El discurso íntegro de Orbán desde Rumanía, publicado en La Gaceta de España, el día 27 de julio del corriente año (Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán).
;¡Les deseo un buen día, damas y caballeros!
Me alegro de verles. Zsolt Németh me invitó y me ha
traído aquí esta mañana con la advertencia de que debería hablar exactamente la
mitad de lo que quisiera. “Mitad” – es una buena palabra en húngaro. Una vez le
preguntaron al Papa cuántas personas trabajaban en el Vaticano y dijo “la
mitad”. Bueno, intentaré transmitir mi punto de vista de manera concisa. No
será fácil escucharlo porque tengo mucho que decir y puedo ver que hará calor.
Pero el cordero sano aguanta su pelo y, después de todo, nos vimos por última
vez en 2019, hace tres años. Da gusto volver a estar juntos, libremente con
amigos, sentarnos en la terraza y tomar nuestro spritz. Tenemos una buena razón
para beber un Fidesz-spritz, es de dos tercios a un tercio, y esto también
revela que hay cosas eternas.
El mundo ha cambiado mucho desde la última vez que nos
vimos. En 2019, pudimos participar en un campamento extremadamente optimista y
esperanzado. Sin embargo, la década que ahora se abre ante nosotros será
claramente una década de peligros, guerras e incertidumbre, como bien lo
ejemplifican las escenas de aquí. Que lo hagan tan cortésmente como los
policías de Budapest han procedido en los puentes con los drogadictos. Así que
hemos entrado en una era de peligros, y los pilares de la civilización
occidental, que antes se creían inquebrantables, se están resquebrajando. Cito
aquí tres de esos shocks. Antes pensábamos que vivíamos bajo el caparazón
protector de la ciencia, y entonces nos ha tocado el COVID. Pensábamos que no
ya podía haber guerra en Europa, y ahora hay una guerra en la vecindad de
Hungría. Y pensábamos que la Guerra Fría no podía volver, ahora bien, muchos
líderes mundiales están trabajando justamente para reorganizar nuestras vidas
en torno a bloques.
Dado que estos fenómenos no los mencioné en absoluto en
2019, pues nos enseñan a ser humildes, ya que reflejan que nuestra capacidad
predictiva tiene serios límites. Lo cual le advierte al que habla del futuro a
ser modesto. En 2019 no hablé de la pandemia, ni de una guerra en Europa, ni de
otra victoria de dos tercios, ni del regreso de la izquierda alemana, ni de que
les ganaríamos a los ingleses a 0-4 en casa. Entonces, si estás buscando el
futuro, el consejo más importante es la modestia y la humildad. No puedes
quitarle el pan al Señor de la Historia. Les invito a escuchar de esta manera
lo que voy a decir. Voy a empezarlo desde muy lejos, antes de llegar aquí, a la
región de Székely.
¡Queridos amigos!
Lo que más llama la atención cuando miramos el mundo es
que, a la luz de los datos, el mundo parece ser un lugar cada vez mejor,
mientras que nosotros sentimos lo contrario. La esperanza de vida alcanzó 70
años, en Europa es de 80 años. La mortalidad infantil se ha reducido en un
tercio en treinta años, y la desnutrición en el mundo, que era del 50 por
ciento en 1950, ahora es del 15 por ciento. La proporción de personas que viven
en la pobreza, que era del 70 % en el mundo en 1950, es solo del 15 % en 2020.
El porcentaje de personas alfabetizadas en el mundo ha aumentado al 90 por
ciento, el número de horas de trabajo por semana, que era de 52 horas por
semana en 1950, es de 40 horas por semana en la actualidad, y el tiempo libre ha
aumentado de 30 a 40 horas. Podría seguir citando más y más cifras, aun así, la
impresión en general es que el mundo está empeorando. Las noticias y su tono
son cada vez más oscuros, y hay una especie de expectativa apocalíptica que va
cobrando fuerza. La pregunta es, ¿podría ser posible que millones de personas
simplemente malinterpreten lo que les está pasando? Mi interpretación de este
fenómeno es que nuestro mal humor es un sentimiento de vida fundamentalmente
occidental, que se deriva del hecho de que el poder, el rendimiento, la
autoridad y la capacidad de acción de la civilización occidental están
decayendo. Ante lo cual los occidentalistas, es decir, los occidentalistas
arraigados, tienden a agitar la mano aburridos, diciendo que Spengler ya había escrito
la decadencia del Occidente, y el Occidente aún sigue existiendo, de hecho, si
podemos, preferimos enviar a nuestros hijos a las universidades del Oeste y no
a las del Este. Así que no hay gran problema aquí. Pero la realidad es que
cuando hablaban de la decadencia de Occidente hace cien años, hablaban de una
decadencia intelectual y demográfica; sin embargo, lo que vemos hoy es la
disminución material y del poder en el mundo occidental. Necesito decir algunas
palabras sobre esto para que podamos entender exactamente la situación en la
que nos encontramos.
Es importante entender que las otras civilizaciones
también se han modernizado: la civilización china, la india, la rusa más bien
denominada ortodoxa, e incluso la propia civilización del Islam. Ahora vemos
que las civilizaciones rivales han adoptado la tecnología occidental y han
aprendido el sistema financiero occidental, pero no han adoptado los valores
occidentales y no tienen la menor intención de adoptarlos. No obstante
Occidente quiere difundir sus propios valores, que a los demás les parecen
humillantes, cosa que entendemos, a veces incluso a nosotros nos da esta
sensación. Recuerdo una experiencia de nuestro ministro de Relaciones
Exteriores, Péter Szijjártó, de alrededor de 2014, todavía en época de la
anterior administración estadounidense, cuando un funcionario del Gobierno
estadounidense que estaba de visita, le arrojó descuidadamente una hoja de
papel y simplemente dijo que la Constitución húngara debería ser enmendada en
esos puntos, y entonces la amistad sería restaurada. Así que entendemos esta
resistencia por parte del resto del mundo a la difusión de los valores
occidentales y a la exportación de la democracia. Además, sospecho que el resto
del mundo se ha dado cuenta de que necesita modernizarse precisamente porque
esa es la única forma en que puede resistir la exportación de los valores
occidentales que le son ajenos. Lo más doloroso de esta pérdida de espacio, de
esta pérdida de poder y de espacio material, es que nosotros, es decir, el
Occidente, hemos perdido el control sobre los portadores de energía. En 1990,
el 90 por ciento del petróleo, del gas natural y del carbón estaba controlado
por Estados Unidos y Europa. Esto se redujo al 75 por ciento en 1950, y hoy la
situación es la siguiente: Estados Unidos y Europa juntos controlan el 35 por
ciento, – Estados Unidos el 25, nosotros el 10 por ciento -, los rusos el 20
por ciento y Medio Oriente el 30 por ciento. Y lo mismo ocurre con las materias
primas. A principios del siglo XX, los EE.UU., los británicos y los alemanes
controlaban una parte importante de las materias primas necesarias para la
industria moderna. Después de la Segunda Guerra Mundial, entraron los
soviéticos, y hoy vemos que estas materias primas las tiene Australia, Brasil y
China, de manera que el 50 por ciento de las exportaciones totales de materias
primas de África se dirigen a China. Pero mirando hacia el futuro, tampoco es
muy bueno lo que vemos, porque en 1980 todavía los EE.UU. y la Unión Soviética
dominaban la mayor parte de la distribución de los minerales de tierras raras,
que constituyen la materia prima de la industria basada en la tecnología
moderna, y hoy los chinos producen cinco veces más que EE.UU. y sesenta veces
más que los rusos. Esto significa que Occidente está perdiendo la batalla
material. Si queremos entender la situación mundial, y la situación de la gente
occidental en el mundo, debemos partir del hecho de que la mayoría de los
recursos y de los portadores de energía quedan fuera de la civilización
occidental. Estos son los hechos duros.
