Abu Dabi y el resto del país están experimentando un cambio respecto a la tecnología, innovación y desarrollo que sitúa EAU como uno de los Estados más punteros.
Emiratos Árabes Unidos: paraíso futurista en el que el
dinero desafía leyes geográficas, físicas y morales. La oferta de actividades
es amplia. En un mismo día puedes esquiar, tomar el sol en alguna isla
artificial, registrar tu empresa offshore y presumir de exotismos varios en las
redes sociales.
EAU: infierno en la tierra. Bienaventurados sean los
pobres, cuyo sudor es la base del paraíso de los ricos. Bienvenido sea su
miedo, bien hallada sea su ignorancia.
EAU: estructuras superpuestas fuera de la lógica y el
control de Occidente. Un Occidente que, con su cinismo ejemplar y viento en
popa a toda vela, surca las aguas de la política internacional para sacar
partido de las violaciones de los derechos humanos y justificar así una suerte
de neo-imperialismo orientalista.
Que los Emiratos Árabes Unidos sean un paraíso para
criminales no es un secreto. La corrupción roza lo pornográfico y, aun así, el
mundo occidental sigue obsesionado con tratar de desentrañar lo oculto, como
buen hijo de esta época adicta a las teorías conspiratorias. Nos empeñamos en
encontrar algún tipo de clave escondida que explique la impunidad, el
privilegio, la ideología supremacista, cuando la verdad es simple: Se trata de
una realidad construida sobre la historia de príncipes siendo príncipes y el
poder siendo dios.
"Los Emiratos han de ser explicados desde el hastío,
desde la simplicidad de que lo que ves es lo que hay, porque cuentan con el
privilegio de la impunidad", afirma Rashid, un ciudadano emiratí e
ingeniero en Mannheim, Alemania: "Ir más allá es caer en la necesidad de
mitificar el discurso de la ocupación", explica.
La propaganda de lo gore
Dicho discurso se arraiga en la exaltación de los sucesos
extremos, casi gores. La violación sistemática de los derechos de los
trabajadores, por ejemplo, no pasa inadvertida. Las historias de los miles de
obreros hacinados en campamentos-dormitorio a las afueras de Abu Dhabi son
parte de nuestro imaginario colectivo y a la vez, parte de una realidad sufrida
por muchos inmigrantes durante años. Hablamos de trabajadores sometidos a
tratos vejatorios, salarios indignos, malos tratos físicos y la imposibilidad
de quejarse, ya que la protesta supone la cancelación del permiso de trabajo y
el consecuente retorno forzado al país de origen. En el que en la mayoría de
los casos es Afganistán, Pakistán, Bangladés o Eritrea.
La noticia que Occidente ha pasado por alto, ha sido un
decreto ley que recoge nuevas medidas laborales para luchar contra la
explotación de los trabajadores, regular las horas laborables, garantizar
condiciones mínimas en el seguro de salud y un alojamiento digno. Se ha puesto
al servicio de los trabajadores una página web en la que se pueden denunciar
abusos y situaciones de injusticia en la esfera laboral. "El mes pasado
tuve un problema con el dueño de mi empresa, me puse en contacto con el número
de teléfono facilitado por el gobierno y conseguí que solucionaran un asunto
del que hace un año hubiera sido imposible quejarse por miedo a un
despido", explica Malik Usman, trabajador pakistaní en una empresa de
limpieza.
La estética por encima de la ética
No, EAU no ha tenido una revelación radical y se ha
percatado de que los trabajadores son también personas. La explicación carece
de misterio y reconocimiento. Los Emiratos Árabes Unidos fueron incluidos en
marzo de 2022 en la lista gris del Grupo de Acción Financiera Internacional
(GAFI), supuestamente a causa de sus actividades de blanqueo de capitales y
financiación de actividades terroristas. El país comparte lista junto a Yemen,
Siria, Sudán del Sur, Jordania, Marruecos y Albania, países a los que tienden a
oprimir y mirar por encima del hombro, definitivamente no son los compañeros de
ensueño en una lista internacional. Motivo suficiente, probablemente, para
ponerse las pilas en sus esfuerzos por blanquear su imagen ante la comunidad
internacional.
La motivación decisiva para incluir a EAU en la lista
gris del GAFI, por otra parte, podría nacer de las buenas relaciones que los
Emiratos Árabes Unidos mantiene con Rusia en contra de los intereses
occidentales. Sea como sea, las consecuencias de formar parte de esta lista
podría afectar a las inversiones extranjeras e incrementar los costes de las
transacciones financieras, entre otras disposiciones.
