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09/12/2006 | Latinobarómetro: moderado optimismo

Daniel Zovatto

Los datos del nuevo informe de Latinobarómetro (LB2006) dan fe del moderado optimismo que hoy se extiende en la región, consecuencia del buen momento macroeconómico y del rally electoral que en los últimos 14 meses ha permitido la renovación, a través de las urnas, de 11 de los 18 presidentes latinoamericanos.

 

Como los de la última década, estos datos siguen dando muestra de la heterogeneidad estructural que caracteriza a América Latina, y por ende obligan a desagregar el análisis a nivel nacional, dadas las marcadas diferencias que existen entre los países que integran la región. La recuperación del crecimiento económico a partir de 2002, pero sobre todo durante tres años consecutivos (2004, 2005 y 2006) con tasas superiores a 4.5%, y la buena salud de la democracia electoral, en la gran mayoría de los países han venido acompañadas de una alza moderada tanto en el apoyo como en la satisfacción con la democracia.

El piso democrático que hemos construido en América Latina durante el último cuarto de siglo no sólo sigue vigente, también ha roto la inercia del último trineo y ha experimentado una leve mejoría. En efecto, el apoyo a la democracia creció 5% respecto de 2005, pasando de 53% a 58%, y acercándose de este modo a su nivel más alto (63%), registrado en 1997. Argentina alcanza nada menos que un avance de nueve puntos, pasando de 65% en 2005 a 74% en 2006, lo que la ubica en el tercer lugar, cerca de Costa Rica (75%, segundo lugar) y de Uruguay que, con 77%, vuelve a ocupar el primer lugar en el ámbito regional. Los datos más bajos se registran en Guatemala y Paraguay (ambos con 41%).

Importa destacar, empero, que el apoyo a la democracia en los dos mayores países de la región queda por debajo de la media regional: 54% en México, con una caída de 5% respecto de 2005, y 46% en Brasil, pese al aumento de 9% desde 2005. Cuatro países han experimentado incrementos significativos de 2005 a 2006: Honduras con 18%, Perú con 15%, Bolivia con 13% y República Dominicana con 11%. Tres países, en cambio, mostraron una reducción considerable en el grado de apoyo democrático: Venezuela, que disminuyó 6%, y Ecuador y México que descendieron 5% en cada caso.

Por su parte, la satisfacción con la democracia -una variable más volátil que se correlaciona bastante bien con la evolución de la situación económica- también registra un destacado ascenso (7%), pasando de 31% en 2005 a 38% en 2006. En esta variable, Uruguay ocupa el primer lugar con 66% de satisfacción, seguido de Venezuela con 57% y de Argentina con 50%. En los tres últimos lugares se encuentran Paraguay (12%), Ecuador (22%) y Perú (23%). Así, mientras la mayoría de los países experimentó alzas importantes en la satisfacción con la democracia (Panamá 20%, México 17%, Argentina 16%, y Bolivia 15%), sólo dos mostraron caídas significativas: El Salvador (12%) y Paraguay (5%).

Sin embargo, y pese a estas buenas noticias, en la generalidad de los países existe la percepción de que las élites gobiernan para el provecho de sólo unos cuantos y no de las mayorías. El 69% (promedio regional) cree que su país está gobernado por varios grupos poderosos que sólo buscan su propio beneficio. En escasos países se advierte un porcentaje elevado de ciudadanos que opina que su gobierno se ocupa del bien del pueblo en su conjunto, entre los que cabe destacar a Venezuela (50%), Uruguay (43%), Bolivia (38%) y Brasil (36%). Argentina se posiciona en el noveno lugar, con tan sólo 22%, es decir, cuatro puntos por debajo de la media regional, de 26%.

Este moderado optimismo viene acompañado de una presión de expectativas, en alguna medida impulsadas no sólo por el buen momento económico sino, además, por las promesas hechas durante el desarrollo de las 11 campañas presidenciales. El 58% (promedio regional) cree que se puede nacer pobre y llegar a rico. Los países donde predomina esta percepción son: Perú (74%), Nicaragua (67%) y Costa Rica (66%). Por su parte, Argentina (38%), Paraguay (38%) y Uruguay (34%) son los más pesimistas. Pero más allá de optimistas o pesimistas, es cierto que, como surge también de los datos de LB2006, la movilidad intergeneracional se mantiene baja, pues 61% de los latinoamericanos cuyos padres contaban con educación básica conserva el mismo nivel educativo.

Por otro lado, LB2006 refleja que si bien la confianza en la mayoría de las instituciones sigue siendo baja -como también sigue siendo baja la confianza interpersonal (22%)- la mayoría de las ellas han experimentado un leve repunte -los bomberos ocupan el primer lugar (82%), la Iglesia el segundo (71%), seguidos por la radio (69%) y la televisión (64%). Dos instituciones muestran un estancamiento respecto de 2005 (la Iglesia y la policía). Por su parte, pese al intenso calendario electoral, los congresos (27%) y los partidos políticos (22%) vuelven a situarse, como en años anteriores, en el penúltimo y último lugar, respectivamente. Nos interesa señalar, sin embargo, que 58% opina que no puede haber democracia sin partidos, y 55% que no puede haber democracia sin congreso.

Asimismo, LB2006 ratifica como principales problemas el desempleo (24%) y la pobreza, por un lado, y la inseguridad (16%) y la delincuencia, por el otro. En ocho países el primer problema es el desempleo (Brasil, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay) y en cinco la inseguridad (Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y Venezuela), mientras en los cinco restantes el principal conflicto incorpora otros componentes: en Bolivia, el desempleo y la pobreza; en Chile, el desempleo y la delincuencia; en Costa Rica, la delincuencia y la inflación; en Colombia, el terrorismo, la violencia y la guerrilla; y en República Dominicana, la inflación. Cabe destacar que cuando analizamos ambos problemas (delincuencia y desempleo) en los últimos años, vemos que mientras la delincuencia se ha duplicado en el periodo 2003-2006 (de 8% a 16%), el desempleo ha decrecido, pasando de 29% a 24%.

Resumiendo: la leve mejoría de la mayoría de los indicadores -debido en buena medida al buen momento macroeconómico que vive Latinoamérica y a las expectativas generadas por 11 elecciones presidenciales- muestra que la región avanza en la dirección correcta, dejando atrás, progresivamente, el periodo de marcado desencanto e insatisfacción con la democracia pero que, sin embargo, como acaba de señalar The Economist ("The democracy dividend", 9 de diciembre de 2006), falta aún mucho camino por recorrer. En otras palabras, los datos de LB2006 ponen de manifiesto, de manera clara, que si bien la democracia en América Latina es más resistente de lo que muchos creían, su consolidación es, asimismo, mucho más compleja y demanda mucho más tiempo del que originariamente se pensó.

Director para América Latina de la Fundación IDEA para la promoción de la democracia en el mundo

El Universal (Mexico)

 


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