El atentado del ISIS en Rusia da alas a la tesis de que EEUU mueve los hilos islámicos. Cómo una idea que originalmente tuvo algo de realidad mutó en frenesí conspiratorio."¿Qué es lo más importante para la historia del mundo? ¿Los talibanes o la caída del soviética?".Durante la campaña de 2016, el entonces candidato Donald Trump repitió la idea de que “Obama y Clinton crearon el ISIS”.
Palabra de Juan Manuel de Prada en una columna reciente
en ABC:
"Nunca como en nuestra época [los medios de
comunicación] se habían convertido en recipientes de los infundios más
chirriantes… de los bulos más descarnados y rocambolescos. Ahora propagan que
una hecatombe terrorista en Moscú ha sido perpetrada por el ISIS, como si el
ISIS fuera una organización musulmana y no la CIA con chilaba (como ha
reconocido sin ambages algún mandatario yanqui)".
El artículo de De Prada, con fama de librepensador
conservador transversal, tuvo éxito en los círculos -de izquierda a derecha-
que desconfían de las bondades del bloque EEUU-OTAN-UE enfrentado a Rusia. Sus
palabras llegaron, por ejemplo, a Canal Red. No es casualidad que quienes más
están moviendo el artículo de De Prada en Telegram y otras redes sociales sean
cuentas rusas en español.
O la ceremonia de la confusión que sacude a diario la
geopolítica mundial.
Tras el salvaje atentado del ISIS en Rusia, Steven Seagal
-antiguo icono de acción hollywoodiense con una segunda vida como geyperman
putinesco- visitó a los supervivientes rusos en un hospital. La foto de Seagal
con bata blanca inspiró a algunos tuiteros: "Imagina despertarte después
de que te disparen y la primera cosa que ves es a Steven Seagal haciéndose
pasar por un doctor".
…Imagine
waking up after being shot and the first thing you see is Steven Seagal
pretending to be a doctor https://t.co/Mm3J4G1N85
— charlie (@StyledApe) March 31, 2024
Además de ingenioso, el tuit funciona como metáfora de la
creciente complejidad de la geopolítica internacional, con la ciudadanía
confusa ante el enloquecido carrusel militar y comercial, un escenario de
intereses cruzados tan complejo que la Guerra Fría parece Amélie en
comparación. El grado de dificultad es tal que sería injusto exigir al
ciudadano medio una idea profunda sobre las relaciones entre EEUU y Oriente
Medio, aunque sí parece buena idea intentar aclarar al menos lo gordo: el ISIS
no es exactamente la CIA con chilaba.
Historia de un malentendido geopolítico en cinco actos.
Primer acto. 1979
En plena lógica de la Guerra Fría, la CIA pone en marcha
la llamada Operación Ciclón para armar a los guerrilleros afganos que luchan
contra la URSS. La ayuda se canaliza a través de Pakistán, donde poco antes un
golpe de estado ha derrocado al presidente secular Zulfiqar Ali Bhutto (que ha
acabado colgando de una cuerda) y ha llevado al poder a un régimen militar de
corte islamista liderado por el general Muhammad Zia-ul-Haq. Y los paquistaníes
priorizan a las facciones más radicales entre los muyahidines, como la de
Gulbuddin Hekmatyar, frente a otras consideradas más eficaces militarmente como
la del célebre Ahmed Shah Massoud. O sea, se puede decir que la ayuda de la CIA
acabó empoderando a los más cafres. Y existe cierto debate historiográfico
sobre si el llamado Maktab Al-Khidamat ("La Oficina de Servicios"),
la red que coordinaba a los combatientes árabes que venían a Afganistán a hacer
la yihad y que acabaría siendo el germen de Al Qaeda, se benefició o no de esta
asistencia.
En realidad, según confesó el ex Asesor de Seguridad
Nacional Zbigniew Brzezinski en una entrevista con el diario francés Le Nouvel
Observateur en 1998, el apoyo a los muyahidines había comenzado incluso meses
antes de la invasión soviética de Afganistán, ante el convencimiento de que la
URSS iba a invadir el país sí o sí. En esa conversación el furibundo
anticomunista Brzezinski, preguntado si no se arrepiente de haber favorecido al
integrismo islamista, llegó a decir: "¿Qué es lo más importante para la historia
del mundo? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético?". Los hay que
han sacado petróleo de esa entrevista.