Hasta ahora, las medidas tomadas por EAU contra las
actividades ilegales financieras, no han sido sostenibles o eficaces; se
asemejan a rituales en los que se sacrifican una o dos organizaciones grandes
de blanqueamiento de capitales y se ofrecen los restos públicamente para que
dios occidente se quede tranquilo y otorgue el perdón.
"EAU recaudó más de mil millones de dólares en
multas contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo durante el
año 2021", señaló Hamed al-Zaabi, jefe de la Oficina contra el
blanqueamiento de capitales. "Los Emiratos Árabes Unidos están totalmente
comprometidos con el apoyo a la integridad del sistema financiero
internacional", añadió. Habría que analizar qué supone ese compromiso y
qué se entiende por integridad, teniendo en cuenta que el poder político y
económico recae en las manos de seis familias gobernantes en siete Emiratos.
Esto supone que las actividades comerciales principales se regulan en torno a
una condición, que beneficien a estas familias y a sus allegados. Los
funcionarios emiratíes, siervos de las seis familias reales, tranquilizan a los
inversionistas extranjeros y prometen medidas de control. Se comprometen a
abordar las preocupaciones internacionales, y lo harán, pero a su manera.
Es interesante la relación de los países occidentales con
los países del Golfo. "¿Por qué hemos de permitir esa supremacía
internacional?", se pregunta Hamed. M, director de una multinacional
energética en Abu Dhabi. "Quizá la obsesión de Occidente por meter las
narices en los asuntos de los Emiratos tenga más que ver con una suerte de
estrategia neocolonial y geopolítica que con un asunto de justicia moral o de
defensa de los derechos humanos. Si Occidente quiere salvar víctimas de la
injusticia, pueden comenzar por la situación de explotación de los temporeros
en Francia y en España". Deberíamos analizar el interés por la corrupción
en los países del golfo. Por qué la obsesión occidental en condenar las
violaciones de los derechos humanos en esa zona geográfica e ignorar lo que
sucede, por ejemplo en Eswatini, Somalia o India. ¿Quizá solo nos duelen las
violaciones de los derechos humanos en los países con una renta per cápita
alta?
Los países árabes se encuentran en medio de una
revolución, y el cambio está motivado por una necesidad de lavado de imagen,
por razones económicas y de poder. ¿Significa eso que EAU sentará la cabeza y
abogará por un sistema democrático, transparente y respetuoso? ¿Qué se abolirán
los privilegios? ¿Qué se impondrá la justicia? En absoluto, el cambio reside en
un minucioso encubrimiento para esconder sus enredos y sacudirse las molestas
acusaciones occidentales, como si de pulgas se tratasen.
Se invierten millones de dólares, producto de la evasión
fiscal, en transformar los Emiratos en parques temáticos que rozan la ciencia
ficción. Se convierten hectáreas de desierto en terrenos cultivables gracias a
técnicas de desalinización del agua marina. Se invierte en ciencia y tecnología
siempre y cuando sirva para incrementar el poder. Mejorar las condiciones de
vida de los trabajadores o impactar de forma positiva en el medioambiente
pueden ser solo campañas de marketing. ¿Pero y si resulta que la motivación, a
pesar de no estar basada en valores humanitarios, acaba siendo eficaz?
El interés de EAU es el de dominar. Anhelan que Occidente
les necesite y van por buen camino. Por su parte, Occidente, ciego y cínico,
bajo la máscara de la diplomacia y jugando al diálogo, trata de legitimar
intromisiones que no se sostienen. "La realidad es que la ideología que
sostiene a los Emiratos Árabes Unidos es puramente materialista y se antepone
la utilidad de los ciudadanos a su dignidad. Pero, ¿no hace lo mismo Occidente
de forma velada?", se pregunta Rashid desde Alemania.
EAU, con su plan urbanístico diseñado para deslumbrar y
que no prestemos atención a la mierda, tiene un objetivo: Pasar de ser conocido
como paraíso para el blanqueo de capitales a ser conocido como paraíso de
progreso científico y tecnológico, paraíso para los trabajadores
internacionales, y quizá con ese afán de cambio, logren transformar la
sociedad. No en nombre de los derechos humanos, sino en nombre del poder.
"Los medios se han anclado en el pasado reciente de
los países árabes, parece que se esfuerzan en negar los avances significativos
que están teniendo un impacto positivo a nivel social", explica Hamed.
"EAU va a ser un infierno para todo aquel que no logre dominarlo",
afirma Hamed, M. "Eso es, el infierno estará en los ojos del que
mira", comenta.
Y el paraíso, no nos engañemos, seguirá acogiendo a
oligarcas rusos, banqueros y traficantes de armas. Porque la premisa de EAU es
que si tienes dinero puedes comprar tu vida. Puedes ser quien quieras ser. Por
ejemplo, inocente.