La alianza opositora venezolana busca consenso a contrarreloj para acudir a las urnas con un candidato único, que pudiera capitalizar la voluntad de cambio y derrotar a Nicolás Maduro.
A 100 días de las elecciones presidenciales de Venezuela,
programadas para el 28 de julio, el tiempo corre en contra de la Plataforma
Unitaria Democrática (PUD), el principal conglomerado antichavista. Y corre a
toda prisa: este 20 de abril vence el plazo para que el nombre de su abanderado
pueda aparecer en la papeleta electoral.
El lugar lo ocupa de momento, pro forma, el exembajador
Edmundo González Urrutia, quien desde un comienzo dijo que no tenía intenciones
de luchar por la presidencia. El dilema -que está provocando maratonianas
reuniones a puertas cerradas- se planteó cuando fue inhabilitada la candidatura
de María Corina Machado, triunfadora en las primarias opositoras, y tampoco se
permitió la inscripción de Corina Yoris, designada para reemplazarla. La
urgencia de resolverlo salta a la vista.
El imperativo de un acuerdo
En vista de los déficits democráticos del régimen de
Nicolás Maduro, a Jesús Torrealba le parece que la inhabilitación de Machado
era previsible. "Lo que no es entendible es la dificultad que ha tenido la
oposición en establecer un protocolo de respuesta", dice a DW quien fuera
secretario ejecutivo de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) de 2014 a
comienzos de 2017.
Torrealba, que hoy se define como un "activista
ciudadano", subraya que esta "no es una elección convencional".
En consecuencia, "este retraso en los acuerdos políticos intraoposición
para una cosa tan perentoria como es la candidatura, preocupa, porque si con la
misma falta de eficiencia se encaran otros retos, podemos enfrentar situaciones
muy complicadas en el país".
A juicio de Ángel Medina, politólogo y político del
partido Primero Justicia (PJ), integrante de la PUD, las opciones para los
opositores se limitan a tres figuras: el propio González Urrutia, Enrique
Márquez (quien fue vicepresidente del Consejo Nacional Electoral) y Manuel
Rosales, gobernador del estado de Zulia.
Todos están ya inscritos. Pero Medina hace notar que
"la primera regla que domina el escenario electoral en Venezuela es que no
hay reglas. Porque, básicamente, el Consejo Nacional Electoral está actuando de
manera muy discrecional". En este contexto, explica que "uno no sabe
si los candidatos ya admitidos, mañana dejarán de ser admitidos. El tema es
cómo hacer para tomar una decisión que permita mantener el ritmo, mantener la
ruta electoral".
Fricciones internas
También el juego de fuerzas políticas dentro de la
Plataforma Unitaria complica la situación. Tras la victoria en los comicios
parlamentarios de 2015, la oposición venezolana cometió "una sucesión de
errores", según Torrealba.
Primero, cambió su estrategia y apostó por la presión de
la calle, al no conseguir llevar adelante un referendo revocatorio contra
Maduro. "Luego, vino, en el año 2018, la abstención, que de hecho lo que
hizo fue regalarle 6 años más en el poder a Maduro; y luego, en el año 2019,
vino el llamado Gobierno interino, que resultó un fiasco, tanto para los
habitantes del país como para la comunidad internacional, que se apresuró en
darle apoyo a una estructura que, en realidad, no tenía el poder ni el impacto
interno que decía tener".
El desgaste de la dirigencia opositora se hace sentir.
"Hay mucho resquemor interno, mucha fricción interna, y creo que está
viendo más hacia el traumático pasado reciente que hacia adelante, hacia la
inmensa oportunidad que se tiene", dice Torrealba, refiriéndose a la alta
desaprobación que atribuyen las encuestas al Gobierno. "Ahora, eso no
significa un triunfo automático. Es necesario que haya una dirección política
eficiente, que transforme ese malestar social en energía política y en caudal
electoral", subraya.
Apuesta por la vía electoral
En eso coincide Medina: "Se necesita el apoyo de
todos para lograr una victoria, porque los números así lo dicen, si
aprovechamos la oportunidad". Porque, aunque las inhabilitaciones
mantienen a líderes fuera de la contienda, la oposición cree poder ganar los
comicios. "Pese a las enormes limitaciones, creo que la oportunidad está
en la vía electoral", dice.
Por lo menos el sistema electrónico de votación, que
automatiza los escrutinios, permite esperar un recuento correcto. "Desde
el punto de vista técnico, es un sistema difícilmente violentable. Ahora, hay
que tener la musculatura social para tener testigos en todas las mesas",
apunta Torrealba.
Por lo pronto, se percibe en Venezuela el interés de la
ciudadanía por acudir a las urnas. Un sondeo de Datanálisis reveló en marzo que
un 60,9 por ciento está dispuesto a participar en los comicios. "El
llamado a la abstención, para algunos actores políticos, quizás siempre será
una opción, pero, para el pueblo en general, hoy, no es una opción. Yo creo que
el pueblo venezolano quiere votar", afirma Medina.
Torrealba hace notar, por su parte, que "la
abstención está descartada porque el ciudadano de a pie aprendió a un costo
altísimo que otras formas de lucha son extremadamente peligrosas y costosas, y
además son ineficientes. Aprendió que el voto es el arma del hombre libre y es
el instrumento más eficiente para promover los cambios, incluso en las actuales
condiciones de déficit democrático en nuestro país".
https://www.dw.com/es/elecciones-en-venezuela-la-oposici%C3%B3n-en-su-laberinto/a-68875128