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26/04/2022 | Europa - Las mafias de Italia y Rusia sueñan con el gran negocio de la guerra

Angel Gomez Fuentes

Tráfico de armas y de drogas, de gas y de oro, blanqueo de dinero sucio para comprar de todo, trata de mujeres y menores con fines de explotación sexual… Es el gran negocio de la guerra que atrae a las organizaciones criminales.

 

La invasión de Ucrania por Rusia y las sanciones a los oligarcas de Moscú han abierto un enorme negocio paralelo en Italia y en el resto del mundo. Así lo explica el fiscal Antimafia italiano, Federico Cafiero de Raho: «Las mafias miran hacia delante como siempre: mientras nosotros pensamos en lo que pasa hoy, ya están trabajando para lo que pasará mañana».

El periodista Peppino Impastato, activista siciliano comprometido en su tierra en la lucha contra la Cosa Nostra, que lo asesinó en 1978 ('Los cien pasos' es la película dedicada a su vida), lanzó un grito que hoy todavía resuena: «La mafia es una montaña de mierda». En este siglo, la montaña asfixiante de mafiosos se ha hecho poco a poco más sofisticada.

No hace matanzas, para pasar desapercibida. En efecto, parece invisible, porque ha cambiado de estrategia. Ahora hay una nueva generación de 'boss' mafiosos. Sus hijos han estudiado en la universidad. Son abogados, economistas, empresarios, industriales, constructores con una doble vida. El centro de sus negocios, en el caso de la 'Ndrangheta y la Cosa Nostra, ya no es Calabria o Sicilia, sino que lo han trasladado a Milán (la Camorra, sobre todo a Roma). Las mafias italianas son ya financieras, con ramificaciones en diversos países europeos, fundamentalmente Alemania, Holanda, Suiza y España, y hacen negocios con otras mafias, incluida la rusa.

Cambio de estrategia

Una investigación reciente de una Comisión parlamentaria sobre el fenómeno de las mafias, incluidas las extranjeras, y de otras asociaciones criminales, reconoce la particularidad del país transalpino: «En teoría, Italia debería haber sido la última nación en la que cualquier persona podría pensar en exportar sus actividades delictivas, porque ya están la 'Ndrangheta y la Cosa Nostra, dos de las mafias más poderosas del mundo. En cambio, sucedió lo contrario. En pocas décadas –asegura el informe– el país se ha convertido en el destino de todas las organizaciones criminales extranjeras, estén o no detrás de importantes flujos migratorios. Las mafias y clanes de rusos, georgianos, chinos, nigerianos, albaneses, magrebíes, serbios, kosovares, montenegrinos, búlgaros, rumanos, además de las bandas latinoamericanas y otros grupos, han entrado cada vez más en los intersticios criminales de la sociedad italiana». Esto ha sido posible, según la investigación, por la «posición estratégica de Italia y porque las mafias extranjeras han sido capaces de crearse áreas y espacios específicos para los mercados criminales, evitando entrar en competencia directa con las mafias italianas».

Han cambiado de estrategia, pero la identidad de las mafias, ya sean las tres más importantes de Italia ('Ndrangheta, Cosa Nostra y Camorra) o las extranjeras, incluyendo la rusa y sus oligarcas, es siempre la misma: controlar un territorio, tratar de imponer su ley, enriquecerse sin medida y establecer alianzas donde es posible, una corrupción que daña a las democracias y sustrae ganancias importantes al Estado. Solo la 'Ndrangheta, la mafia calabresa, una de las más peligrosas y potentes del mundo, se ha convertido en una multinacional del crimen organizado que factura más de 50.000 millones de euros al año, según Nicola Gratteri, jefe de la Fiscalía de Catanzaro, capital de la región de Calabria.