Dentro de esto, nuestra situación, la situación de
Europa, es particular y doblemente difícil. Esto se debe a que Estados Unidos
tiene la estrategia que tiene. 2013 fue un año que nadie recordó y tampoco fue
anotado en ninguna parte, a pesar de que fue el año en que los estadounidenses
iniciaron nuevas tecnologías de extracción de energía y de materias primas. En
aras de la simplicidad, llamemos a esto método de fracturación para la
extracción de energía. Inmediatamente se anunció una nueva doctrina de política
de seguridad estadounidense. Lo cito, suena así: “esta nueva tecnología” –
dicen – “significa una posición más fuerte en el campo de la seguridad
internacional, en la seguimiento y realización de nuestros objetivos”. En otras
palabras, los estadounidenses no ocultaron el hecho de que utilizarían la
energía como arma de política exterior. No nos dejemos engañar por el hecho de
que ellos suelen acusar a otros de esto. Y de esto se deduce que los
estadounidenses utilizan una política de sanciones más audaz, y lo vemos a la
sombra de la actual guerra ruso-ucraniana, y comenzaron a alentar enérgicamente
a sus aliados, que seríamos nosotros, a comprar energía procedente de los
EE.UU. Y esto funciona, los estadounidenses pueden hacer valer su voluntad
porque no dependen de la energía de otros. Son capaces de ejercer presión
hostil porque controlan las redes financieras necesarias para la política de
sanciones – llamémoslo sistema SWIFT, por simplicidad -, y también son capaces
de ejercer presión amistosa, es decir, pueden persuadir a sus aliados para que
les compren a ellos. Al principio esta política se presentó de una manera más
débil. Cuando el presidente Trump visitó Polonia por primera vez, solo habló de
“free gas”. O sea que se debía comprar gasolina libre. La política de sanciones
solo se ha sumado a esta estrategia estadounidense ahora, en 2022. Aquí es
donde nos encontramos ahora, y no me sorprendería si pronto el uranio y la
energía nuclear también se incluyeran en este círculo. Los europeos
respondieron ante esto, o sea, nosotros, los europeos respondimos ante esto: no
queríamos hacernos dependientes de los estadounidenses. No es bonito, pero los
políticos europeos solían decir entre sí que hemos atrapado a un yanqui, pero
no nos suelta. Realmente no apetecía mantener este estado de cosas, por lo que
intentaron proteger el eje energético alemán-ruso durante el mayor tiempo
posible, es decir, mantuvieron posible traer energía de Rusia a Europa. Esto es
lo que la política internacional está destruyendo actualmente. Después de eso,
dimos otra respuesta, liderada por los alemanes: el cambio a fuentes de energía
renovables, pero esto no ha funcionado hasta ahora, porque la tecnología es
costosa y, en consecuencia, también lo es la energía derivada de ella. Además,
la transición a esta nueva y moderna tecnología no ocurre por sí sola, solo
bajo una presión de nivel superior. Y esta presión superior la está ejerciendo
la Comisión de Bruselas sobre los Estados miembro, aun si así perjudica
gravemente sus intereses.
Abro un paréntesis para poder decir también unas palabras
sobre los valores europeos. Aquí, por ejemplo, está la última propuesta de la
comisión de la Unión Europea, que dice que todos deben reducir su consumo de
gas en un 15 por ciento. No veo cómo lo van a forzar, aunque existe un “know
how” alemán para esto, quiero decir, procedente de épocas anteriores. Y encima,
si esto no diera resultados, y alguien no tuviera suficiente gas, entonces lo
quitarían de aquellos que sí lo tengan. Lo que está haciendo la Comisión
Europea no es pedir a los alemanes que no apaguen sus últimas dos o tres
centrales nucleares que aún están en funcionamiento ya que producen energía
barata, sino que les deja que las apaguen, y si la energía se les acaba,
entonces nos lo quitarán de alguna manera a nosotros, los que la tenemos,
porque la hemos almacenado. Nosotros esto lo llamamos “einstand”, o botín, como
nos lo enseñaron los chicos de la calle Pál (referencia a la obra literaria
clásica de Ferenc Molnár – S.A. OFFI). Podemos prepararnos para esto.
Summa summarum, ¡damas y caballeros!
Quiero decir que los sentimientos negativos acerca del
mundo existentes en Occidente provienen del hecho de que la energía y las
materias primas decisivas y necesarias para el desarrollo de la economía ya no
están en manos de Occidente. Occidente tiene capital y poder militar. La
pregunta es, qué se puede alcanzar con esto en las circunstancias actuales.
Después de eso, permítanme hablar de nosotros, los
húngaros. ¿Cuáles son las cuestiones que Hungría, la nación húngara debe
responder hoy? ¿Cuál es su orden y cuáles son nuestros recursos ante estas
cuestiones? Estas cuestiones se sobreponen, tal como las capas de una tarta
Dobos. Las más importantes están abajo, las más ligeras y los mejores bocados
están arriba. Ahora voy a seguir este orden.
El primer y más importante desafío, queridos amigos,
sigue siendo el índice de natalidad y la demografía. La verdad es que todavía
hay muchos más funerales que bautizos. Y, nos guste o no, los pueblos del mundo
se pueden dividir en dos grupos. Hay quienes son capaces de mantenerse
biológicamente. Nosotros pertenecemos al otro grupo, a los que no lo logran, y
nuestra situación ha mejorado, pero no ha alcanzado un punto de inflexión, a
pesar de que este es el alfa y el omega de todo. Si esto no cambia, tarde o
temprano otros van a poblar Hungría, la cuenca de los Cárpatos se poblará de
otros.
El segundo desafío es la inmigración. También podemos
llamarlo intercambio o inundación de poblaciones. Recientemente se ha publicado
en Hungría un gran libro, un libro francés escrito en 1973, que habla de este
tema, titulado “El campamento de los santos”. Se lo recomiendo a todo el mundo
si quiere entender cuál es la explicación de los procesos mentales que hay
detrás de la incapacidad de los occidentales para defenderse. La inmigración ha
dividido a Europa. También podría decir que Occidente está dividido. En una
parte hay un mundo donde los pueblos europeos y no europeos viven juntos. Estos
países han dejado de ser naciones. Estos países son conglomerados de pueblos.
