Reduce las competencias de la Congregación para la Doctrina de la Fe con el objetivo de que esté «al servicio de la evangelización». La medida busca hacer más eficientes los procesos de abusos que llegan al Vaticano.
Tradicionalmente, el departamento más importante del
Vaticano era la Congregación para la Doctrina de la Fe, que, por ejemplo
durante 23 años estuvo a cargo del cardenal Joseph Ratzinger.
Pero ese tiempo, hoy ha llegado a su fin. Su importancia
se debía a su edad, pues nació en 1542 y es el más antiguo de los departamentos
de la Curia Vaticana, y también a su misión de imponer el «sello de calidad»
sobre lo que es acorde a la doctrina católica y lo que no. Durante siglos se
llamaba «Santa Inquisición». En 1908, el Papa Pío X le cambió el nombre y pasó
a llamarse «Santo Oficio».
Casi 60 años más tarde, otro Papa, Pablo VI, recordó que
«la fe se defiende mejor promoviendo la doctrina», le cambió de nuevo el nombre
y la convirtió en Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayando su misión
de «corregir errores» en vez de «condenar herejías».
Ahora, el Papa Francisco da una nueva vuelta de tuerca y
subraya su misión de «custodiar la fe» y ayudar a transmitirla. El Papa no ha
cambiado (por ahora) el nombre de este dicasterio, pero subraya que debe estar
«al servicio de la evangelización».
Mayor capacidad de actuación contra los abusos
Operativamente, ha reducido un poco sus competencias, y
por lo tanto, también su peso dentro de la estructura del Vaticano. Se trata de
una «reforma cultural» que explica en un motu proprio publicado esta mañana,
titulado «Fidem servare» o «Custodiar la fe». Pero por otro lado, ha confirmado
que se seguirá ocupando de los casos de abusos cometidos por eclesiásticos.
El Papa le mantiene «tanto las competencias doctrinales
como las disciplinarias», como hicieron sus predecesores. Pero las explica con
matices nuevos.
Reduce sus departamentos a la mitad, y destaca las
secciones Doctrinal y Disciplinaria. La congregación estará gobernada por un
cardenal, pero cada una de estas secciones estará a cargo de su propio
«secretario», que es el nombre que da el Vaticano al director ejecutivo del
departamento. Es una medida importante, pues dedicarse sólo a afrontar casos de
abusos dará a este secretario mayor capacidad de actuación.
Esta Sección Disciplinaria se ocupará exclusivamente de
afrontar los casos de abusos cometidos en el ámbito de la Iglesia. Antes esta
sección estaba guiada por un «subsecretario». Ahora tiene más peso
institucional y, espera el Papa, mayor capacidad operativa.
Explicar y ayudar a comprender la fe
El Papa les pide que promuevan también «iniciativas de
formación adecuadas» para «favorecer una correcta comprensión y aplicación de
las normas canónicas relativas a su propio ámbito de competencia».
Establece que el otro gran departamento, la Sección
Doctrinal se ocupe «de los asuntos relativos a la promoción y protección de la
doctrina de la fe y la moral». Como novedad, Francisco hace hincapié en su
misión de ayudar a la la «transmisión de la fe», pues añade ese nuevo matiz a
la formulación tradicional que describía la misión de ese departamento.
En concreto, le pide que «fomente estudios destinados a
aumentar la comprensión y la transmisión de la fe al servicio de la
evangelización, para que su luz sea un criterio de comprensión del sentido de
la vida, sobre todo ante los interrogantes que plantean el progreso de las
ciencias y el desarrollo de la sociedad».
Omisión de los lefevbrianos en el texto
Queda de un modo más evidente su papel propositivo,
aunque seguirá «examinando» «los escritos y opiniones que parezcan
problemáticos para la recta fe, fomentando el diálogo con sus autores y
proponiendo remedios adecuados».
Hasta ahora, la Congregación para la Doctrina de la fe
tenía otros dos departamentos. Uno se ocupaba de las causas de nulidad
matrimonial de parejas casadas con personas de otras religiones, y otro de las
relaciones con los lefevbrianos, corriente tradicionalista que no reconoce la
mayoría de las reformas acordadas durante el Concilio Vaticano II.
A partir de ahora, esas causas de nulidad pasan a
depender de la Sección Doctrinal. Sin embargo, el texto del «motu proprio» no
hace referencia a la cuestión de las relaciones con ese grupo tradicionalista.
Durante años, Benedicto XVI y el Papa Francisco intentaron por todos los medios
que regresaran a Roma, e incluso les ofrecieron una prelatura personal, pero
este grupo minoritario no lo aceptó. Por eso, esta medida es otro mensaje entre
líneas del Papa Francisco.