Una oportunidad

Ahora, la dinámica desencadenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, corre el riesgo de generar oportunidades parecidas a las que dieron origen a poderosas organizaciones criminales en el pasado. Por ejemplo, la especulación inmobiliaria de la posguerra permitió a la Cosa Nostra siciliana entrar en la especulación e incluso en los mercados legales. La propia mafia rusa surgió como una potencia criminal durante la caótica transición a la economía de mercado tras el colapso de la Unión Soviética.

Para Arkadii Vaksberg, periodista ruso y autor de 'The Russian Mafia', la mafia es «todo el sistema de poder soviético, todas sus manifestaciones ideológicas, políticas, económicas y administrativas». Y sobre el poder y el papel de la mafia rusa, Garri Kasparov, el gran maestro de ajedrez, político y escritor ruso, confesó al escritor italiano Roberto Saviano, autor del libro 'Gomorra': «La mafia rusa en cuestiones fundamentales actúa a las órdenes de los que están arriba, y en la cúspide está Vladimir Putin».

«Putin, jefe de una banda»

Como otros dictadores, el inquilino del Kremlin no admite que exista un poder autónomo, aunque sea criminal. O la mafia trabaja para el régimen o es destruida. Lo sabe muy bien el exoligarca ruso Mijaíl Jodorkovski, quien fue, cuando era del círculo de Putin, jefe del banco Menatep y luego del grupo petrolero Yukos. Llegó a ser el hombre más rico de Rusia, antes de convertirse en opositor al régimen y pasar diez años en una cárcel siberiana. Liberado en 2013, vive exiliado en Londres, donde se ocupa de su ONG Open Russia.

Al hablar de las intenciones de Putin, Jodorkovski hace una analogía con la mafia: «Putin siempre ha sido un gánster a cargo de una banda de mafiosos, y como tal se encontró una misión, como hacen también los mafiosos: al final de su carrera, inventan historias extrañas para justificar la forma en que han vivido», declaró a 'Le Figaro' el exoligarca ruso. Según Jodorkovski, la historia extraña de Putin es la reunificación del imperio: «Esta no es una idea que surgió de la nada, sino que es el resultado de un largo viaje», explica.

Un largo viaje que ha permitido a Putin convertir a Rusia en un «estado mafioso» virtual, en el que los partidos políticos trabajan «codo a codo» con el crimen organizado, según una nota diplomática estadounidense difundida por Wikileaks. Se explica también así que el presidente ruso haya amasado una fortuna descomunal: «Putin ha acumulado más de 200.000 millones de dólares y esto lo convierte en el hombre más rico del mundo». Así lo afirma Bill Browder, el financiero angloamericano de 57 años que durante años ha estado tratando de reconstruir el patrimonio del presidente ruso y contó su historia en el libro 'Freezing Order: A true story of money laundering, murder and surviving Vladimir Putin's wrath' (Orden de congelación: una historia real de lavado de dinero, asesinato y supervivencia de la ira de Vladimir Putin).

En la fortuna secreta de Putin son un e lemento fundamental los oligarcas: «Cuando quieres saber dónde guarda Putin su dinero –explica Browder– tienes que empezar por los oligarcas: porque esa gente le custodia el patrimonio. Calculo que el 50% de la riqueza de los oligarcas es en realidad de Putin. ¿Quiénes son? En la lista de 'Forbes' hay 118 multimillonarios en Rusia, y 110 de ellos son fideicomisarios de Putin. Ninguno de ellos podría haberse enriquecido o seguir siendo rico sin la aprobación de Putin», sentencia Browder.

Los oligarcas aman Italia

Los oligarcas rusos aman Italia y se han asentado en los lugares más exclusivos del país, donde han acumulado riquezas inmensas, casas de lujo, fincas, hoteles y negocios, pero en muchas ocasiones no son dueños de «nada». Sobre todo, los magnates moscovitas cercanos a Putin adoptan las llamadas 'matrioskas' corporativas para escudarse en fideicomisarios o testaferros con su dinero en paraísos fiscales, lo que hace mucho más difícil aplicar las sanciones decididas por la Unión Europea tras la invasión de Ucrania.