También podría decir que esto ya no es Occidente, sino el post-Occidente, y –
de acuerdo con las leyes matemáticas – alrededor de 2050 se producirá el cambio
demográfico definitivo: en esa parte del continente, en las grandes ciudades,
la proporción de las personas de origen no europeo superará el 50 por ciento de
la población. Y aquí está la otra mitad de Europa, o bien, de Occidente: esto
es Europa Central, que somos nosotros. También podría decir, si no fuera un
poco confuso, que Occidente, digamos, se trasladó a Europa Central, en un
sentido espiritual. Occidente está aquí, y allí sólo queda el post-Occidente. Y
hay una batalla entre estas dos partes de Europa. Aunque hemos ofrecido una
propuesta de tolerancia a los post-occidentales, de dejarnos en paz mutuamente,
y que cada uno pueda decidir por sí mismo con quién quiere vivir, pero la han
rechazado y continúan luchando contra Europa Central con el objetivo de hacernos
similares a ellos. Ahora pongamos entre paréntesis los comentarios morales
formulados acerca del tema, después de todo, es una mañana tan hermosa. Aunque
ahora se hable menos de inmigración, créanme, nada ha cambiado. Bruselas,
complementada con las tropas de Soros, simplemente quiere imponernos a los
inmigrantes. Y fuimos llevados al Tribunal por el sistema húngaro de protección
fronteriza, y fuimos condenados por el Tribunal. Solo que – debido a distintas
razones – ahora hablamos menos de esto, pero estamos condenados. Si no hubiera
una crisis por los refugiados ucranianos, ya habrían comenzado a ejecutar esta
sentencia sobre nosotros, lo cual es una pregunta excitante de cómo será
llevado esto a cabo. Pero ahora que ha estallado la guerra y estamos recibiendo
gente de Ucrania, este tema se ha dejado de lado; pero no lo han retirado de la
agenda, simplemente lo han dejado de lado. Es importante que los entendamos. Es
importante entender que esta buena gente en Occidente, en el post-Occidente, no
puede levantarse cada mañana de esta manera, envenenando sus días, incluso su
vida entera, con el pensamiento de que ya todo está perdido. Pues no queremos
enfrentarlos con esto día y noche, solo les pedimos que no quieran imponernos
un destino que nosotros no vemos como destino, sino más bien como la perdición
de una nación. Eso es todo lo que pedimos y nada más.
Aquí hay un truco ideológico del que vale la pena hablar
y prestar atención en un entorno tan multiétnico. La izquierda
internacionalista tiene un truco, una treta ideológica: su pretensión, su
alegación de que en Europa viven mestizos desde el principio. Este es un
trampantojo histórico y semántico porque confunde cosas diferentes. Porque hay
un mundo donde los pueblos europeos se mezclan con gente de fuera de Europa.
Bueno, este es el mundo de razas mixtas. Y somos nosotros, donde los pueblos
que viven dentro de Europa se mezclan entre sí: se mueven, trabajan y se
trasladan. Por eso, por ejemplo, en la cuenca de los Cárpatos, nosotros no
somos mestizos, sino simplemente una mezcla de los pueblos que viven dentro de
nuestro propio hogar europeo. Y cuando la constelación es afortunada y soplan
buenos vientos, entonces estos pueblos se fusionan en una cierta salsa
húngara-panónica, creando así una nueva cultura europea propia. Siempre hemos
luchado por ello. Estamos dispuestos a mezclarnos entre nosotros, pero no
queremos convertirnos en una raza mixta, por eso luchamos en Belgrado
(Nándorfehérvár), por eso detuvimos a los turcos en Viena, y si entiendo bien, por
eso los franceses detuvieron a los árabes en Poitiers en tiempos antiguos. La
situación actual es que la civilización islámica, que avanza constantemente
hacia Europa, se ha dado cuenta de que la ruta a través de Hungría no es
adecuada para enviar a su gente a Europa, precisamente por nuestras tradiciones
de Nándorfehérvár. Por eso volvieron a Poitiers: no entran desde el este, sino
desde el sur. Ocuparán e inundarán el Oeste desde allí, y quizás esto no sea
cosa para nosotros todavía, pero les legará una tarea muy importante a nuestros
hijos. Tenemos que defendernos no sólo del sur, sino también del oeste, y
llegará el momento en que de alguna manera deberemos recibir a los cristianos
que vendrán de allí y deberemos integrarlos en nuestra vida. Esto ya ha
sucedido antes, y aquellos a quienes no queramos dejar entrar –
independientemente de Schengen – tendrán que ser parados en nuestras fronteras
occidentales. Pero esta no es una tarea actual, no es tarea de nuestras vidas.
Todo lo que tenemos que hacer es preparar a nuestros hijos para que puedan
hacerlo. Como lo dijo László Kövér en una entrevista: debemos tener cuidado
para que los buenos tiempos no críen gente débil, ya que esa gente débil traerá
luego malos tiempos a nuestro pueblo.
¡Queridos damas y caballeros!
La demografía, la inmigración… y la siguiente capa es la
idea del género, lo que para nosotros se refleja en la ley de protección
infantil. No se olviden, ahora se habla menos también de esto, porque otro tema
ocupa las portadas de los diarios, pero también fuimos llevados a juicio por
este asunto y estamos esperando el veredicto. El único resultado que hemos
logrado en este tema se debe en parte, o quizás en su totalidad, a la ministra
Judit Varga. Conseguimos separar nuestro gran debate sobre el tema de género y
el debate sobre los fondos de la Unión Europea, y los dos debates ahora avanzan
por caminos separados. Cierto es que nuestra posición es simple también en este
tema, digamos es otra propuesta de tolerancia por nuestra parte. Nosotros no
queremos decirles cómo vivir, solo les pedimos que acepten que para nosotros el
padre es un hombre, la madre es una mujer y a nuestros hijos los dejen en paz y
que lo hagan aceptar también al ejército de György Soros. Sería importante que
Occidente entendiera que esto no es un tema ideológico en Hungría y en esta
parte del mundo, sino es simplemente el tema más importante de la vida. En este
rincón del mundo, nunca gozará de mayoría esta locura occidental, pido perdón
por la expresión. Sencillamente esto no entra en la mente de la gente húngara y
en la de los hijos de algunas otras naciones más. Hay todas estas cositas de
género: lo transnacional y lo transgénero, pero nosotros como máximo podemos
llegar hasta pronunciar Transilvania, pero aún esto en húngaro se denomina
Erdély. No podemos más. Así que les pido que no nos equivoquemos, que no nos
dejemos engañar: hay una guerra, hay una crisis energética, una crisis
económica y una inflación de guerra, y todo eso pone una mampara frente a
nuestros ojos, pone una pantalla entre nosotros, además el tema de género e
inmigración. Pero, de hecho, el futuro gira en torno a estas cuestiones. Esta
es la gran batalla histórica que libramos: demografía, inmigración y género. Y
esto es precisamente lo que está en juego en la lucha entre izquierda y
derecha. No voy a nombrar el país amigo, solo me refiero a él. Hay un país
donde ha ganado la izquierda, y entre sus primeras medidas tomadas fue derribar
las vallas en la frontera, y la segunda medida fue reconocer todas las normas
de género, además del matrimonio entre personas del mismo sexo, hasta su
derecho a adoptar hijos. No nos dejemos engañar por los conflictos actuales, ya
que nuestro futuro depende de estos temas.
