Lentamente vamos saliendo de la pandemia, en medio de una guerra en Europa y del nerviosismo financiero que se genera por la posibilidad de colapso del sistema bancario internacional.
En esa dirección, el cambio climático y sus devastadores
efectos mundiales siguen relativamente ausentes en la agenda de debate de
candidatos, partidos y gobiernos.
La indolencia para debatir seriamente los efectos del
cambio climático en nuestra vida diaria se refleja en la escasez de acciones
reales para materializar el Acuerdo de París de 2015, los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) y el cumplimiento de la Agenda 2030.
La agenda política y las campañas electorales han
invisibilizado esta crisis, lo que hace que la sociedad no la incorpore en el
debate y la discusión, pese a que sus efectos negativos se hacen cada vez más
presentes en forma de sequías intensas, escasez de agua, incendios graves,
aumentos del nivel del mar, inundaciones, aceleración del deshielo de
glaciares, huracanes y tormentas catastróficas.
En todos estos eventos climáticos se han registrado
récords extremos. Según la Organización Meteorológica Mundial, el año 2022 fue
el quinto año más cálido desde que se tienen registros históricos, uniéndose a
un periodo constante de elevación de la temperatura global desde 2015,
provocando una elevación permanente del nivel de la mar.
Los eventos climáticos adversos están provocando una
masiva migración interna y externa de personas en regiones como: Asia, África,
Oceanía, América Latina y el Caribe, quienes se ven forzados a dejar sus
lugares de origen en busca de una mejor calidad de vida a causa de la
recurrencia de catástrofes y desastres naturales.
El Banco Mundial, en el Informe Groundswell de 2021,
señala que para el año 2050 el factor climático incidirá en la migración
forzosa de 216 millones de personas en todo el mundo, afectando en especial a
los países y la población en situación de pobreza extrema, causando un
creciente sufrimiento humano, migración climática que rebasa la capacidad de
los Estados y sus instituciones.
El secretario general de la (OEA), Luis Almagro, ha
señalado que los desafíos que hoy enfrentan los Estados debido a los efectos
estrechamente interrelacionados con el cambio climático, la seguridad
alimentaria y la migración en las Américas, ponen a prueba la eficiencia de las
instituciones, su capacidad de adaptación y sus respuestas.
En el caso de América Latina y el Caribe, el cambio
climático ha incidido en que la región sea la segunda zona a nivel mundial más
propensa a desastres naturales a causa de fenómenos meteorológicos extremos.
En términos sociales, de acuerdo al Banco Mundial, el
cambio climático reduce los ingresos del 40% de la población más pobre de
América Latina y el Caribe, amenazando con llevar a la pobreza extrema entre
2.4 y 5.8 millones de personas hasta 2030. Se proyecta que, hasta 2050, exista
una migración regional de 17 millones de personas a causa del cambio climático.
BALANCE
La discusión sobre el cambio climático y la ejecución de
propuestas para su mitigación no pueden estar ausentes de los debates públicos.
Es indispensable trabajar en una acción colectiva
regional que demande el cumplimiento de los acuerdos y compromisos de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) de 2022 en
Sharm el Sheij, Egipto.
El cambio climático no puede seguir ausente de las
campañas políticas. Es imprescindible fomentar la participación activa y
propositiva de la ciudadanía para aminorar sus terribles efectos. Se agotó el
tiempo. La humanidad está en riesgo y debemos actuar inmediatamente.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/francisco-guerrero-aguirre/cambio-climatico-un-debate-urgente/1576978