Tras décadas ridiculizando a polÃticos, Slavi Trifonov, presentador, cantante y comediante, da el salto a la polÃtica. Ajeno a las élites, su único programa es "acabar con el Estado mafioso".
El futuro inmediato de Bulgaria depende en gran medida de
Slavi Trifonov, un presentador de televisión, cantante y comediante que,
después de haber pasado varias décadas ridiculizando a los políticos en su
programa, ha decidido convertirse en uno de ellos. Lo que no se sabe muy bien
es para qué.
Su partido, que se llama con el estrafalario nombre de
Tal gente existe (ITN), fue fundado en el año 2019 para cambiar el sistema
electoral y derrocar al "Estado mafioso", según sus palabras, en el
que se ha convertido Bulgaria mientras los gestores de la Unión Europea miraban
para otro lado. Líder tiene, aunque carece de programa. Razón tampoco le falta.
Bulgaria es el país comunitario más pobre y con el mayor
índice de corrupción de los Veintisiete miembros de la Unión Europea. Su
estructura está tan podrida por dentro que el ex primer ministro y principal
rival de Trifonov en las elecciones de ayer, Boyko Borisov, ha sido objeto de
investigación hasta por los Mossos d'Esquadra y la Fiscalía Anticorrupción, por
su presunta implicación en una trama de blanqueo internacional de capitales que
tuvo como destino final a Barcelona.
Trifonov, de 54 años y 1,98 metros de altura, es un
enigma para todos. No forma parte de la oligarquía que las élites del antiguo
Partido Comunista crearon gracias a sus buenos contactos y tampoco dejó nunca
claro que quisiera ser primer ministro.
En realidad, no ha dicho ni hecho nada. Su partido no se
sumó las protestas contra la corrupción que se registraron el pasado año y,
como sucedió en las elecciones del pasado abril -las que ayer se repitieron
ante la imposibilidad de formar Gobierno- Trifonov no ha dado un solo mitin. Su
estrategia es la del submarino. Sólo emerge en plataformas como Facebook o
YouTube. Para Toshko Yordanov, secretario general del partido y antiguo
guionista del propio Trifonov, la actitud del líder demuestra que su interés no
es el poder. Eso es lo que parece, al menos.
En abril, cuando el jefe del Estado invitó al ITN a
formar Gobierno tras el intento fallido del partido GERB de Borisov, formación
integrada en el Partido Popular Europeo, Trifonov presentó a la gran maestra
del ajedrez e inexperta política Antoaneta Stefanova como candidata a primer
ministra.
Sabía de antemano que no lo lograría. Tras este nuevo
acto de teatralidad, el showman metido a político fue calificado entonces de
"irresponsable" y culpado de un ejercicio de "cobardía
política".
LE PUSO A SU PARTIDO EL NOMBRE DE UNO DE SUS DISCOS
En televisión, es otra cosa. En uno de sus programas
llegó incluso a organizar un casting al estilo de los reality shows para
reclutar a la próxima generación de políticos búlgaros. Fue la antesala para la
creación de su propio partido, al que inicialmente llamó Nyama Takava Darzhava
(No existe tal Estado), un nombre que estaba inspirado en uno de los títulos de
sus canciones.
Quería, con ello, aunar la frustración con las
instituciones disfuncionales de la nación. No funcionó. Los tribunales se
negaron a registrar la nomenclatura del partido, que además utilizaba la
bandera nacional en su logotipo. Trifonov buscó de nuevo en su repertorio y
cambió entonces el nombre del partido por el de uno de sus álbumes: Ima Takuv
Narod (Tal gente existe).
Los mundos del inclasificable Trifonov siempre fueron los
platós de televisión y las salas de concierto. En uno de sus espectáculos
aparece trajeado, como corresponde a un moderador que recibe a importantes
personalidades internacionales, desde el padre de la perstroika, Mijail
Gorbachov, al actor Charlie Sheen.
En otro, se deja retratar en cambio vestido de cuero
negro y con un pendiente de pirata en la oreja, revistiendo de modernidad un
estilo musical que sin embargo está arraigado en lo añejo.
Salvi, como se le conoce en el país, saltó a la fama en
los años noventa con el popular programa satírico Ku-Ku, entonces parte de la
parrilla de la televisión pública. De pelo largo en aquellos tiempos, aunque
ahora está completamente calvo, Trifonov compaginó el trabajo televisivo con
una banda musical, que también llamó Ku-Ku, con más de una treintena de álbumes
en su discografía.
FOLCLORE Y AMOR A LA PATRIA
Su género es la cultura chalga. Es un término que se
refiere a la combinación de folclore tradicional y danza moderna, pero también
es sinónimo de blasfemia. Se usa para describir aspectos y rasgos negativos de
la sociedad búlgara, como el triunfo del mercantilismo.
Como presentador, Trifonov, siempre se ha referido al
pueblo como "el soberano" y al "soberano" sigue entreteniendo
con un programa político-festivo vespertino, esta vez como propietario del
canal de televisión Seven-Eights, un 7-8 que, casualmente, es el ritmo típico
de las danzas folclóricas búlgaras.
"Trifonov ha constatado a lo largo de su carrera que
los búlgaros, en general, responden con entusiasmo a las demostraciones de
nacionalismo patriótico, sabe que la música folclórica influye sobre la
política", sostiene la musicóloga Angela Rodel.
Eso fue exactamente lo que buscó antes de las votaciones
del pasado abril, que de la nada convirtieron a ITN en la segunda fuerza
política. Ante las restricciones forzadas por la pandemia de coronavirus,
Trifonov y su banda dieron un concierto por Facebook en una sala vacía,
adornada con imágenes de lugares emblemáticos de la Historia búlgara.
Docenas de banderas con el mensaje "Libertad o
Muerte", un eslogan revolucionario del movimiento de liberación contra el
dominio otomano a fines del siglo XIX, sustituyeron a la audiencia
desaparecida.
La emisión se tituló ¿Dónde estás, fiel amor a la patria?
Acusado por todo ello de nacionalista y populista, Slavi Trifonov responde,
cuando lo hace, que simplemente es europeísta.