¿Cómo podemos defendernos? Primero, siendo determinados.
Y luego buscando aliados. Esto es lo que les dio a los países del V4 su
importancia. Pues, la gran importancia de los Cuatro de Visegrád en los últimos
tiempos ha consistido en que pudimos proceder unidos en estos temas. La
situación es que los post-occidentales no por casualidad hicieron todo lo
posible para romper el grupo de los cuatro de Visegrád. Además, ha estallado la
guerra que ha sacudido la cooperación polaco-húngara, que era el eje de la
cooperación V4. Los intereses estratégicos de los polacos y los húngaros son
coincidentes en relación con la guerra. También ellos quieren que los rusos no
se pongan más cerca, al igual que nosotros, quieren que se mantenga la
soberanía de Ucrania y que haya democracia en Ucrania. Los dos queremos exactamente
lo mismo, pero, aun así, esta guerra complica la relación con nuestros amigos.
Ya que, desde la razón, los intereses que he mencionado coinciden de forma
identificable. El problema lo provoca el corazón. En las relaciones
húngaro-polacas hay un problema de corazón. Ya que nosotros vemos esta guerra
como una guerra entre dos pueblos eslavos, de la que queremos quedarnos fuera,
mientras que los polacos consideran que están dentro de ella, esta es su
guerra, ellos ya casi la están luchando. Y en este asunto, debido a que se
trata de un asunto del corazón, no podemos ponernos de acuerdo, por lo tanto,
debemos usar la razón para salvar todo lo posible de la amistad y alianza
estratégica polaco-húngara para los tiempos de la posguerra. Ahora, desde luego
están aquí nuestros amigos checos y eslovacos, pero ha habido cambios de
gobierno, y allí hoy prefieren el mundo post-occidental, no asumen los
conflictos con Bruselas, prefieren acumular buenos puntos ante Bruselas. En mi
opinión, es como atar los caballos en un establo en llamas. ¡Buena suerte para
ello!
El cuarto tema que nos toca es el tema de la guerra.
Todas las guerras se pueden ver desde muchas perspectivas diferentes, pero
principalmente cada guerra consiste en el hecho de que las madres lloran por
sus hijos y los hijos pierden a sus padres. Este enfoque debería superar todo
lo demás, incluso en la política. Para el Gobierno húngaro, esto significa que
nuestra obligación principal es garantizar que los padres y los niños húngaros
no terminen metidos en tal situación. Me gustaría mencionar aquí que hay países
que nos critican porque consideran que no estamos lo suficientemente
comprometidos con los ucranianos, no obstante, ellos están lejos y como máximo
dan apoyo financiero o de armas, pero los húngaros somos los únicos, aparte de
los ucranianos, que hoy mueren en la guerra. Según nuestros registros, 86
húngaros han muerto en esa guerra hasta el momento. Y este es un punto de vista
completamente diferente. Solo los húngaros hemos dado sangre en esa guerra, en
cambio los que nos critican no lo han hecho. Por lo tanto, como país vecino,
Hungría tiene derecho a decir que la paz es la única solución para salvar vidas
humanas y el único antídoto contra la inflación y la crisis económica en
tiempos de guerra.
¿Cómo vamos a pensar acerca de esta guerra en el futuro?
Mantendremos nuestra opinión de que esta guerra no es nuestra. Hungría es
miembro de la OTAN, y nuestro punto de partida es que la OTAN es mucho más
fuerte que Rusia, por lo que Rusia nunca atacará a la OTAN. La frase de que no
se detendrán en Ucrania es una débil, pero comprensible frase de propaganda
ucraniana, lo cual entiendo, porque su objetivo es involucrarnos, involucrar a
tantos países como sea posible de su lado en esta guerra, pero esta frase carece
de toda base realista. Al mismo tiempo, como somos miembros de la OTAN y
queremos quedarnos fuera de esta guerra, nuestra situación se ha vuelto
delicada, ya que la OTAN y la Unión Europea han decidido que, aunque no se
convertirán en partes beligerantes, suministrarán armas e impondrán fuertes
medidas y sanciones económicas. Y nos guste o no, esto significa que de facto –
enfatizo que no de jure, sino de facto – se han convertido en partes de este
conflicto. Bueno, ahora están en una situación peligrosa, en la que tienen que
ayudar de alguna manera a los ucranianos como partes de facto, sin que las
autoridades de Moscú lo perciban así, para que, a los ojos de Moscú, esto no se
convierta en una situación en la que nosotros, o sea, la OTAN y la Unión Europea,
nos convertimos en beligerantes formales. Este es el punto donde la Unión
Europea y la OTAN se equilibran todos los días, asumiendo enormes riesgos.
Dado que hay mucho que se puede leer sobre la guerra, si
aún pueden mantener la atención, me gustaría decir algunas palabras sobre ¿cómo
surgió esta guerra? y ¿cuál fue el motivo? Por supuesto, todos sabemos que
Rusia atacó a Ucrania. Esto es lo que ocurrió. Ahora vamos a ver ¿cuál fue la
razón de esto? Para mencionar el problema, ya que una vez que una persona
entiende algo, está a solo un paso de aceptarlo. Pero es muy importante
distinguir moralmente entre entender algo y aceptar algo. En concreto esto
significa que es importante entender por qué hicieron los rusos lo que
hicieron, pero esto no significa que, si lo entendemos, entonces también
aceptemos lo que hicieron. Los rusos formularon una demanda de seguridad muy
clara, además – de una manera rara en la diplomacia – incluso la pusieron por
escrito y la enviaron a los estadounidenses y la enviaron a la OTAN. Allí está
escrito que exigen que Ucrania nunca se convierta en miembro de la OTAN, que
Ucrania lo declare, y que la misma OTAN se lo asegure a Rusia, y que nos
comprometamos a nunca colocar armas en el territorio de Ucrania que puedan
servir para alcanzar territorios de Rusia. Los occidentales rechazaron esta
propuesta y no estaban dispuestos ni siquiera a negociar al respecto. Dijeron
que la OTAN tenía una “open door policy”, es decir, las puertas abiertas,
cualesquiera pueden postularse, y luego ya decidiremos si los queremos dejar
entrar o no. Y esta negativa trajo como consecuencia que hoy los rusos usan las
armas para hacer valer sus demandas de seguridad, que antes querían lograr
mediante negociaciones. Tengo que decir que si hubiéramos tenido un poco más de
suerte y el presidente de los Estados Unidos de América se hubiera llamado
Donald Trump en esa hora crucial y hubiéramos logrado convencer a Angela Merkel
de que no se fuera, o sea que, si Donald Trump hubiera sido el presidente de los
Estados Unidos y Angela Merkel la canciller alemana, entonces esta guerra nunca
habría estallado. Pero tuvimos mala suerte, así que ahora estamos en esta
guerra.
