Un país sancionado sufre en soledad. Pero cuando son varios los castigados, y se juntan, el aislamiento y las penalizaciones pierden efectividad. El mundo decidió apartar a Corea del Norte cuando ésta decidió probar armamento nuclear y a Rusia cuando invadió a Ucrania, y ahora ambos países colaboran para sortear las sanciones que les afectan.
En las últimas semanas, Rusia ha atacado a Ucrania con 24
misiles balísticos norcoreanos de la serie KN-23/24 –de un alcance aproximado
de 900 kilómetros–, provocando la muerte de al menos 14 civiles. Aunque solo
dos de ellos, dirigidos a una refinería de petróleo y a un aeródromo, habían
alcanzado su objetivo, algo que ha puesto en duda la precisión del armamento
asiático.
La mayoría de las fábricas norcoreanas apenas funcionan
debido a la falta de energía y materias primas, pero algunas de ellas lo hacen
a pleno rendimiento para producir armas y municiones para Rusia. Desde julio,
Corea del Norte ha enviado alrededor de 6.700 contenedores que transportan
millones de municiones a Rusia, según Seúl.
Desde hace tiempo, Corea del Norte representa un elemento
desestabilizador para toda el área del Pacífico, pero ahora, con su unión con
Rusia, crea problemas de inestabilidad en el resto de Occidente, asegura Félix
Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano. «Esto genera un doble riesgo,
tanto para los aliados del Pacífico como para los aliados occidentales y
debilita el poder de las sanciones que los países adoptan contra Moscú y las
Naciones Unidas contra Piongyang».
Después de recibir los misiles, Rusia ha permitido la
liberación de 9 de los 30 millones de dólares que Corea del Norte tiene
congelados en bancos rusos, según compartieron funcionarios de Inteligencia
estadounidense al diario 'New York Times'. Una medida que Arteaga considera
como una estrategia para romper el aislamiento y facilitar, a través de la
banca rusa, las transacciones internacionales y el blanqueamiento del aparato
de economía sumergida e ilegal del Norte.
Naciones como Turquía y Sudáfrica mantuvieron sus
relaciones económicas con Rusia después de que Occidente estableciera las
sanciones, y algunos expertos estiman que Corea del Norte podría aprovechar
estas redes comerciales para hacer negocios, pero Arteaga lo desestima. «Parece
poco probable que esos países pongan en riesgo la internacionalización de su
banca y se vean sujetos a sanciones de EE.UU. por la colaboración».
Amistad con recelo
Fuera del campo de batalla ucraniano, el desempeño de los
misiles es de interés para Corea del Sur y Japón, interesados en comprender su
funcionamiento para perfeccionar sus capacidades de defensa. Y también será de
utilidad para que los norcoreanos mejoren sus armas, pero es posible que Rusia
no esté interesada en compartir tan valiosa información con su socio
estratégico.
«Tanto Rusia como China mantienen lazos de amistad con
Corea del Norte y nunca permitirían la caída del régimen de Kim Jong-un, pero
sí que lo recelan porque, a medida que ha desarrollado autonomía, también ha
incrementado su libertad de acción, poniendo en riesgo los intereses
diplomáticos o económicos de China o los militares de Rusia», asegura Arteaga.
«Rusia, por ejemplo, ha estado transfiriendo tecnologías de cohetes a Corea del
Norte durante mucho tiempo, pero otra cosa es ponerles a la última del estado
de la evolución tecnológica».
Según EE.UU., Rusia recibió misiles balísticos, así como
rondas de artillería, de Corea del Norte después de que Kim Jong-un se reuniera
con el presidente ruso Vladimir Putin para una inusual cumbre en septiembre de
2023.
Parte de la cooperación entre ambos países quedó
demostrada a principios de febrero cuando Corea del Norte abrió sus puertas al
turismo —por primera vez desde que fue cerrado por la cuarentena— y fueron los
rusos los primeros en entrar.
Un desafío para la credibilidad de la ONU
«Rusia ignora el embargo de armas que la ONU impuso a
Corea del Norte porque necesita material balístico para utilizar en Ucrania»,
asegura Moisés Ruiz, experto en Liderazgo político de la Universidad Europea.
«A cambio, Corea del Norte, a quien los conflictos alrededor del mundo le están
viniendo bastante bien, percibe un beneficio económico». Además del combate
ucraniano, Ruiz hace referencia a los informes de la Inteligencia surcoreana en
los que se afirma que Hamás ha utilizado en su lucha contra Israel cohetes
norcoreanos, algo que Pionyang ha negado.
«El acercamiento entre ambos países es un claro indicio
de que el presidente ruso no planea detener el conflicto con Ucrania y que está
dispuesto a acudir a cualquier mercado que le ofrezca lo que necesita. Putin
está buscando alianzas y nuevos ejes estratégicos y políticos», afirma Ruiz.
Asimismo, el experto sostiene que la ONU es una de las
más afectadas en este conflicto, pues «hace lo que puede, pero,
desgraciadamente, sus mandatos son desoídos». «En este momento, los dirigentes
de la ONU atraviesan un momento complicado de hacer valer su liderazgo en aras
de conseguir pacificar el mundo».