En Londres, el Economist publica un largo informe sobre España, enumerando este catálogo de problemas pendientes: el «proceso» de la negociación con ETA ha entrado en una fase problemática, y no es evidente un resultado positivo; las exigencias catalanas «exportan» muchas otras exigencias «en otras regiones», y «esas crecientes fuerzas centrífugas polarizan toda la vida política nacional»; el crecimiento económico será menos positivo de lo anunciado el año que viene.

En París, Le Monde publica un editorial feroz sobre el estado económico, político y social de Francia, «con un crecimiento económico cero». A juicio del vespertino, la crisis y debilidad económica francesa «estará en el corazón de la campaña electoral de las próximas elecciones presidenciales», complicando la «visibilidad» de una mermada capacidad de influencia diplomática internacional.

En Oriente Próximo, el proyecto de iniciativa hispano-franco-italiana es acogido con un escepticismo profundo. En Tel Aviv, Haaretz escribe: «En Israel se piensa que los europeos son pro palestinos sin medir las consecuencias». En Beirut, el Daily Star publica un análisis de Denis Mac Shane que lleva este título: «Europa está comprometida con Palestina; pero de manera poco coherente». A su modo de ver, los políticos europeos de izquierda y derecha debieran comenzar por retirar su «cobertura» a las organizaciones partidarias del terrorismo. Por su parte, L´Orient Le Jour escribe: «Los países miembros de la FINUL temen un deterioro grave de la situación».

En la frontera norte de los Pirineos, la prensa local se hace eco de las promesas incumplidas, aludiendo al proyecto de Zapatero de «implicar» a los gobiernos regionales en las cumbres hispano-francesas. Proyecto rechazado por Chirac. En Burdeos, Sud Ouest escribe: «Los presidentes de las regiones francesas y españolas de la eurorregión Pirineos-Mediterráneo han lamentado no haber sido asociados a la preparación de la cumbre de Gerona».