En esta guerra, la estrategia occidental se basa en
cuatro pilares. Es una estrategia que parece sensata sobre el papel, quizás
incluso hay cifras detrás. La primera es que Ucrania puede ganar una guerra
contra Rusia, no sola, sino con entrenadores anglosajones y con las armas de la
OTAN. Esa ha sido la primera alegación. Nuestra segunda alegación estratégica
ha sido que las sanciones debilitarán a Rusia y desestabilizarán la dirección
en Moscú. El tercer elemento estratégico consistía en que seríamos capaces de
manejar las consecuencias económicas de las sanciones, que también nos
afectarán a nosotros, es decir, ellos sufrirán más y nosotros sufriremos menos.
Y la cuarta consideración estratégica fue que el mundo se alinearía detrás de
nosotros, porque tenemos razón. Sin embargo, como resultado de esta excelente
estrategia, la situación es que hoy estamos sentados en un auto con llantas
pinchadas en las cuatro ruedas. Es totalmente evidente que la guerra no se
puede ganar de esta manera. Los ucranianos nunca ganarán una guerra contra
Rusia con armas y oficiales de entrenamiento estadounidenses. Sencillamente,
porque el ejército ruso tiene una ventaja asimétrica. El segundo hecho que
tenemos que enfrentar es que las sanciones no tumbarán a Moscú. El tercero es
que Europa está metida en problemas económicos y políticos, y los gobiernos
están cayendo como fichas de dominó. Sólo desde la guerra ha caído el gobierno
de los británicos, el de los italianos, el de los búlgaros y el de los
estonios. ¿Y cuánto tiempo queda todavía hasta otoño? El gran aumento de
precios se produjo en junio, cuando se duplicó el precio de la energía. Los
efectos de esto en la vida de las personas apenas comienzan a surgir, generando
descontento, y ya hemos perdido cuatro gobiernos. Y finalmente, el mundo no
simplemente no está con nosotros, sino que de una manera expresa demuestra que
no lo está. O sea, que ha dejado de existir la capacidad de los estadounidenses
que anteriormente existía y consistía en asignar – como lo expresan ellos – el
imperio del mal, y en instarle al mundo que se colocara del lado bueno de la
historia y entonces el mundo obedecía; además la verdad es que nos molesta un
poco esto ya que los comunistas siempre alegaban lo mismo. La mayor parte del
mundo manifiestamente no se pone allí: los chinos, los indios, los brasileños,
o bien, tampoco Sudáfrica, el mundo árabe y África. La mayoría de ellos
simplemente no están dispuestos a participar en esta guerra, y no porque
piensen que la posición de los occidentales no esté en lo cierto, sino porque
para ellos el mundo no consiste solo en esta guerra, sino que también tienen
sus propios problemas con los que deben enfrentarse, los que quieren resolver.
Fácilmente puede ocurrir que esta guerra sea la que pondrá fin de manera
manifiesta a la superioridad del Occidente, con la que fue capaz de crear una
unidad mundial contra algunos, usando diversos recursos en temas seleccionados.
Esta era está llegando a su fin. En el lenguaje de la política dicen que un
orden mundial multipolar está llamando a nuestras puertas ahora.
Hablando de la guerra, y usando un estilo apropiado, la
pregunta importante es: sto diélaty? Existe el problema de que el ejército de
Hungría no parece grande en comparación con otros. Existe también el problema
de que se puede decir que el PIB húngaro es modesto en comparación con, por
ejemplo, el producto nacional bruto de los grandes países europeos y el de los
EE.UU. Pues tal vez podamos entender la situación y tengamos excelentes
consideraciones sobre la guerra, tengamos claridad, tengamos una propuesta
estratégica, pero ya saben, en cuestiones de guerra, eso poco importa, porque
la guerra es un preludio. La palabra del más fuerte decide. Hungría no debe
abrigar la ilusión de que con nuestros excelentes consejos podamos influir en
los acontecimientos de la guerra o en la estrategia del Occidente. Aun así,
considero una cuestión moral y de honor que en cada debate tratemos de
comunicar nuestra posición y también debemos tratar de persuadir a los
occidentales para que desarrollen una nueva estrategia en lugar de redactar
vacíos informes de victoria. Si las llantas de las cuatro ruedas del automóvil
están pinchadas, entonces se deben cambiar, todas. Se necesita una nueva
estrategia, cuyo foco no debe estar en ganar la guerra, sino en las
negociaciones de paz y la formulación de una buena oferta de paz. Tengo que
decir, metafóricamente hablando, que ahora el trabajo de la Unión Europea no
debería consistir en ponerse del lado de los rusos o de los ucranianos, sino en
ponerse entre Rusia y Ucrania. Esta debería ser la esencia de una nueva
estrategia.
¿Qué va a suceder? Los rusos hablan un lenguaje antiguo.
Pues, al escucharlos – el sistema de gestos, las categorías, las palabras… – es
como escuchar sonidos del pasado. Cuando escucho al Sr. Lavrov, suena parecido
a lo que escuchamos hace treinta o cuarenta años, pero eso no significa que lo
que dicen no tenga sentido. Tiene sentido y vale la pena tomarlo en serio. Hace
dos días, por ejemplo, el representante oficial de Rusia dijo que avanzarán en
Ucrania hasta que la línea del frente esté tan lejos desde donde ya no sea
posible alcanzar con armas en manos de los ucranianos los territorios rusos. Es
decir, cuantas más armas modernas suministre la OTAN a los ucranianos, tanto
más lejos moverán los rusos la línea del frente, porque son un pueblo militar
que solo piensa en la seguridad y solo está interesado en no ser atacado
militarmente desde el territorio de Ucrania. De esta manera lo que estamos
haciendo en este momento es contribuir a la prolongación de la guerra, lo
queramos o no. Esto significa, y deberíamos hacernos a la idea, que no habrá
negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Los que esperan esto, están
esperando en vano. Dado que Rusia quiere garantías de seguridad, la guerra solo
puede terminar mediante negociaciones ruso-estadounidenses. Hasta que no haya
una negociación entre Rusia y los Estados Unidos, no habrá paz. Podríamos
plantear que bueno, aquí estamos nosotros, los europeos, pero lamentablemente,
amigos, tengo que decir que los europeos hemos desperdiciado nuestra
oportunidad de influir en las cosas. La hemos perdido después de 2014, cuando
dejamos fuera a los estadounidenses del primer conflicto, del primer acuerdo de
Minsk establecido en la Guerra de Crimea, y logramos un acuerdo de Minsk con
garantía germano-francesa, que debería haber sido ejecutado. Pero,
lamentablemente, nosotros, los europeos, o bien, en nuestra representación los
alemanes y los franceses no pudieron forzar su implementación, por lo que los
rusos ya no quieren negociar con nosotros ahora, sino con alguien que pueda
forzar la implementación de lo acordado con Ucrania. Por siguiente la situación
es que Europa se encuentra una vez más en la posición de que no tendrá voz en
el tema de seguridad más importante, sino lo decidirán otra vez los
estadounidenses y los rusos, tal como fue después de la Segunda Guerra Mundial.