El blanqueo de dinero que realizan alcanza cifras llamativas. Según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del Banco de Italia, el año pasado se recibieron en ese país transferencias desde Rusia por 13.000 millones de euros; al menos 5.000 millones eran 'sospechosos' de blanqueo de dinero. Con esas remesas compran de todo: villas, yates, paquetes bursátiles de empresas, hoteles y restaurantes. Además, mantienen liquidez en cuentas corrientes, sobre todo en paraísos fiscales.

Los oligarcas rusos y mafiosos en general se permiten llevar en Italia una vida de desenfreno y lujo. Aparte de sus adquisiciones inmobiliarias, se llevan las mejores y más caras joyas de las joyerías de Milán, Roma y Venecia. Cuando viajan van a hoteles de cinco estrellas. Consumen ríos de champán. Su vida es disparatada y extravagante. En Forte dei Marmi, en la provincia de Lucca (Toscana), uno de los destinos favoritos de los oligarcas de Rusia, todos sus ciudadanos recuerdan la anécdota de uno de ellos que, tras salir de un restaurante, con su lujoso coche deportivo rozó a un motociclista, dándole un ligero golpe a la moto. El ruso se disculpó abriendo su billetera y dándole 4.000 euros en efectivo. «No puedo esperar, tengo prisa», se justificó.

Fuera del debato público

Lo sorprendente es que, a pesar de su gran poder económico y la gravedad de sus acciones, la mafia está fuera del debate público. Ni siquiera ahora que, como dice el fiscal Antimafia italiano, «el oro de la guerra no es el dinero, sino las armas. Esta es la gran oportunidad que ven las mafias». Trabajando silenciosamente, las mafias se han hecho invisibles. Parece que no existieran.

El escritor Roberto Saviano, siempre con escolta policial al estar amenazado de muerte por la camorra, se pregunta: «Cómo es posible que un interrogante fundamental esté completamente ausente del debate internacional: ¿cuál es el papel de las organizaciones mafiosas en esta guerra? Nadie se pregunta cómo es posible que, en un territorio que siempre ha estado completamente hegemonizado por los cárteles criminales, estos no sean mencionados, ni conocidos ni considerados por los reporteros y el debate político. Lo que ha mantenido unidas a Ucrania y Rusia durante décadas es la mafia. Y este conflicto es una guerra que tiene su vocación mafiosa», escribe Robeto Saviano en el 'Corriere', haciendo referencia también a nuestro país, al señalar que «el blanqueo de millones en inmuebles en España, es un destino predilecto, junto con Suiza, de los afiliados a la Solncevskaja (la mafia rusa)».

Objetivos tras las guerras

Las mafias no solo buscarán sacar los mayores beneficios de la guerra de Ucrania, sino que también tratarán de influir en los equilibrios globales, según el profesor de Derecho Penal, Vincenzo Musachio, experto en estrategias contra el crimen organizado y la corrupción: «La economía atribuible al crimen organizado es capaz de influir, en parte, en los equilibrios globales, no solo económicos, sino también financieros, de seguridad y geopolíticos. Las mafias, el crimen organizado transnacional, puede afectar el equilibrio geopolítico que se determinará en el futuro». «Los vínculos entre las organizaciones mafiosas transnacionales con otros sujetos que ocupan diversos cargos de poder internacional –subraya el profesor Musachio– tienen el carácter de relaciones globales estrechamente ligadas a los principales factores de la geopolítica: sistemas políticos, económicos y financieros, instituciones públicas y privadas, medio ambiente, comunicaciones, transporte, información».

Con las mafias dispuestas a hacer negocios redondos con la guerra, el Gobierno de Mario Draghi es consciente del peligro y se ha puesto en guardia: «El Gobierno –ha dicho la ministra de Justicia, Marta Cartabia– es perfectamente consciente de que el conflicto armado puede ser una oportunidad para abrir una peligrosa puerta de entrada a los asuntos criminales de las mafias. No nos pillarán desprevenidos».

 

ABC (España)

 



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