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22/12/2023 | Opinión - Desafíos y soluciones en la era digital: Brasil y la Unión Europea en la lucha contra la desinformación

Sergio Davila

La concentración de poder por parte de las grandes plataformas de Internet, los efectos perjudiciales de la desinformación en la democracia y la sostenibilidad de los medios de comunicación representan desafíos cruciales tanto para Brasil como para la Unión Europea.

 

La manipulación de la opinión pública y la incitación a la violencia a través de las redes sociales ya han desencadenado al menos dos intentos recientes de golpe de Estado: el violento asalto para revertir los resultados electorales en el Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021 y la invasión del Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el Palacio del Planalto el 8 de enero de 2023 en Brasilia.

En Europa, también observamos el uso de Internet como una herramienta para radicalizar a parte del electorado, que encuentra eco para ideas extremas en las redes sociales.

En este nuevo espacio público de ideas, el periodismo profesional emerge como el principal antídoto contra la inundación de contenido falso y la incitación a la violencia. Sin embargo, este guardián de la democracia enfrenta diversas amenazas.

Por un lado, el modelo de negocios de las organizaciones de medios de comunicación se ha debilitado debido al dominio de las grandes plataformas en la publicidad en línea. La proliferación de la inteligencia artificial generativa tiende a agravar esta situación, ya que aún no está claro cómo se realizará el pago de derechos de autor por el contenido periodístico utilizado para entrenar los grandes modelos de lenguaje.

Por otro lado, la competencia entre la desinformación y el periodismo de calidad es desigual. La desinformación es gratuita, se propaga fácilmente y a menudo se amplifica artificialmente. El periodismo de calidad, por otro lado, implica costos significativos, a menudo requiere suscripciones o pago por acceso y, al buscar el equilibrio, a menudo no provoca las mismas reacciones emocionales que impulsan la participación y, en consecuencia, la viralización.

La Unión Europea ha desempeñado un papel pionero en la regulación de las Big Tech a través del Digital Services Act (DSA) y el Digital Markets Act (DMA), y Brasil tiene mucho que aprender de la aproximación europea. Además, en la búsqueda de modelos de sostenibilidad para los medios de comunicación, el bloque europeo se ha destacado. A través de la directiva de derechos de autor para el mercado único digital, promovió negociaciones entre Google y medios de comunicación de diversos países para el pago de contenido periodístico. Esta directiva debe revisarse en los próximos años, adaptándose al entorno en el que la inteligencia artificial se volverá ubicua.

En Brasil, desde 2020, se han realizado esfuerzos para regular el nuevo ecosistema de información y las plataformas en línea, pero se enfrentan a numerosos obstáculos. Las Big Tech han llevado a cabo una intensa campaña de cabildeo contra la aprobación de regulaciones en el país. Google, por ejemplo, llegó a utilizar su página de inicio para influir en la legislación, presentando un enlace con el mensaje: “El proyecto de ley de las noticias falsas puede afectar su experiencia en Internet”. Este enlace redirigía a una publicación en el blog de Google con diversas críticas al proyecto. La empresa también envió correos electrónicos y alertas a creadores de contenido en YouTube y pequeños comerciantes en línea, afirmando que la regulación tendría impactos negativos sobre ellos.

La legislación brasileña, en gran medida, sigue el enfoque de la Unión Europea sobre la “obligación de cuidado” de las plataformas para mitigar los riesgos sistémicos en sus aplicaciones. La ley brasileña, al igual que la europea, no crea un Estado censor responsable de definir contenidos aceptables o reprobables; en cambio, deja la definición de las reglas en manos de las propias empresas.

Además, la cuestión de la remuneración del periodismo también forma parte de la regulación que enfrenta obstáculos en el Congreso brasileño. Mientras que los europeos lograron superar un fuerte cabildeo contra la regulación del mercado digital y avanzan rápidamente en la normalización del entorno en línea, su legislación sirve como referencia para numerosos países, incluido Brasil, que buscan establecer parámetros para el funcionamiento del nuevo ecosistema de información.

Es fundamental promover una mayor cooperación entre los medios de comunicación de Brasil y la Unión Europea, así como fomentar la colaboración entre las autoridades y los parlamentos. Sólo de esta manera será posible elaborar y aprobar regulaciones que equilibren la competencia sin sofocar la innovación y aseguren la supervivencia del periodismo profesional, que desempeña un papel fundamental como pilar de frenos y contrapesos que sostienen la democracia.

***Sérgio Dávila, Director de redacción de Folha de S.Paulo

Excelsior (Mexico)

 



 
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