Me gustaría hacer un comentario aquí, porque desde este
punto de vista es posible percibir el peligro que conlleva la propuesta de la
Unión Europea para transformar el sistema actual y el sistema de toma de
decisiones de política exterior de los estados miembros, en el que actualmente
todas las decisiones de política exterior solo pueden tomarse por unanimidad,
pero proponen cambiarlo para que una política exterior común europea pueda
tomarse con una mayoría simple. Según la experiencia histórica húngara, al
imponer a un país una política exterior que este país no quiere, aun si tiene
que ser votada por dos tercios de los votos en la unión, esto se debe llamar
simplemente imperialismo. Y el argumento de que, de lo contrario, Europa no
puede convertirse en un factor político mundial es nuevamente una ilusión.
Europa no puede convertirse en un factor político mundial porque no es capaz de
mantener el orden tampoco en su propia casa, en sus propios patios traseros. El
mejor ejemplo de esto es la guerra ruso-ucraniana. Es esto lo que debería ser
resuelto, pero puedo dar otros ejemplos. La implementación de Minsk debería
haber sido forzada. Les driblan a los croatas en Bosnia. Es una pregunta
complicada, solo quiero que sepan que los croatas que viven en Bosnia y tienen
derecho a elegir a sus líderes son driblados por los bosnios, y de hecho los
bosnios son los que eligen a los croatas, aprovechando las lagunas en la ley
electoral. Los croatas hablan de este asunto en cada reunión del Consejo, los
húngaros los apoyamos con todas nuestras armas, pero la Unión no es capaz de
resolver este problema. O aquí está el problema de la protección de las propias
fronteras. No deberíamos ser un factor político mundial. El nivel de ambición
también se cumpliría si la Unión pudiera proteger sus propias fronteras, pero
no lo puede hacer, de hecho, el pobre Salvini, que lo intentó hacer, es llevado
a los tribunales y quieren encarcelarlo. O aquí está la ampliación con los
Balcanes. Grecia es miembro de la UE, Hungría es miembro de la UE, y entre los
dos hay un gran agujero negro: los Balcanes. Los Balcanes deberían ser
incluidos en el propio mundo de la Unión por razones tanto geopolíticas como
económicas, pero la Unión no es capaz de hacerlo. Por lo tanto, Europa no
debería aspirar a un rol político a escala mundial, sino que debería establecer
y cumplir el modesto objetivo de poder resolver los problemas de política
exterior que vayan surgiendo dentro de su propio entorno.
Demografía, inmigración, género, guerra. El quinto
conjunto de grandes desafíos que enfrentamos es el tema de la energía y la
economía. Una pregunta complicada. En tales casos, lo mejor es volver al
inicio, como se debe hacer después de un paso fallido de baile, y comenzar
desde el principio, es decir, comenzar a comprender la situación nuevamente y
hacer las preguntas más simples. La pregunta más simple es: ¿quiénes ganan con
esta guerra? La respuesta es que los que tienen propios recursos energéticos, a
ellos les va bien. A los rusos les está yendo bien. Hemos calculado mal
pensando que, si no les compramos los recursos energéticos a los rusos,
entonces tendrán menos ingresos, lo cual es una equivocación, porque los
ingresos están determinados no solo por la cantidad vendida, sino también por
su precio. Y la situación hoy es que los rusos venden menos energía, pero ganan
mucho más. Así que a los rusos les está yendo bien. Aunque las importaciones de
la Unión Europea desde Rusia disminuyeron en un 23 por ciento, los ingresos de
Gazprom se duplicaron durante el mismo período. A los chinos les ha ido bien.
Los chinos anteriormente dependían de los árabes en cuanto a los recursos
energéticos, ya que todos los recursos energéticos los habían obtenido de esa
zona del mundo. Pero ahora que no los estamos comprando a los rusos, hemos
desviado los recursos energéticos rusos a China, por lo que China ha eliminado
su dependencia energética. Y, por supuesto, a las grandes empresas
estadounidenses les está yendo bien. He recogido estas cifras; las ganancias de
Exxon se han duplicado en 2022, las de Chevron se han cuadruplicado y las de
ConocoPhillips se han multiplicado por seis. Así que sabemos a quiénes les va
bien económicamente. ¿Y a quiénes les está yendo mal? A la Unión Europea le
está yendo mal, porque su déficit energético – o sea la diferencia de valor
entre sus exportaciones e importaciones – se ha triplicado, ahora es de menos
189 mil millones.
¿Cómo nos afecta esto? El asunto o el asunto más
importante, es la llamada reducción de gastos generales de vivienda. ¿Cuál es
el futuro de la reducción de gastos generales de vivienda en Hungría? Ayer
escuché al jefe del partido Unión Democrática de Húngaros en Rumanía y entendí
cómo lo hacen aquí en Rumanía, es decir, cómo intentan ayudar a la gente a
mantenerse a flote incluso con los precios de energía tan altos. Bueno, en
Hungría lo hacemos de manera diferente. En Hungría, introdujimos un sistema a
principios de la década de 2010 que, en mi opinión, fue un gran acto político y
un logro sociopolítico muy serio. Porque ya en 2010 se veía que, en comparación
con los ingresos que tenían las familias, el precio de la energía – calculado
sobre la base del mercado – era muy alto, y por lo tanto gran parte de los
ingresos de las familias se los llevaba el costo de vida, es decir, los gastos
generales de los servicios públicos. Por eso introdujimos un sistema, en el
cual garantizamos a todos gas, electricidad y calefacción urbana a un precio
fijo, independiente del precio de la energía en el mercado. El precio de
mercado era más alto que el precio general establecido, la diferencia la cubría
el gobierno con cargo al presupuesto. Este era el sistema húngaro. Esto
funcionó bien durante diez años. El problema ahora es que la guerra ha desequilibrado
este sistema, porque los precios de energía ahora corresponden a los tiempos de
guerra. La tarea es proteger de alguna manera la reducción de gastos generales.
Me parece que lo podremos lograr, en la forma que todos seguirán teniendo el
precio reducido hasta el nivel promedio de consumo. Esto no es así en Rumanía.