Esta historia le suena a casi todo el mundo porque, entre
otras cosas, fue la trama de uno de los grandes taquillazos de Hollywood en
1988: Rambo III. Alineado al fin con los suyos tras su etapa de veterano de
Vietnam en guerra contra el establishment estadounidense, John Rambo aterrizaba
en Afganistán para ayudar a los muyahidines a hacer la guerra de guerrillas
contra los soviéticos. Por si el mensaje no hubiera quedado claro -John Rambo,
gran héroe de acción americano, liderando la insurgencia islámica- Hollywood se
encargó de recordarlo en La guerra de Charlie Wilson (2007), película con Tom
Hanks sobre el congresista estadounidense que facilitó la venta de armas a los
muyahidines afganos.
De ese modo queda establecida la primera parte de esta
historia: la idea de que EEUU creó a los radicales islamistas afganos que
pronto se convertirían en talibanes. Algo que pronto permea en ámbitos
izquierdistas, y que no tarda en quedar difuminada hasta convertirse en
"EEUU creó Al Qaeda". El filósofo estadounidense Noam Chomsky, de
hecho, solía decir que no creía en las teorías de la conspiración sobre el 11-S
porque la versión oficial ya era bastante grave.
Segundo acto. 2011
La revuelta que sacude al mundo árabe penetra en Siria,
donde las manifestaciones pronto desembocan en una rebelión armada, alimentada
por los desertores del ejército sirio, muchos de ellos suníes. El régimen de
Bashar Al Assad, mayormente de confesión alauí -una variante local del
chiísmo-, pronto ve una oportunidad en el componente sectario que tiene la
insurrección, y hace una jugada magistral: libera a cientos de yihadistas de
las prisiones sirias y los manda al norte, para deslegitimar la revuelta. (Esto,
que podría parecer una teoría de la conspiración, fue parcialmente confirmado a
El Confidencial por el disidente sirio Anwar Al Bunni en una entrevista en
2015: "En 2011 yo todavía estaba en la cárcel. El régimen promulgó una
amnistía y sacó de las cárceles a los actuales líderes de esos grupos
[yihadistas], pero a los demás nos dejó en la cárcel. Por supuesto, él los
manejaba. Sabía que iban a recurrir a la violencia, y lo fomentó",
declaró).
A la vez, Al Qaeda mueve sus peones y envía emisarios
desde Irak para crear un nuevo frente yihadista en Siria. Estos combatientes
tienden a ser más despiadados y estar más motivados ideológicamente, por lo que
sus unidades se cuentan entre las más exitosas en la guerra contra Assad -los
atentados con vehículos suicidas, por ejemplo, causan estragos en el frente-,
lo que a su vez atrae nuevos miembros, armas y recursos. La revolución siria se
va radicalizando progresivamente, convirtiéndose en una yihad que atrae al
mayor número de combatientes extranjeros de la historia. Y resumiendo
muchísimo, alrededor de 2013 los conflictos internos en la rama siria de Al
Qaeda, el llamado Frente Al Nusra, acaban desembocando en una escisión que se
llamará Estado Islámico de Irak y el Levante. Ha nacido el ISIS.
Mientras tanto, EEUU y sus aliados, como Francia y
Jordania, crean una oficina en Turquía para coordinar la ayuda a la insurgencia
siria. Al contrario de lo que después dirán algunos, la obsesión estadounidense
es, precisamente, que no les pase lo mismo que en Afganistán, por lo que
Washington trata de promover a las facciones que considera
"moderadas". Las dos primeras operaciones para crear un ejército
proxy en Siria -una de la CIA, otra del Pentágono- son un fracaso estrepitoso:
en el primer caso, una fracción significativa de los combatientes armados y
entrenados por EEUU se pasa al Estado Islámico en el minuto uno, con armas y
todo; en el segundo, solo consiguen entrenar a 50 rebeldes que no tengan
simpatías yihadistas, y nada más cruzar la frontera son arrinconados y
desarmados.
…Video: Hillary Clinton admite que EE.UU. creó Al Qaeda
http://t.co/OIOEGxsu
— teleSUR TV (@teleSURtv) May 30, 2012
Pero al régimen de Assad y sus aliados no les interesan
estos matices, y difunden machaconamente el mensaje de que "EEUU y
Occidente apoyan a los rebanacuellos". En ese contexto, por ejemplo, la
cadena venezolana Telesur emite un vídeo con un fragmento de una antigua
entrevista de Fox News a Hillary Clinton. En el original, la entonces
Secretaria de Estado reconocía la responsabilidad histórica de EEUU hacia
Afganistán por haber financiado a los muyahidines y después haberse lavado las
manos, pero el vídeo de Telesur modificaba la pregunta de la entrevistadora de
Fox para introducir sibilinamente las palabras "Al Qaeda", que nunca
se pronunciaron, y que pareciese que Clinton admite el apoyo a la organización
terrorista.
