La explotación minera de algunas zonas del océano Pacífico podría terminar con la vida de miles de especies aún desconocidas que habitan el fondo del mar.
Coches eléctricos, energías renovables, combustible de
hidrógeno… Las denominadas “energías verdes” están en auge. La transición hacia
una energía más limpia, sin embargo, ha llegado de la mano de un aumento
mundial sin precedentes en la demanda de minerales.
Esto es debido a que el origen de muchas de las materias
primas utilizadas para la generación de las nuevas energías, como el cobalto o
el níquel, proceden también de una fuente de recursos limitados: la industria
minera.
Así pues, la carrera mundial, en la que se encuentran los
países del norte global, por llegar a la emisión neutra de carbono, puede
salirle muy caro al medio ambiente. En especial, a la vida en los océanos. Sin
una regulación en la extracción de estos materiales, la explotación minera de
los fondos marinos supone una de las mayores amenazas climáticas del nuevo
siglo.
ste es el caso de la Zona Clarion-Clipperton, en el
océano Pacífico. Actualmente, su fondo marino se encuentra entre las zonas más
amenazadas por el aumento en la demanda de materias primas mineras. Esto es
debido a que, recientemente, gran parte fue dividida y asignada a empresas para
la futura extracción de sus recursos mineros.
Es por ello que, el equipo del departamento de biología
del Museo de Historia Natural de Londres ha recopilado, por primera vez, todos
los registros de especies observadas en investigaciones anteriores realizadas
en la región. Creen que, visibilizando el desastre natural que podría ocasionar
una explotación minera sin un estudio previo, fomentará la inclusión de
prácticas para la preservación del medio ambiente marino.
Un fondo marino por descubrir
La Zona Clarion-Clipperton, situada entre Hawái y México,
es considerada una de las zonas más vírgenes de los océanos globales. Su gran
extensión, rica en minerales, abarca hasta seis millones de kilómetros
cuadrados. Para hacernos una idea, se trataría aproximadamente del doble del
tamaño de la India.
A pesar de que la exploración de la zona comenzó en la
década de 1960, el conocimiento básico de la biodiversidad de la región ha
sido, hasta hace relativamente poco, muy escaso.
Sus profundidades marinas esconden un gran desierto,
intacto en su mayoría. Debido a las condiciones extremas del mar profundo, los
científicos creen el área puede representar un espacio de aprendizaje sobre la
evolución de muchas especies, albergando algunos ejemplares nunca vistos en
otros lugares.
El equipo del Museo de Historia Natural de Londres,
gracias a los datos recogidos desde los años 70, ha conseguido realizar la
primera síntesis completa de la biodiversidad de la zona. Sus estimaciones,
publicadas en la revista Current Biology esta semana, incluyen un total de
5.578 especies diferentes encontradas en la región.
Para elaborar tal catálogo, el equipo analizó más de
100.000 registros de siete fuentes diferentes. Gracias a éstos, descubrieron
que, entre el 88% y el 92% de las especies catalogadas eran completamente
nuevas. El inventario incluye pepinos de mar, nematodos y esponjas carnívoras,
entre otros. También pudieron observar que los tipos más comunes de animales
eran artrópodos, gusanos, equinodermos y esponjas.
Con estos datos, el equipo predice que en esta zona se
podrían esconder entre 6.000 y 8.000 especies de animales aún por descubrir. O
lo que es lo mismo, alrededor del 90% de las especies en la Zona
Clarion-Clipperton aún no han sido descubiertas por el ser humano.
El estudio pone en evidencia que muchas áreas del fondo
oceánico apenas han sido estudiadas, pudiendo albergar información muy
interesante para entender el 95% de la vida en el planeta. Algunos parajes,
como los afloramientos rocosos, han demostrado albergar comunidades únicas y
diversas, por lo que, un estudio más profundo aportaría una mejor comprensión
del impacto que supondría la modificación de estos parajes subacuáticos.
La amenaza minera
Dado que las operaciones mineras en la zona podrían ser
inminentes, el uso de datos biológicos para la gestión ambiental se ha vuelto
una de las mejores defensas contra esta amenaza.
La minería comercial en aguas profundas está actualmente
prohibida en zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional. Sin embargo, las
empresas pueden realizar operaciones exploratorias en esas zonas para evaluar
su riqueza mineral y ambiental. Este vacío legal preocupa a la comunidad
científica, la cual teme la pérdida de muchas áreas prístinas del lecho marino.
De los cerca de seis millones de kilómetros cuadrados que
conforman la Zona Clarion-Clipperton, 1,2 ya han sido repartidos entre 17
empresas con contrato para explotación minera, un dato verdaderamente
preocupante.
Los investigadores remarcan que, con el fantasma de la
minería rondando, es doblemente importante estudiar en profundidad estos
hábitats. Es por ello que, el informe que publican, podría ser un paso clave
hacia la creación de una guía que permita comprender este entorno y cuál es el
impacto que ocasionarían nuestras actividades.
QUE NO TE LA CUELEN:
Aunque durante años los grupos ecologistas han luchado
por preservar los parajes terrestres como fuente principal de fijación del
carbono, lo cierto es que los mares representan el sumidero de carbono más
grande del mundo.
Los océanos, además, son los responsables de producir la
mitad del oxígeno que respiramos.
¿Esto quiere decir que las energías renovables no
funcionan? No. Pero tampoco podemos verlas como una solución, sino como un
camino hacia un decrecimiento necesario en un planeta de recursos finitos.
***REFERENCIAS
(MLA):
Muriel
Rabone, et al., How many metazoan species live in the world's largest mineral
exploration region? "Current Biology" 10.1016/j.cub.2023.04.052
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37236182/
International
Seabed Autority https://www.isa.org.jm/
https://www.larazon.es/cultura/mas-5000-especies-podrian-extinguirse-debido-mineria-subacuatica_20230612648655c9ea11350001eee750.html