En Hungría se mantendrá el precio previamente reducido para todos hasta el
consumo medio, y lo consumido por encima de este nivel, será pagado por el
precio de mercado, cuya tarifa publicamos hace unos días. Si logramos mantener
y proteger esto, lo podremos considerar también un gran acto político y un
logro sociopolítico. Y para que tengan una idea de la magnitud de lo que ha
cambiado: respecto al año 2021, tengo que decir que el monto que pagó el estado
húngaro, debido a que el precio reducido de los servicios públicos estaba por
debajo al precio de mercado, fue de 296 mil millones HUF, en total. En 2022, si
los precios actuales se mantienen hasta fin de año, ya no tendríamos que pagar
296 mil millones de HUF, sino 2051 mil millones de HUF, o sea, siete veces más,
y es obvio que la economía húngara simplemente no lo aguantaría. Esto hay que
solucionarlo. Por eso decidimos proteger el consumo medio, pero por encima del
consumo medio habrá un precio de mercado. Por eso reprogramamos todo tipo de
inversiones que no sean energéticas. No vamos a iniciar proyectos que no han
sido comenzados; las inversiones estatales que ya están en marcha, las vamos a
terminar, porque nada se puede quedar incompleto. Completaremos todo aquí,
incluso al otro lado de las fronteras. Vamos a garantizar los fondos necesarios
para mantener estos proyectos, tanto en Hungría como aquí, pero no podemos
iniciar nuevas inversiones, porque no puedo garantizar ni aquí, para ustedes,
ni en casa, que podamos terminar lo que ahora comenzaríamos. Y eso sería una
irresponsabilidad, así que hay que esperar.
Y finalmente, hay una tarea más: tenemos que liberarnos
del gas, ya que la electricidad es una carga mucho menor para Hungría, porque
tenemos una planta de energía nuclear y también tenemos energía solar. Si
podemos desviar el consumo de gas hacia otra cosa, digamos, hacia la
electricidad o la biomasa, que es la forma moderna de llamar a la leña,
entonces la carga que nos oprime disminuirá. Esta es una tarea sostenible y
factible con los planes actuales del presupuesto.
El siguiente problema al que nos enfrentamos en el campo
de la economía es la recesión. Esta es la forma elegante de decir que el
desempeño de la economía en el próximo año será más bajo que el año anterior.
Toda Europa está asolada por el peligro de la recesión. En Hungría, esto
también se complementa con el hecho de que, dado que tenemos el florín húngaro,
cuando cambia el tipo de cambio dólar/euro, es decir, el dólar se fortalece,
esto automática e inmediatamente conduce al debilitamiento del florín. Y si
estamos en una era en la que el dólar sigue fortaleciéndose frente al euro, o
al menos mantiene el alto nivel que ha alcanzado, esto trae consigo automáticamente
el debilitamiento del florín. Además, todavía queda la pregunta de si el
próximo año el rendimiento de la economía será inferior al de este año. Según
la previsión del presupuesto aprobado, no será así, sino que creceremos. El
problema es que, al mismo tiempo en toda Europa, o al menos en la mayoría de
los países europeos, es seguro que habrá una recesión, lo cual provocará una
desestabilización política. Bueno, los antiguos griegos decían que el mundo
tenía dos estados: unas veces el mundo está ordenado, esto se llama cosmos, y
otras veces está desordenado, lo que se llama caos. Y es allí hacia donde se
dirige la economía europea en la actualidad. El dilema con el que tenemos que
lidiar los húngaros, y encontrarle una solución, suena así: en medio de una
recesión global, es posible o no lograr una excepción local. Para los próximos
dos años, nos fijamos el objetivo de hacer de Hungría una excepción local en
época de una crisis global. ¡Es un ambicioso objetivo!
Esto también significa que, aunque nos gustaría ver
juntos los cuatro años que tenemos por delante después de las elecciones, esto
no es posible, porque estos cuatro años consisten en dos veces dos años. Están
los dos primeros años: de 2022 a 2024. Habrá elecciones presidenciales en los
Estados Unidos en 2024, y luego creo que vendrá la primera oportunidad real
para la paz, y luego vendrán los dos años entre 2024 y 2026. Hace falta tener
un plan diferente para los primeros dos años y para los segundos dos años.
¿Será posible lograr que Hungría sea una excepción local? Podremos tener éxito,
sí. La palabra clave es quedarnos al margen. Por lo tanto, Hungría podrá
mantener su éxito en un sentido económico si nos mantenemos al margen de la
guerra, si nos mantenemos al margen de la inmigración, si nos mantenemos al
margen de las tonterías de género, si nos mantenemos al margen del impuesto
global – debido a la falta de tiempo no hablaré mucho sobre esto ahora, pero
también quieren imponernos esto -, y tenemos que mantenernos al margen de la
recesión general en Europa.
La buena noticia es que lo logramos en 2010. Es buena
noticia que también lo logramos en 2020, durante la pandemia de COVID. Hemos
salido de cada crisis, más fuertes de lo que éramos cuando habíamos entrado en
ella. Lo que sucedió en 2020 fue que adelantamos en la curva, o sea, superamos
el desempeño económico per cápita de Grecia y Portugal durante la crisis. El
problema ha sido que mientras estábamos adelantando en una curva, cayó una
buena llovizna helada sobre nosotros, y ahora tenemos que mantener de alguna
manera nuestro vehículo sobre la pista.
Creo que – de acuerdo con la nueva situación y para tener
éxito – es importante poder celebrar nuevos acuerdos con todos los actores
importantes, no solo en términos políticos, sino también económicos. Debe
celebrarse un nuevo acuerdo con la Unión Europea. Estas negociaciones
financieras se están llevando a cabo, y vamos a lograr un acuerdo. Ahora,
tomados de la mano, caminamos juntos hasta la pared, allí nos pararemos, nos
tornaremos los unos a los otros, nos abrazaremos y nos pondremos de acuerdo.
Además, debemos concluir un nuevo acuerdo con los rusos. Hungría debe concluir
un nuevo acuerdo con los rusos, Hungría debe concluir un nuevo acuerdo con los
chinos y luego también se debe concluir un nuevo acuerdo con los Estados
Unidos, que podría ser más fácil con los republicanos que con los demócratas
actuales. Y si lograremos solucionar esto, podremos ponernos de acuerdo con
todos según lo requieran nuestros intereses nacionales, entonces en 2024 podremos
volver al anterior camino de crecimiento y desarrollo.