Tercer acto. 2014
El Estado Islámico toma Raqqa (Siria) y Mosul (Irak) y
proclama el Califato. La Casa Blanca entra en pánico: de repente, Assad ya no
parece un problemilla tan grave. Los estadounidenses cambian de caballo a mitad
de carrera y apuestan por los kurdos, mucho menos interesados en tumbar a la
dictadura siria que en enfrentarse a los yihadistas, y que han demostrado que
saben pegar tiros.
Ese verano se publican la autobiografía de Hillary
Clinton, titulada Decisiones difíciles, que en el mundo árabe aparece bajo el
título Password 360. Inmediatamente empiezan a circular capturas de pantalla de
estas memorias, en las que Clinton hace una sorprendente confesión: EEUU, con
ayuda de los Hermanos Musulmanes, diseñaron la creación del Estado Islámico.
Esas capturas, como pronto queda de manifiesto, son más falsas que una moneda
de euro con la cara de Popeye -se sospecha de los servicios de inteligencia
sirios o iraníes-, pero su difusión en redes causa una auténtica conmoción en
varios países árabes, obligando al embajador estadounidense en Beirut a
explicarse ante el Ministerio de Exteriores del Líbano y a emitir un desmentido
oficial.
Da igual las veces que la coalición internacional
liderada por EEUU bombardee a las huestes del Califato en Oriente Medio, que el
ISIS cometa múltiples atentados por toda Europa, que Estados Unidos y la UE al
completo modifiquen toda su política exterior para hacer frente a esta amenaza:
la narrativa de que "Occidente promueve el terrorismo yihadista" ha
calado profundamente en muchos sectores, y es demasiado útil para determinados
actores geopolíticos.
Al año siguiente, Rusia se une a la fiesta. Y con ella,
un personaje con el que no contábamos: Daniel Estulin.
Cuarto acto. 2015
2015. Rusia se presenta internacionalmente como el gran
paladín internacional en la lucha contra el terrorismo yihadista, tras
intervenir en Siria a favor del gobierno de Assad. Por supuesto, al Kremlin le
interesa muchísimo mantener la confusión, pintando a todos los insurgentes
sirios como extremistas islámicos. Ergo, si Occidente les apoya, está
promoviendo el yihadismo. El ecosistema de propaganda y desinformación ruso
turboalimenta ese mensaje en cada ocasión. Desde entonces, oiremos
constantemente por boca del presentador de El Zoom de RT que "Estados
Unidos atacó Afganistán porque los talibanes cometieron el pecado de acoger a
Al Qaeda, pero el propio Estados Unidos había respaldado a estos grupos, igual
que hizo con el Estado Islámico", o a algunos huéspedes de Sputnik Radio
diciendo que "EEUU creó a los yihadistas" que mataron a los
periodistas David Beriain y Roberto Fraile en Burkina Faso.
En esas llega Daniel Estulin, célebre teórico de la
conspiración y autor de libros como La verdadera historia del club Bilderberg y
El instituto Tavistock, con una nueva obra titulada Fuera de control: cómo
Occidente creó, financió y desató el terror del Estado Islámico sobre el mundo.
Nada menos.
El libro arranca fuerte ya desde las primeras páginas:
"Desde los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos, junto con sus
aliados regionales, ha patrocinado cada vez más a yihadistas de todo tipo para
destruir cualquier estado social que se resista a sucumbir a las pretensiones
hegemónicas del Imperio". Dos páginas después: "El ISIS es un
prototipo, un recurso para intensificar el control de Oriente Medio, liderado
por Estados Unidos, por medio del terrorismo, el caos y la devastación
social". En un pie de foto del librillo interior de imágenes: "Al
Shabab, la piedra angular del terrorismo de Al Qaeda en Somalia, promueve la
ideología de desindustrialización que viene como anillo al dedo al Imperio
británico y a la élite globalista". Y así todo.
Por supuesto, no se aporta ni una sola evidencia seria
para respaldar todas esas afirmaciones redactadas en lenguaje conspiranoico.
