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14/02/2022 | Vaticano - El Papa reforma la estructura vaticana para agilizar la investigación de los abusos en la Iglesia

Javier Martinez-Brocal

Reduce las competencias de la Congregación para la Doctrina de la Fe con el objetivo de que esté «al servicio de la evangelización». La medida busca hacer más eficientes los procesos de abusos que llegan al Vaticano.

 

Tradicionalmente, el departamento más importante del Vaticano era la Congregación para la Doctrina de la Fe, que, por ejemplo durante 23 años estuvo a cargo del cardenal Joseph Ratzinger.

Pero ese tiempo, hoy ha llegado a su fin. Su importancia se debía a su edad, pues nació en 1542 y es el más antiguo de los departamentos de la Curia Vaticana, y también a su misión de imponer el «sello de calidad» sobre lo que es acorde a la doctrina católica y lo que no. Durante siglos se llamaba «Santa Inquisición». En 1908, el Papa Pío X le cambió el nombre y pasó a llamarse «Santo Oficio».

Casi 60 años más tarde, otro Papa, Pablo VI, recordó que «la fe se defiende mejor promoviendo la doctrina», le cambió de nuevo el nombre y la convirtió en Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayando su misión de «corregir errores» en vez de «condenar herejías».

Ahora, el Papa Francisco da una nueva vuelta de tuerca y subraya su misión de «custodiar la fe» y ayudar a transmitirla. El Papa no ha cambiado (por ahora) el nombre de este dicasterio, pero subraya que debe estar «al servicio de la evangelización».

Mayor capacidad de actuación contra los abusos

Operativamente, ha reducido un poco sus competencias, y por lo tanto, también su peso dentro de la estructura del Vaticano. Se trata de una «reforma cultural» que explica en un motu proprio publicado esta mañana, titulado «Fidem servare» o «Custodiar la fe». Pero por otro lado, ha confirmado que se seguirá ocupando de los casos de abusos cometidos por eclesiásticos.

El Papa le mantiene «tanto las competencias doctrinales como las disciplinarias», como hicieron sus predecesores. Pero las explica con matices nuevos.

Reduce sus departamentos a la mitad, y destaca las secciones Doctrinal y Disciplinaria. La congregación estará gobernada por un cardenal, pero cada una de estas secciones estará a cargo de su propio «secretario», que es el nombre que da el Vaticano al director ejecutivo del departamento. Es una medida importante, pues dedicarse sólo a afrontar casos de abusos dará a este secretario mayor capacidad de actuación.

Esta Sección Disciplinaria se ocupará exclusivamente de afrontar los casos de abusos cometidos en el ámbito de la Iglesia. Antes esta sección estaba guiada por un «subsecretario». Ahora tiene más peso institucional y, espera el Papa, mayor capacidad operativa.

Explicar y ayudar a comprender la fe

El Papa les pide que promuevan también «iniciativas de formación adecuadas» para «favorecer una correcta comprensión y aplicación de las normas canónicas relativas a su propio ámbito de competencia».

Establece que el otro gran departamento, la Sección Doctrinal se ocupe «de los asuntos relativos a la promoción y protección de la doctrina de la fe y la moral». Como novedad, Francisco hace hincapié en su misión de ayudar a la la «transmisión de la fe», pues añade ese nuevo matiz a la formulación tradicional que describía la misión de ese departamento.

En concreto, le pide que «fomente estudios destinados a aumentar la comprensión y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización, para que su luz sea un criterio de comprensión del sentido de la vida, sobre todo ante los interrogantes que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad».

Omisión de los lefevbrianos en el texto

Queda de un modo más evidente su papel propositivo, aunque seguirá «examinando» «los escritos y opiniones que parezcan problemáticos para la recta fe, fomentando el diálogo con sus autores y proponiendo remedios adecuados».

Hasta ahora, la Congregación para la Doctrina de la fe tenía otros dos departamentos. Uno se ocupaba de las causas de nulidad matrimonial de parejas casadas con personas de otras religiones, y otro de las relaciones con los lefevbrianos, corriente tradicionalista que no reconoce la mayoría de las reformas acordadas durante el Concilio Vaticano II.

A partir de ahora, esas causas de nulidad pasan a depender de la Sección Doctrinal. Sin embargo, el texto del «motu proprio» no hace referencia a la cuestión de las relaciones con ese grupo tradicionalista. Durante años, Benedicto XVI y el Papa Francisco intentaron por todos los medios que regresaran a Roma, e incluso les ofrecieron una prelatura personal, pero este grupo minoritario no lo aceptó. Por eso, esta medida es otro mensaje entre líneas del Papa Francisco.

ABC (España)

 



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