Finalmente, debo decir que mientras hacemos malabares con
los años, no debemos olvidar que en realidad debemos ir por 2030. He hablado de
muchas cosas, y ahora el gobierno húngaro me recuerda principalmente a los
artistas chinos que giran en el aire veinte platos al mismo tiempo, y ninguno
de ellos debe caer. Esta es, a grandes rasgos, la tarea que tenemos que
resolver, pero no debemos perder de vista que, además de hacer girar los
platos, el horizonte y el tiempo más importante en nuestro pensamiento es
alrededor de 2030. Según nuestro análisis, para entonces los problemas del
mundo occidental se acumularán y se multiplicarán, generando una fuerza de
tensión. Habrá una crisis muy grave en los Estados Unidos. Si ya he recomendado
antes al autor francés, ahora recomiendo a todos el libro del analista
estadounidense Friedman, también publicado en húngaro, que se titula “Tormenta
antes de la calma”, él pronostica a grandes rasgos fases de los diversos
desafíos que tendrá que afrontar los EE.UU., y que culminarán alrededor de
2030. Pero de alguna manera, en este marco de tiempo aparecerán también todos
los problemas de la eurozona, cuya esencia es que las trayectorias de
desarrollo del Sur y del Norte se difieren entre sí: el Sur está endeudado y el
Norte tiene que financiar esto, lo que va provocando una tensión que al cabo de
cierto tiempo, si los del sur no se reforman a la manera del norte, dejará de
ser sostenible. No obstante, los del sur no muestran mucha inclinación a
cambiar repentinamente su cultura, razón por la cual la deuda nacional de los
países del sur está en la altura del 120-150-180 por ciento. Y luego, alrededor
de 2030, habrá una nueva dinámica de poder político dentro de la unión, porque
los centroeuropeos, – que reciben el trato que reciben, no necesito explicar
esto -, ya serán contribuyentes netos por aquel tiempo. Así que llegará el
momento en que, debido al desarrollo más rápido comparado con ellos, en total
Hungría no recibirá dinero de la Unión, sino que lo pagará. Contribuirá más de
lo que recibirá. Los checos ya están muy cerca de esto. Si los polacos siguen
desarrollándose como lo vemos ahora, pronto estarán allí, alrededor de 2030, y
nosotros también estaremos por allí en ese momento. Esto significa que habrá
nuevas dinámicas de poder: quien paga, ordena la música. Esto también cambiará
nuestra relación, creará una nueva situación para nosotros dentro de la Unión
Europea. En otras palabras, queridos amigos, en esa época, alrededor de 2030,
deberíamos estar en plena forma. Entonces hará falta la fuerza. Una fuerza
diplomática, económica, militar e intelectual.
Y finalmente, siguiendo el consejo de Zsolt, ahora solo
enumeraré aquellos factores que ayudarán a Hungría a hacer de nosotros una
excepción local en medio de una recesión global.
El primero es que seguimos teniendo una protección
fronteriza.
El segundo es que nuestra sociedad se basa en la familia,
lo cual es una condición que garantiza energía y motivación serias.
Recién ahora estamos haciendo grandes desarrollos
industriales militares y el desarrollo del Ejército.
Diversificamos nuestras fuentes de energía. Entre
paréntesis: lo que la Unión quiere no es una diversificación. La
diversificación significa que no eres vulnerable porque puedes obtener energía
de diferentes lugares. Lo que ellos están haciendo es imponer sanciones, cuyo
objetivo es eliminar alguna opción de suministro. Son cosas bien diferentes.
Nosotros no queremos que no podamos comprarle a Rusia, en cambio queremos
evitar que solo podamos comprar desde allí.
Nuestra quinta oportunidad es aprovechar el cambio
tecnológico. Si somos lo suficientemente rápidos, siempre podremos ganar en los
cambios tecnológicos. Aquí está el ejemplo de los coches eléctricos. Estamos
haciendo enormes inversiones en baterías en Hungría y, en cuestión de segundos,
seremos el tercer mayor fabricante de baterías del mundo, no en términos
porcentuales, sino en términos absolutos, y el quinto mayor exportador del
mundo. Así que hay estos huecos donde podemos entrar.
Nuestra sexta gran oportunidad son las entradas de
capital extranjero. El capital viene tanto del Este como del Oeste. En 2019 o
quizás 2020, fue Corea del Sur que trajo la mayor cantidad de inversiones, al
año siguiente fue China, y este año es Corea nuevamente, mientras que las
inversiones alemanas también siguen presentes. Ayer se anunció la construcción
de la nueva fábrica de Mercedes, una inversión de mil millones de euros. Somos
un país de tránsito y queremos seguir siendo una economía de tránsito, donde
debo señalar que, si el mundo se transforma alrededor de bloques y vuelve a
dividirse en este y oeste, entonces dejaremos de ser un lugar de encuentro, un
país de tránsito, no seremos una puerta de entrada, de contacto, que combina
las ventajas tanto de Oriente como de Occidente, porque si hay bloques,
entonces seremos el borde de algo, seremos una periferia. Y entonces no
tendremos una Hungría próspera en florecimiento, sino Hungría será más bien
como una guarnición avanzada y polvorienta, descrita por Jenő Rejtő. Por lo
tanto, debemos oponernos a cualquier transformación en bloques. Esta es la
única forma en que se beneficiará un país de tránsito y una economía de
tránsito.
Nuestra próxima y octava oportunidad consiste en la
estabilidad política, ya que tenemos dos tercios, un gobierno de dos tercios no
puede ser derrocado, no tenemos disputas de coalición, ya que no tenemos
coalición. De hecho, – probablemente ustedes le prestaron menos atención a esto
-, pero recientemente también hemos llevado a cabo un cambio generacional en el
lado nacional. Ahora pongamos entre paréntesis la circunstancia de que los
compañeros del Occidente comienzan sus carreras políticas al tener mi edad.
Esto es diferente en Hungría, yo ya estoy saliendo. Y es necesario asegurarse
de que la próxima generación también tenga el mismo liderazgo nacional y
emocionalmente comprometido que le dimos nosotros a Hungría, por lo que en
silencio hemos llevado a cabo un relevo generacional, cuyo símbolo es que
nuestra presidenta de república es una mujer de 44 años, madre de tres hijos,
frente o junto a un primer ministro ya casi sesentón, como soy yo. Y si miran
al gobierno, ven ministros en sus cuarenta, a veces a principios de sus
cuarenta, que podrán garantizar un liderazgo en Hungría durante veinte o
treinta años más. Eso sí, el relevo generacional nunca es fácil, porque no es
lo mismo si los nuevos tiran del carro o se lo toman a juerga. Los que se lo
toman a juerga hay que presentarlos en la carpa del circo, y los que tiran del
carro deben ser incluidos en la toma de decisiones políticas.
El noveno punto de una estrategia exitosa para lograr
esta excepción local son los fundamentos intelectuales. Ya que Hungría todavía
sigue teniendo un pensamiento nacional, un mundo de sentimientos nacionales,
tiene su cultura y su idioma adecuado para describir todo un mundo húngaro
completo.
Y finalmente, la décima cosa que nos da posibilidad para
tener éxito, la llamo ambición. Hungría tiene ambiciones. Hungría tiene
ambiciones comunitarias e incluso nacionales. Tiene ambiciones nacionales e
incluso europeas. Es por eso que debemos permanecer juntos en el próximo
período difícil, para preservar nuestras ambiciones nacionales. Nuestro país de
origen debe permanecer unido, y Transilvania y las demás áreas habitadas por
húngaros en la cuenca de los Cárpatos también deben permanecer unidos. Y esta
ambición, queridos amigos, es lo que nos alimenta, esto es lo que nos impulsa,
este es nuestro combustible. La consideración de que siempre hemos dado más al
mundo de lo que hemos recibido, que siempre se nos ha quitado más de lo que se
nos ha dado, que tenemos cuentas sin saldar, que somos mejores, más diligentes
y talentosos de lo que hemos alcanzado hasta ahora y que la forma en que
vivimos refleja, y el hecho de que el mundo nos debe, y nosotros queremos y
vamos a cobrar esta deuda. Esta es nuestra mayor ambición.
Gracias por haberme escuchado. ¡Adelante, Hungría,
adelante, húngaros!
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