El valor de la economía global, de acuerdo a McKinsey, es de aproximadamente mil 500 billones de dólares (billón en castellano, o trillón de acuerdo al sistema anglo).
Con frecuencia los economistas usamos el PIB como medida
de valor de la economía. Sin embargo, esto no es totalmente correcto. Sí, el
valor de la producción de bienes y servicios es una buena referencia para
entender cuánto valen las economías de los países, pero una medición mucho más
certera es la que nos proporciona el valor de los activos (edificios, casas,
marcas, propiedad intelectual) del planeta. Esta cuantificación es difícil, y
por eso no es usual verla. Por esa razón, McKinsey, una firma de consultoría
muy importante, realizó este cálculo, usando los indicadores líderes de 10
economías que tienen cerca del 60 por ciento del PIB global, dentro de las
cuales está México.
El reporte se llama (traducción libre) “El crecimiento y
crecimiento de la hoja de balance global. ¿Qué tan productivamente estamos
usando nuestra riqueza?” Se puede descargar desde la página web de McKinsey.
Los hallazgos de este reporte son algo que ya sospechábamos.
Estamos invirtiendo demasiado en vivienda, y esto no es solamente algo que
ocurre en México. Es un fenómeno global. La economía del planeta está buscando
cuáles son las nuevas fuentes de riqueza que se consolidan. Mientras tanto, los
inversionistas almacenan valor en bienes raíces, esperando la nueva fuente de
retornos, también (supone este columnista) para protegerse de los efectos de
erosión que tiene la inflación global en el patrimonio. Por ello, se ha roto el
vínculo usual entre valor de la economía y crecimiento del PIB. A pesar del
crecimiento limitado de las economías avanzadas del planeta en las últimas dos
décadas, el valor de los activos, y el valor de los activos después del pago de
deuda, se ha triplicado en tamaño. Esto ha ocurrido porque el valor de los
activos creció, no por el crecimiento en la productividad de la economía.
El ahorro de los hogares no encuentra inversiones que
sean lo suficientemente rentables en el largo plazo para el público
inversionista. Estos ahorros se han invertido especialmente en activos
inmobiliarios. Según el análisis de McK, los activos inmobiliarios
representaron 2/3 partes del valor total de los activos globales en 2020, y
otros activos fijos, que podrían ser palancas para el crecimiento global, son
apenas 20 por ciento del valor. Eso implica que activos como el software, las
patentes, la propiedad intelectual, no representan la mayor parte de la riqueza
global. Los inversionistas aún no compran la historia de que somos una economía
mundial construida alrededor del conocimiento.
El valor de la economía global, de acuerdo a McK, es de
aproximadamente mil 500 billones de dólares (billón en castellano, o trillón de
acuerdo al sistema anglo). Se reparte en términos gruesos así: 1/3 en la
economía real, 1/3 en el balance financiero de hogares, corporaciones y
gobiernos, y una tercera parte restante en manos del sector financiero. Tanto
el sector financiero como la riqueza de los hogares valen en términos netos
cero, una vez que se descuentan los pasivos que respaldan sus activos. El
capital de la economía global, su valor de patrimonio neto, es solamente el
valor de los activos no financieros, incluyendo maquinaria, equipo,
infraestructura, edificios, recursos naturales y propiedad intelectual.
Con variaciones entre países y hogares, el mundo nunca ha
sido tan rico como hoy, en términos de riqueza acumulada. Los activos crecieron
de 440 billones de dólares (trillones anglos) en el año 2000 a mil 540 billones
en el año 2020. Ya descontando las deudas, la riqueza neta o patrimonio
equivale a 4.3 veces el PIB en Estados Unidos, y 8.2 veces el PIB en China.
Para el hogar promedio, la riqueza neta equivale a 46 mil dólares en México, el
menor de la muestra de 10 países. Un hogar australiano posee 351 mil dólares de
riqueza. Los hogares en México, Alemania, Francia y Australia son dueños de
terrenos y construcciones, mientras que en Estados Unidos, los hogares son
dueños principalmente de acciones en empresas y de fondos de pensiones.
La ganancia operativa derivada de activos producidos
varía significativamente entre países. En Europa y Asia, equivale al 3 a 4 por
ciento anual (en un promedio de 5 años), mientras que en Canadá, Estados Unidos
y el Reino Unido es 6 a 8 por ciento, y en México, ¡Sorpresa! es del 11 por
ciento. Ojo: que el retorno sobre el capital sea tan alto en México es una
señal de que el capital en México, especialmente el financiero, es muy escaso.
No quiere decir que seamos el país más competitivo del mundo.
El reporte completo es extenso, y habrá que desgranarlo
con calma. Bien por McKinsey y esta evaluación. Por lo pronto, la lección es
clara para México: necesitamos encontrar inversiones productivas, no solamente
construir casas y edificios.
***Las opiniones son responsabilidad del autor, y no
representan el punto de vista de las instituciones mencionadas.
****Manuel J. Molano, Asesor en Agon Economía Derecho
Estrategia, Consejero MUCD
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/manuel-molano/2021/11/17/cuanto-vale-la-economia-global/