cosas comenzaran a normalizarse. Eso es una señal de salud, no
de debilidad".
La manera más directa de anticiparse a una eventual fuga
de capitales, dicen los expertos, es gastar menos y dentro de lo posible,
ahorrar.
Aunque mientras la recuperación económica no se afiance,
esa no es una tarea fácil.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-56177436