La de Kuzminov no sería la primera muerte violenta de un ruso considerado objetivo del Kremlin en España. Opositores o desertores con asilo en suelo español también temen por su vida.
El pasado 13 de febrero, un cadáver con cerca de media
docena de impactos de bala aparecía en un parking de una urbanización en la
localidad alicantina de La Villajoyosa. La víctima fue inicialmente
identificada como un hombre ucraniano de unos 33 años. El asesinato, todavía
bajo investigación de la Guardia Civil, quedó en poco más que una noticia en la
sección de sucesos en un pequeño puñado de medios españoles. No fue hasta una
semana después que blogueros prorrusos empezaron a darle una segunda vida.
Todos apuntaban a un nombre: Maxim Kuzminov. Identidad:
un piloto del Ejército ruso que desertó a bordo de un helicóptero de combate
directo a los brazos de los servicios secretos ucranianos. Un éxito para Kiev,
un duro golpe a la moral y narrativa de Moscú.
La identidad de la víctima no ha sido confirmada
oficialmente por ninguna autoridad española, pero un portavoz de la
inteligencia militar ucraniana (GUR), Andriy Yusov, admitió la muerte de
Kuzminov, de quien ya se había reportado que había viajado a España, con una
escueta frase a varios medios ucranianos: "Puedo confirmar el hecho de su
muerte".
La de Kuzminov no sería la primera muerte violenta de un
ruso considerado objetivo del Kremlin en España. Ya en marzo de 2022, aparecía
muerto en su casa en Lloret de Mar (Girona) un oligarca ruso de una importante
empresa petrolera, junto a su mujer e hija. Opositores o desertores con asilo
en suelo español también temen por su vida, tras recibir amenazas de los
servicios de seguridad rusos. España ya no es un país seguro, decía uno de
ellos.
En el caso de Kuzminov, la confirmación del portavoz del
GUR era necesaria. La primera noticia que identificaba a la víctima de La
Villajoyosa como el piloto desertor ruso no vino de un medio español, ya que
hasta el momento se limitaban a dar detalles de la reconstrucción del crimen,
pero sin poner nombre al fallecido, sino de un grupo de Telegram, Eureka News,
con lazos declarados con el reconocido canal prorruso y proguerra Rybar. A
partir de ahí, pasó a un medio italiano de tendencia claramente prorrusa, Il
Corrispondente, bajo el titular "Los traidores no viven mucho".
La Guardia Civil ha abierto una investigación por su
asesinato, según adelantó el medio La Información, después de que se hallara el
cadáver en la rampa de un garaje en la localidad alicantina. Según los detalles
difundidos por esta publicación, Kuzminov habría sido tiroteado por dos
personas que ya estaban en el aparcamiento y que después huyeron en un coche
blanco, detalles conocidos por el testimonio de un vecino que bajaba al garaje
en ese momento. Horas después, se encontró un coche calcinado en la localidad
próxima de El Campillo.
En un inicio, el instituto armado comunicó a la prensa
que se trataría de un "hombre ucraniano de 33 años", detalles que no
cuadraban con la identidad real de Kuzminov, hombre ruso de 28-29 años. Sin
embargo, según ha podido saber El Confidencial por fuentes conocedoras de la
investigación, el fallecido constaba "bajo una identidad que podría ser
falsa", por lo que estas discrepancias iniciales podrían deberse a este
hecho. Posteriormente, fuentes del instituto armado confirmaron a la Agencia
EFE que sí se trataría de Kuzminov. La investigación todavía está en marcha y
la pregunta clave es: ¿lo mataron los rusos bajo orden del Kremlin?
Como poco, los canales prorrusos que primero difundieron
la noticia lo vendieron bajo la premisa de "esto es lo que les pasa a los
traidores a Rusia". Paralelamente, Eureka News ("canal falso del
bloguero ruso de la Z y exempleado del Ministerio de Defensa ruso Mikhail
Zvinchuk, autor del canal Rybar", según apunta en sus redes Anton
Gerashchenko, exviceministro de Asuntos Internos de Ucrania) afirmó que el
expiloto ruso tenía "problemas con las drogas y el alcohol". Il Corrispondente,
por su parte, asegura que, según medios locales españoles —que no identifica—,
se encontró el cuerpo con 100.000 euros, "profundizando más en el
misterio" del "traidor" que "secuestró" un helicóptero
y "mató a sus compañeros" para obtener una recompensa de Ucrania.
