Después de muchos meses 'en la sombra', los espías rusos han incrementado sus operaciones en Occidente con nuevas tácticas para boicotear a los aliados de Ucrania.
Maksim Kuzminov, un piloto militar ruso que desertó a
Ucrania en agosto del año pasado, fue encontrado muerto en Alicante,
acribillado a balazos, en febrero. Días después, Tihomir Ivanov Ivanchev se
convirtió en el sexto búlgaro acusado de formar parte de una red de espionaje
del Kremlin en Reino Unido. Y semanas antes, el Parlamento Europeo abrió una
investigación sobre si una eurodiputada de Letonia podría ser un agente del
servicio secreto ruso. Todos estos casos han tenido lugar en los últimos dos meses
y confirman una tesis que muchos analistas llevaban meses defendiendo: los
espías rusos han vuelto a Occidente.
El suceso más importante y polémico tuvo lugar la semana
pasada, cuando el Kremlin filtró una conversación telefónica de la fuerza aérea
alemana, la Bundeswehr, en la que se daba información sobre las ayudas a
Ucrania. Ha sido la punta de lanza de un fenómeno que ya lleva meses, aunque ha
sido recientemente cuando las agencias de inteligencia de Europa y Estados
Unidos han mostrado su preocupación.
Hasta hace pocos meses, los agentes secretos del Kremlin
parecían desaparecidos. Su agencia, hasta ahora, no había estado en su mejor
momento. Antes de que empezara la invasión a gran escala, las agencias de
espionaje de Occidente filtraron los planes de Rusia. Semanas después, cuando
los tanques avanzaban hacia Kiev, 600 diplomáticos rusos fueron expulsados de
ciudades europeas. Cerca de 400 de ellos eran espías. Además, otro grupo de
agentes "en la sombra" fueron identificados.
Desde entonces, los principales órganos de inteligencia
rusos —la inteligencia militar GRU, el Servicio Federal de Seguridad FSB y la
agencia de inteligencia exterior SVR)— han cambiado su estrategia y han
renovado su sistema para mejorar las posibilidades de éxito en sus operaciones.
"Han encontrado nuevos objetivos y se están volviendo más profesionales,
también más agresivos. En cierto modo, la forma en que operan ahora recuerda no
a la década de 1980, su punto de referencia constante antes de la guerra en
Ucrania, sino a las décadas de 1930 y 1940", explica Andrei Soldatov,
periodista de investigación ruso y experto en servicios de seguridad del
Kremlin, a El Confidencial.
Uno de los cambios más relevantes en su forma de actuar
es que han empezado a contar con ciudadanos extranjeros que forman parte de
áreas como la política y los negocios para las operaciones encubiertas. Un
oficial de inteligencia occidental dijo a The Financial Times que es posible
que los 'contratados' no sepan ni siquiera que trabajan para Rusia y que pueden
ser incluso delincuentes.
Además, el Kremlin también ha presionado a los rusos que
huyeron del país cuando empezó la guerra en Ucrania huyendo del reclutamiento
para que trabajen para el Gobierno de Vladímir Putin. En algunas ocasiones, han
utilizado a los familiares que se quedaron en el país para coaccionar a los
exiliados. "Rusia quiere compensar las expulsiones masivas de 2022
confiando más en ciudadanos extranjeros y explotando la última ola de
emigración de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. También se están volviendo más seguros
y aventureros", continúa Soldatov.
Muchas de las prioridades en los países occidentales son
las mismas que antes de la guerra, como robar secretos occidentales. En estos
dos últimos años, también lo es socavar el apoyo a Ucrania y ampliar las
divisiones dentro de la OTAN. Andrei Soldatov añade a este periódico que los
objetivos más importantes en este momento es comprometer a Alemania (como
hicieron con la filtración de la llamada de la Bundeswehr) y crear un problema
de confianza dentro de la alianza y de los socios europeos.
El mejor momento para desestabilizar Occidente
Con ese tipo de filtraciones de información corre el
peligro de que se amplíen las grietas dentro de los países de la OTAN, porque
cae la confianza entre los miembros de la alianza a la hora de compartir
información. La tensión ha crecido especialmente en los países bálticos,
después de informaciones como la difundida por los servicios de inteligencia de
Estonia, que aseguran que el Kremlin planea duplicar sus tropas en la frontera
con los países bálticos y Finlandia para preparar una confrontación militar con
Occidente en la próxima década.
