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20/05/2022 | Opinión - Rodrigo Chaves enciende alarmas en Costa Rica

Mimi Prado

El 8 de mayo 2022 presenciamos el juramento del Dr. Rodrigo Chaves Robles como el 49º presidente de la República de Costa Rica. Las elecciones que fueron bastante atípicas, con segunda ronda y fuerte polarización, crearon aprensión en amplios sectores, en especial por el lenguaje populista y casi despótico del candidato Chaves. Pese a que el tono del ahora presidente se moderó una vez se supo ganador, pocas certezas tengo de que ese tono conciliador no se rompa ante la presión de no poder liderar este país según su visión. Un país, además, en donde las leyes y la institucionalidad han logrado mantenerse al margen del conservadurismo que el nuevo presidente representa. Las alarmas están encendidas.

 

Durante la campaña electoral, Chaves se presentó como el hombre capaz de resolver todos los problemas del país dada su capacidad de mando y abriendo espacio a interpretar que no importaría si de paso pisoteaba alguna institucionalidad, legislación o incluso la Constitución de la República.

Más de una vez, el candidato Chaves mostró análisis poco rigurosos sobre el desarrollo del país, presentando como respuesta a los problemas nacionales, la fuerza de su liderazgo.  Su lema central fue “yo me compro la bronca”. Sin embargo, dio señales de que le pesaban sus 30 años fuera del país al servicio del Banco Mundial, así como su desconocimiento de la administración pública, de sus laberintos y regulaciones. Ya había dado muestras de ello en su reciente paso de solo seis meses por el Ministerio de Hacienda, corto período de tiempo en el que confrontó a diversos sectores, incluso al presidente de la República, lo que obligó su salida del cargo.

En Rodrigo Chaves reconocemos su capacidad intelectual, rasgos de intolerancia, firmeza de opiniones, y lo difícil que sería hacerle cambiar una idea ya asumida. Pero ¡sorpresa!: el discurso del triunfo electoral fue un modelo de moderación, de llamado al diálogo, a la unidad nacional y a la negociación, acompañado de una visita posterior del candidato opositor José María Figueres a su casa, donde se dio públicamente el abrazo de la concordia.

Sorpresa tras sorpresa nos ha dado el presidente Chaves. Pareciera que su discurso populista y sus actos de fuerza fueron solo una estrategia de campaña, según señalan múltiples analistas. Yo, sin embargo, no estoy tan segura de que así sea y percibo que ya en el poder o frente a amenazas reales, tendríamos de nuevo al Rodrigo Chaves de la campaña electoral y no al conciliador de sus primeros discursos de inauguración presidencial. Sin embargo, ambas posiciones son solo especulaciones que deberán esperar la tozuda realidad de los hechos.

Chaves inició su presidencia con un fuerte cuestionamiento del presidente saliente, aduciendo que este nos quiere estafar al vendernos la idea que ha dejado la casa en orden. También señaló que ha llegado la hora de “comprarse la bronca” y que enfrentará con fuerza y decisión a los poderes fácticos. Pero esto lo tendrá que hacer desde una posición sumamente débil. Es el presidente electo con menor respaldo ciudadano en la historia del país y la conformación de la nueva Asamblea Legislativa ha matizado la preocupación de que llegara al poder otro hombre fuerte y populista a la región latinoamericana. Costa Rica no le dio el poder completo a Rodrigo Chaves. El voto popular le otorgó solo una minoría en la Asamblea Legislativa, la que ya envió un mensaje fuerte como bloque opositor que une a cinco de los seis partidos representados. Además, en la Asamblea Legislativa requerirá de 38 de 57 votos, y la realidad es que ya existe un acuerdo entre los partidos de oposición que les permite actuar unidos y dejar por fuera a la fracción del Gobierno.

En nuestro país, el poder presidencial está más regulado y acotado que en otras naciones de la región. Esto y el no contar con un Ejército, ha permitido un verdadero equilibrio de poderes. Pero esto no deja atrás el riesgo que significa un Gobierno donde ministros y ministras, y presidencias ejecutivas, son más un rejuntado que un equipo de Gobierno.  La inmensa mayoría tiene cero experiencia en la administración pública o en la política. Son un grupo de tecnócratas, algunos de muy buen nivel académico o historial en organismos internacionales, pero que no tienen la capacidad, la experiencia ni las bases partidarias y sociales para acompañar a este presidente a “comprarse la bronca”.