Estulin mezcla cuatro medias verdades con mucho ‘análisis’ (traducción: me lo
saco de la chorra), mete algunos documentos descontextualizados que, analizados
en frío, no dicen lo que él dice que dicen, y una sucesión de disparates
históricos (valga como ejemplo este párrafo: "La metodología del asesinato
y la desestabilización era prioritaria y fundamental en el momento en el que el
Imperio anglo-estadounidense asesinó al presidente egipcio Anuar el Sadat,
trató de desestabilizar Arabia Saudí y destruyó la economía mundial al
orquestar la crisis del petróleo de 1973, por no mencionar el derrocamiento del
sah de Irán y su sustitución por el ayatolá Jomeini") y se saca de la
manga el gran complot internacional para dominar el mundo. Fuente: creedme.
No sabemos qué impacto tuvo el libro en sí, pero sí que
defendía ideas que ya circulaban a plena potencia por el universo del
"pensamiento alternativo", y que eran música para los oídos de
algunos… como Donald Trump. Durante la campaña electoral de 2016, el entonces
candidato repitió en varias ocasiones la idea de que "Obama y Clinton
crearon el ISIS". Y muchos de sus seguidores le creyeron.
Quinto acto. 2024
Varias bombas provocan una carnicería durante la
celebración del aniversario de la muerte del comandante de la Guardia
Revolucionaria iraní Qassem Soleimani en Kermán, Irán. El régimen iraní
inmediatamente culpa a Israel, pero pronto el Estado Islámico – Provincia de
Jorasán (o ISKP, por sus siglas en inglés, la rama afgana del ISIS) reivindica
el atentado, obligando a Teherán a recoger cable.
Aún así, no faltan las voces que promuevan lo que a estas
alturas ya es una cantinela familiar: "Lo que está en juego es el control
de Asia Occidental, que lo impide Irán, mientras el control de Asia Central lo
impiden China y Rusia", asegura un comentarista chileno en Sputnik Radio,
poco antes de añadir: "El Estado Islámico es una organización creada por
la CIA, lo reconoció Hillary Clinton en sus memorias. Y fue creada para luchar
contra Irán y Hezbolá".
Tras la masacre de Kermán, las fuerzas de seguridad
iraníes lanzan una redada masiva contra las redes del ISKP y detienen a decenas
de personas. Tras apretarles las clavijas y empezar a tirar del hilo, concluyen
que el Estado Islámico está preparando otro atentado, nada menos que en Moscú,
a quien avisan unos pocos días antes.
También lo hace EEUU, junto a otros siete países –Reino
Unido, Letonia, Canadá, Corea del Sur, Suecia, Alemania y la República Checa-,
que emiten alertas para que sus ciudadanos extremasen las precauciones ante la
posibilidad de un inminente ataque terrorista. Pero Putin tiene el cuajo de
salir a denunciar públicamente las "declaraciones provocativas de ciertas
estructuras oficiales occidentales sobre potenciales ataques terroristas en
Rusia. Todo esto parece un chantaje obvio y un intento de intimidar, de desestabilizar
nuestro país". Tres días después se produce la escabechina del Crocus City
Hall en Moscú.
Inmediatamente Rusia dice que ha debido ser Ucrania.
Cuando el Estado Islámico reivindica el atentado a través de su agencia oficial
Amaq, los propagandistas rusos empiezan a decir que si el comunicado debe ser
falso. Los terroristas les dejan en evidencia haciendo público un vídeo ‘gore’
de la matanza filmado por ellos mismos. El propio Putin acaba admitiendo, días
después, que el atentado fue perpetrado por "terroristas islámicos".
Aún así, la línea oficial es culpar a Ucrania y sus aliados, y en esas siguen.
Para probarlo se apoyan en pruebas como unas supuestas transferencias de fondos
en criptomonedas que nadie excepto el servicio de inteligencia ruso ha visto, y
en el testimonio de los propios terroristas arrestados, a uno de los cuales le
cortaron la oreja y se la metieron en la boca (todo ello filmado y difundido
por los propios agentes rusos, oiga).
De modo que la repetición machacona de mensajes como
"El ISIS lo creó Occidente", "Los yihadistas están controlados
por los anglosionistas", "El ISIS y Occidente son la misma
mierda", se hace por un motivo: porque cumple una función. Va conformando
una cierta forma de pensar en mucha gente que logra que cuando -contra toda no
ya evidencia empírica, sino lógica racional- el Kremlin insiste en que ha
existido una alianza entre el gobierno ucraniano y el terrorismo yihadista para
golpear en el corazón de Rusia, haya una masa crítica de gente suficiente que
se lo crea. Como el mismo librepensador Juan Manuel de Prada, con el desparpajo
de dar a entender que los tontos somos los demás.
https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-04-15/estado-islamico-estados-unidos-conspiracion_3863261/