Estonia, Letonia y Lituania han alertado desde hace
tiempo de los planes del Kremlin para socavar la estabilidad de la región y han
aumentado del tono después de casos como el de Tatjana Zdanoka, una
eurodiputada letona que ha sido acusada de trabajar para Rusia durante años.
Recientemente, Leonid Volkov, aliado del opositor ruso fallecido Alexéi
Navalni, fue atacado con un martillo en Vilnius, la capital de Lituania. El
Gobierno ha señalado directamente a los servicios de inteligencia rusos como
responsables del ataque y reiteraron la amenaza por la infiltración de agentes
en los países bálticos.
Además de crear discordia, Rusia busca potenciar esa
sensación de inseguridad en los países de la OTAN y utilizar este escenario
como una ventana de oportunidad para desestabilizar Occidente. "A medida
que la guerra en Ucrania se prolonga, Rusia tiene interés en crear crisis en
lugares más lejanos. Los Balcanes presentan un conjunto de oportunidades
particularmente serias. Rusia también tiene un interés activo en desestabilizar
a los socios de Ucrania, y con una serie de elecciones próximas en toda Europa
hay una amplia gama de oportunidades para exacerbar la polarización",
apunta el estudio La amenaza de la guerra no convencional de Rusia más allá de
Ucrania, publicado por un grupo de expertos de Royal United Services Institute
(RUSI).
La guerra de Ucrania y el colapso del acceso diplomático
han ayudado a que Rusia tenga que darle la vuelta a alguna de sus tácticas
convencionales y, continúa el informe, los planes para potenciar el éxito de
las operaciones de inteligencia plantean "una amenaza grave y
sostenida".
El principal cambio ha pasado por apostar por los
llamados "pieles limpias". Se trata de agentes que no tienen
trasfondo militar, ni tanta experiencia como otros espías, pero que tienen la
fortaleza de no ser detectados por los países donde están operando. La
prioridad final es que consigan crear contactos personales con diferentes
contactos y perfiles sin ser sospechosos de trabajar para Rusia. En contra de
esta apuesta, los expertos subrayan la poca experiencia y la falta de seguridad
operativa. Sin embargo, los autores del estudio de RUSI sostienen que, en este
momento, la prioridad es crear historias que pueden funcionar como una tapadera
creíble para que los agentes se infiltren en las sociedades de diferentes
países occidentales.
Anteriormente, los espías rusos trabajaban desde las
embajadas, pero el inicio de la invasión a gran escala y las sanciones contra
Rusia provocaron la salida de muchos de los diplomáticos. Los funcionarios de
seguridad occidentales afirmaron a The Financial Times que todavía quedan 150
agentes rusos bajo esta cobertura en países como Suiza y Austria. Por otro
lado, muchos de ellos han fortalecido sus relaciones en Turquía o Emiratos
Árabes, lugares que se han convertido en una “escala” en algunas operaciones de
inteligencia en Europa.
Los agencias de países de Occidente están informados
sobre las nuevas técnicas de los servicios secretos del Kremlin y algunos
países como Noruega han incluido este tema en sus informes. "Esperamos que
Rusia intente compensar la pérdida de oficiales de inteligencia, entre otras
cosas, con el envío de más agentes visitantes".
A pesar de que la estrategia no es un secreto, los
analistas apuestan por no menospreciar las habilidades de la inteligencia rusa,
y destacan que algunas operaciones pueden ser muy sofisticadas. Una advertencia
que también subrayan los expertos del estudio de RUSI. "Rusia está
utilizando la guerra no convencional para promover su visión de un orden
mundial multipolar. Esto plantea amenazas mucho más allá de Ucrania. Es
fundamental que los estados occidentales estén a la altura de ese
desafío", describe.
Andrei Soldatov añade que la amenaza que plantea Rusia y
su inteligencia será un motivo de preocupación cada vez mayor para los
gobiernos occidentales. "Se están volviendo más competentes y más
agresivos; es una combinación muy peligrosa", afirma.
https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-03-20/espias-mercenarios-rusia-nuevas-tacticas-kremlin-desestabilizar-occidente_3848025/