Dicen que las bibliotecas hogareñas contribuyen positivamente al aprendizaje, especialmente de los más chicos y brindan la posibilidad de esparcimiento para cualquier miembro de la familia. Nadie puede desconocer que la lectura proporciona grandes beneficios.
En las últimas décadas la tecnología digital entró para
competir con el libro de papel. En practicidad, limpieza y economía de espacio
parecería que los libros electrónicos salen aventajados, sin embargo, el libro
de papel sigue siendo el preferido de los amantes de la lectura. No solo entra
por la vista, el olfato y el tacto también aportan lo suyo.
UN VIEJO LIBRITO
Todo esto, sirva como introducción al objeto en cuestión:
un viejo libro, flaquito y deslucido. Esos objetos que ya no entran ni en la
categoría de nuevo, ni en la de antigüedad. Uno de los tantos que se esconden
en las librerías de “usados” a muy bajo precio y que seguramente ya fue
comprado hace años en esa condición y ahora pertenecen a una biblioteca
hogareña. Los libros viejos, además presentan otra ventaja, pueden ser leídos a
la luz de los nuevos tiempos y adquirir una significación hasta ese momento
desconocida.
El susodicho tiene por título “Psicopolítica. Técnica del
lavado de cerebro” de Kenneth Goff y data de 1965. Título también utilizado,
más recientemente, por el renombrado filósofo Byung-Chul Han; y subtítulo que
tiene un significado semejante pero mucho menos ostentoso que el de ingeniería
social.
Goff era un exmilitante comunista que devino en férreo
anticomunista. El contenido del libro ya había sido dado a conocer en 1955 por
Charles Stickley, pero Goff, publicó al año siguiente el mismo texto, que había
sido utilizado por Lavrenti Beria, jefe de policía y servicio secreto de la
URSS entre 1938 y 1953.
Rescataré algunos párrafos que pueden servir para extraer
algunas conclusiones sobre acontecimientos, que se van desarrollando ante
nuestros asombrados ojos del siglo XXI.
En el discurso inaugural de las clases de psicopolítica,
Lavrenti Beria, se dirigía a los estudiantes americanos de la universidad
Lenín: “La psicopolítica es una rama tan importante como poco conocida de la
geopolítica… para utilizarla es necesario un material humano altamente
especializado”, “ Mediante la psicopolítica nuestras posibildades de asumir la
jefatura internacional aumentan considerablemente. Nuestro primer y más
importante paso es introducir el caos máximo en la cultura del enemigo. Los
frutos de nuestra tarea serán la desconfianza recíproca, la depresión económica
y el desconcierto científico; entonces las mayorías populares solo verán la
salida en el Estado Comunista…”.
¿Alguien puede dudar que nuestra cultura occidental se ha
vuelto caótica?
DESCONFIANZA, POBREZA E INCERTIDUMBRE
Lo individual se entreteje con lo social. Ser, para el
humano, es ser con otros. Y la confianza es como la argamasa que pega las
piedras. Con ella se cimentan las comunidades naturales, científicas,
religiosas, virtuales, educativas, laborales. Sin confianza en los otros no hay
posibilidad de encontrar una identidad común, ni aspirar a objetivos
compartidos, ni comprometerse mutuamente, ni recrear la cultura. La sociedad
secularizada dejó al hombre sin confianza en Dios, la posmodernidad generó
desconfianza en las instituciones tradicionales, durante dos largos años
cuidarse y cuidarte se transformó en “alejate de mí y yo me alejo de vos"
porque podemos dañarnos mutuamente, la Inteligencia artificial hizo que para
nuestros sentidos lo imposible sea posible. ¡Ni en lo que uno, con sus propios
sentidos percibe, es posible confiar!
La cuestión de la depresión económica no requiere más
referencia que ver los niveles de pobreza, y desocupación que han alcanzado
niveles inimaginables. Más del cincuenta por ciento de los niños menores de 14
años son pobres, viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan a cubrir sus
necesidades básicas. Algunos subsisten solo por dadivas pero no han visto el
trabajo genuino de sus padres.
El desconcierto científico, salta a la luz, en las
insólitas marchas y contramarchas de la OMS, en los ministerios de salud que
aconsejan y hasta presionan con inoculaciones que luego se saben perjudiciales,
en operaciones mutilantes y tratamientos basados en razones ideológicas y no
médicas, que dejan a los profesionales de la salud descolocados, sin formación
ni argumentos válidos.
Y sigue Lavrenti Beria: “En un Estado capitalista la
corrupción del hombre en sus costumbres y en sus filosofías florece por
doquier. De esa corrupción os valdréis para resguardar las campañas de
Psicopolítica y seguir adelante la lucha en el propio territorio y en el propio
cerebro del enemigo. Usad los tribunales, los jueces, la Constitución de
vuestro país, usad sus asociaciones médicas y sus leyes para cumplir vuestros
fines. No os desalentéis en la tarea, a medida que avanceis en ella, veréis que
la legislación vigente será la que recomendéis vosotros, y que los propios
capitalistas acompañarán y financiarán vuestra silenciosa conquista de la
nación…cread el caos hasta dejar a la nación sin dirigentes”. Sobran las
palabras. El que quiera oír, que oiga.
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https://www.laprensa.com.ar/529729-Psicopolitica.note.aspx