Encaja, desde luego, con la imagen que Rusia quiere
vender. Este martes, el jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia,
Serguéi Narishkin, lo llamó "traidor" y "cadáver moral desde el
momento en que planeó su sucio y terrible crimen", según informa la
agencia oficial rusa RIA Novosti.
Si haces algo contra ellos, el largo brazo del Kremlin y
sus conexiones pueden matarte... Aunque sea en suelo español. Ni España, a más
de 7.000 kilómetros de Rusia, se libra de que la guerra de Ucrania le alcance.
Aviso a navegantes para quien pudiera sentirse tentado a repetir la hazaña. O
siquiera pensar que podía escapar en un país europeo.
La operación Carbonero
Fue denominada por la inteligencia militar de Ucrania
(GUR) operación Carbonero, en referencia a un pajarito común en el continente
europeo. Todo comenzó a finales de 2022, cuando Kuzminov se puso en contacto
con los agentes del GUR a través de Telegram y les manifestó su intención de
desertar. A esta primera conversación le siguieron más de seis meses de
planificación para definir la ruta de escape, la fecha ideal y la estrategia
para que el piloto ruso pudiera traerse el mayor material militar posible en su
huida.
Tras recibir el visto bueno final de las autoridades
ucranianas, Kuzminov despegó el 9 de agosto de 2023 a las 16:30 a los mandos de
un helicóptero de transporte Mi-8 desde el aeródromo de Kursk, situado
aproximadamente a 20 kilómetros de la frontera entre ambos países. El objetivo
declarado del vuelo era transportar piezas de recambio para aviones de combate
Su-27, Su-30SM y Su-35 hacia otra base aérea, pero la aeronave nunca volvería a
aterrizar en suelo ruso.
En su lugar, Kuzminov, quien estaba acompañado por otros
dos militares rusos en el helicóptero, cesó las comunicaciones por radio con
las FFAA de su país, efectuó un rápido giro y voló a baja altitud hacia la
frontera ucraniana. “Al cruzar la frontera empezaron a dispararme. No puedo
decir con certeza quién fue, pero supongo que fue el lado ruso. Fui herido en
la pierna por disparos de armas pequeñas. Luego volé unos 20 kilómetros de
distancia y aterricé en el lugar indicado”, narró el piloto semanas después,
durante una rueda de prensa en Ucrania.
En este lugar le esperaba un comando de las fuerzas
especiales. Los acompañantes de Kuzminov, un técnico y un navegante aéreo,
desconocían por completo su plan de deserción. Ambos acabarían muertos a manos
de los agentes ucranianos. Según la versión ofrecida tanto por el joven piloto
ruso como por la inteligencia militar de Ucrania, fueron abatidos mientras
intentaban escapar inmediatamente después del aterrizaje.
La maniobra supuso una importante humillación para el
Kremlin y una victoria moral para Kiev en medio de una contraofensiva en el sur
que apenas estaba ofreciendo resultados. Las autoridades ucranianas buscaron
elevar la operación Carbonero al estatus de leyenda, llegando a publicar un
corto documental sobre el evento titulado Pilotos derribados de Rusia. También
la compararon con la operación Diamante, llevada a cabo en 1966 por el Mossad
israelí y que implicó la persuasión de un piloto iraquí para que robara un
MIG-21, el avión de combate soviético más moderno del momento.
Ucrania también buscó utilizar la operación como una
importante arma propagandística. El piloto ruso recibió una recompensa de medio
millón de dólares por su huida, un premio que buscaba alentar a otros militares
rusos a seguir el ejemplo de Kuzminov y desertar al bando de Kiev, a ser
posible con tanto material militar bajo el brazo como fuera posible.
