Donald Trump tiene una base sólida de seguidores que le son leales hasta el fanatismo, pero eso no le basta para ganar, aunque tampoco está descartado.
MIAMI, Florida.- Contra lo que suele decirse, no es Biden
el político más impopular de Estados Unidos, sino Donald Trump.
Tiene una base sólida de seguidores que le son leales
hasta el fanatismo y son capaces de matar por la idea de nación blanca y sin
extranjeros que encarna el expresidente.
Pero eso no le basta para ganar, aunque tampoco está
descartado. No son tiempos de hacer apuestas en Estados Unidos.
Lo que ahora hay es un escenario de pesadilla para Joseph
Biden.
Todos los indicadores apuntan en la dirección de un
estrepitoso fracaso de su partido en las elecciones de noviembre, al menos en
la Cámara de Representantes, y un panorama no más halagüeño en la carrera por
la presidencia en 2024.
Pero un sondeo de New York Times-Sienna College sugiere
que Biden podría derrotar a Donald Trump en 2024 por 44 puntos contra 40 si las
elecciones presidenciales se llevaran a cabo en este momento.
Su aprobación está por los suelos, su manejo de la
economía es visto como desastroso, con una mayoría de los estadounidenses más
que molestos por la espiral inflacionaria y el alto costo de las gasolinas, una
mayoría de los militantes de su partido no quiere que se postule a una
reelección…
Aunque Biden tiene a su favor una gran ventaja: Trump es,
por mucho, el político más impopular y odiado de Estados Unidos.
La mayoría de los demócratas piensa que Biden está
demasiado viejo –ya tiene 81 años y tendrá 83 en 2024–. Sus propios compañeros
de partido opinan que su desempeño laboral ha sido mediocre.
Como ya lo publicamos en este espacio, la mayoría de los
demócratas cree que sería mejor alguien nuevo y fresco.
Para ventaja del actual presidente, sólo 3 por ciento de
los militantes cree que su agudeza mental es insuficiente y menos de 1 por
ciento está molesto con sus políticas domésticas, salvo el estado de la
economía.
Es decir, Biden les cae bien, simplemente creen que está
demasiado viejo y no ha sido suficientemente efectivo como presidente.
La probabilidad de que Trump busque la presidencia en
2024 es alta, salvo que el comité de investigación del Congreso sobre el putsch
del 6 de enero de 2021, y el Departamento de Justicia, lo lleven a un juicio
por obstrucción de la justicia.
Diversos medios han filtrado que Trump comunicó a su más
cercano círculo de colaboradores que su decisión está tomada: buscará la
presidencia para reivindicarse. El anuncio lo haría después de las elecciones
legislativas de noviembre.
El expresidente tiene un problema mayor, sin embargo. Las
audiencias sobre el asalto al Capitolio el 6 de enero han devaluado todavía más
la marca Trump.
El número de republicanos que tiene una opinión
desfavorable del magnate inmobiliario se ha duplicado desde la última encuesta
de su presidencia realizada por el New York Times en 2020.
Por primera vez tiene menos de 50 por ciento de apoyo, si
le brincara al ruedo un rival de su propio partido.
Mucho podría depender del resultado de las elecciones de
noviembre. Si los republicanos ganan la Cámara de Representantes y el Senado,
disponen de dos años para lograr resultados, o de lo contrario llegarán a 2024 con
las manos vacías y eso puede ser más negativo que positivo desde una
perspectiva de las elecciones presidenciales.
Además, existe la gran incógnita de 2022: hasta qué punto
la decisión de la Suprema Corte sobre el aborto alentará a mujeres y votantes jóvenes
a cambiar la dinámica electoral y echar abajo el convencionalismo político,
según el cual el Partido Demócrata va a perder sí o sí.
En pocas palabras: nada está escrito. Todavía existen
imponderables hacia 2024 que hacen difícil vislumbrar un resultado claro.
Trump puede enfrentar un rival inesperado. O peor: otro
republicano se puede lanzar al ruedo con una candidatura independiente y
restarle puntos, como le hizo Ross Perot a George Bush padre, cediéndole el
triunfo a Bill Clinton.
Ésa podría ser la más dulce venganza de Mike Pence, el
exvicepresidente al cual los matones enviados por Trump al Capitolio el 6 de
enero de 2021 buscaron afanosamente para colgarlo en una horca.
Así es que, en lo dicho: no es momento de hacer apuestas.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2022/07/20/la-devaluacion-de-la-marca-trump/