El presidente Chaves funge más como un gerente general que ha solicitado a su gabinete responder ante él y no ante la ciudadanía, y que nos recuerda el “¡estás despedido!” de Trump. Es previsible que el gabinete pronto de señales contradictorias y de inestabilidad. La economista Sofía Guillén, diputada del Frente Amplio, señaló “ya se veía venir, pero los anuncios lo confirman: el gabinete del señor Chaves es un refrito de personas tremendamente conservadoras y repetidoras del modelo económico fracasado”. Esto se da en el campo económico y de la producción, pero en algunas áreas como salud, cultura y mujer, los nombramientos son clara señal de la poca importancia que el presidente les da. Además, cuesta comprender como en esta época, un presidente no dice ni una palabra sobre el cambio climático o cómo dará seguimiento a las conquistas ambientales que han convertido a Costa Rica en un ejemplo mundial y con réditos económicos para el país.

Por los nombramientos, perfil del gabinete y la presentación que realizara el presidente Chaves sobre el estado de la nación, debemos esperar un Gobierno conservador, neoliberal, modelo Banco Mundial de los años 90. ¿Intentará Chaves repetir la propuesta que administró en Indonesia siendo director del Banco Mundial? El fallido milagro del Banco Mundial en Asia oriental, un estudio riguroso del Oakland Institute, señala con claridad cómo este campo de pruebas del Banco Mundial ha convertido a la población y a los bosques en víctimas de las políticas que buscaron principalmente el desarrollo del mercado y favorecer al sector privado.  Esto dio rienda suelta a la liberación radical de la economía, acompañada de recortes de beneficios sociales a la clase trabajadora y a la explotación inmisericorde de los recursos naturales. Los bosques gestionados consuetudinariamente por el campesinado han sido entregados a empresas extranjeras.

Chaves ha dejado claro que su mandato tendrá elementos de visión populista, personalista, poco conciliadora, de hombre fuerte que tiene todas las respuestas simples a los problemas complejos, muchos de carácter estructural. En su primer Consejo de Gobierno, en sus primeras horas, el presidente firmó decretos que aún no se dan a conocer, pero sí promociona uno que crea fuerte controversia: la eliminación de la obligatoriedad de uso de la mascarilla y de la aplicación de las vacunas contra la covid-19. Además de convertirse en un grave problema de salud pública y ser de inmediato rechazado por el sistema de salud y amplios sectores ciudadanos, prestigiosos abogados constitucionalistas señalan que este decreto es ilegal, ya que por ley cualquier política sobre vacunas le compete a la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología. Craso error jurídico como primera acción del presidente, sin criterio técnico como respaldo, basado en un claro acto para congraciarse con sectores antivacunas que formaron parte de su pequeña base electoral.

Como señalara el profesor Gonzalo Ramírez Guier, “la derecha en el 2010 dejó de tener un discurso sólido y vencedor. Cuando aparecieron los pentecostales en la política se abrió una oportunidad de oro. Empezó a metamorfosearse el discurso populista conservador, dejando muy poco de lo liberal para acomodarse a lo pentecostal, y así tenemos una nueva fórmula: autoritarismo conservador populista con apoyo pentecostal, un Mr. Trump, un Bolsonaro, un Bukele y con empaque de izquierda, López Obrador.” En Costa Rica el presidente Chaves anduvo ya con una biblia bajo el brazo y al mismo tiempo, dijo que respetará las conquistas de la población LGTBIQ+.

El péndulo del discurso del presidente Chaves abre muchas más interrogantes… Las alarmas están encendidas.

*Mimi Prado ha sido facilitadora de proyectos con énfasis en gobernabilidad democrática, negociación, erradicación de la pobreza, mayores y mejores oportunidades de empleo, acceso a la educación y cultura, entre otros. Fue viceministra de Cultura, Juventud, Deportes y Asuntos de la Mujer (1986-1990) y embajadora de Costa Rica en la República de El Salvador y ante el Sistema de Integración Centroamericana - SICA (2010-2015).

El Faro (El Salvador)

 



 
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