Un misterioso suicidio en Lloret de Mar
Tras su aventura, Kuzminov habría abandonado Ucrania para
trasladar su residencia a España. Según se reportó en la prensa ucraniana, Kiev
le había ofrecido la nacionalidad (una oferta ampliada a cualquier otro soldado
ruso que desertara de manera similar con una aeronave militar bajo el brazo),
aunque no queda claro si la llegó a aceptar. En cualquier caso, tras el inicio
de la invasión a gran escala, España tiene un procedimiento acelerado para que
los ucranianos puedan acceder a protección temporal. Este procedimiento no
aplica a los rusos, pero, según detallan a El Confidencial fuentes del sistema
en el Gobierno, no es complicado obtenerla si se demuestra oposición al régimen
de Vladímir Putin.
"Decidió mudarse a España en lugar de quedarse aquí
[en Ucrania]", detallaba una fuente de la inteligencia militar ucraniana
al medio local Ukrainska Pravda. Sobre Kuzminov pesaba, al parecer, una condena
de muerte. La emisora Russia-1 había informado hace meses que la agencia de
inteligencia militar rusa, el GRU, tenía la orden de eliminar a Kuzminov y que
su ejecución era solo "cuestión de tiempo". Una fuente de
inteligencia citada por la agencia de noticias rusoparlante Agentstvo, por su
parte, había asegurado que el "crimen" cometido por el piloto
"no tiene fecha de vencimiento". Las acusaciones de traición se
consideran en Rusia la antesala de una condena de muerte.
La Guardia Civil no ha dado más detalles sobre el punto
en el que está la investigación sobre los autores de los disparos que acabaron
con su vida, pero el hecho es que un hombre buscado por Rusia ha acabado muerto
en suelo español. Aunque de una manera más obvia que la última muerte de un
ruso de alto perfil en España.
En marzo de 2022, con la invasión recién lanzada y las
sanciones europeas sobre el gas y petróleo ruso empezando a despegar, varios
oligarcas rusos —la mayoría, dentro de la cleptocracia habitual del Kremlin
pero, quizá, menos convencidos de una invasión que se había torcido, lejos del
objetivo de tomar Kiev en tres días— acabaron muertos en extrañas
circunstancias. Caídas desde ventanas, suicidios. La mayoría en Rusia, pero
tres de ellos en el extranjero: Reino Unido y España.
El cadáver de Sergey Protosenya, de 55 años, fue
encontrado ahorcado en su casa en Lloret de Mar (Girona). En la residencia, los
Mossos hallaron también los cadáveres de su esposa y su hija, muertas por
heridas de arma blanca. La hipótesis inicial fue que el oligarca ruso, del
gigante gasístico Novatek, había asesinado a su mujer e hija antes de
suicidarse. Hasta aquí plausible, si no fuera porque el escenario era
prácticamente igual que el de otros oligarcas y empresarios rusos por las
mismas fechas, como Vladislav Avayev (de Gazprombank), que apareció muerto en
su piso en Moscú el mismo día que Protosenya, junto a su mujer y su hija. Las
autoridades rusas sostuvieron que se trató de un asesinato-suicidio.
En su momento, El Confidencial reportó que esta muerte,
que los Mossos siguen considerando públicamente un crimen de violencia de
género (pese a que, por ejemplo, no se han encontrado huellas en el cuchillo y
hacha con los que se asesinaron a las dos mujeres), apuntaba en realidad al
Kremlim. Varios medios eslavos y ucranianos, como la agencia ucraniana
Parlament, atribuían la muerte de los Protosenya a un directivo del Servicio
Federal de Seguridad ruso (FSB), con la aprobación del Kremlin.
"En España —afirma el diario Komsomólskaya Pravda—
llevaba una típica vida de jubilado europeo. No se peleaba con nadie y adoraba
a su esposa, con quien había estado desde sus días de estudiante. Compró su
villa en la costa española hace unos 10 años, aunque su primera vivienda se
hallaba en el Burdeos francés y solo visitaba Lloret en vacaciones. Todos los
miembros de la familia eran diestros golfistas, miembros del prestigioso club
Hole In One".
https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-02-20/piloto-ruso-muerto-en-espana-y-no-es-el-unico_3833654/